De cabaret y otras perversiones

May 14 • Escenarios, Miradas • 5510 Views • No hay comentarios en De cabaret y otras perversiones

POR JUAN HERNÁNDEZ

 

Si la vida te da tragedia, el cabaret la convierte en crítica agridulce. Esa es la característica de este género que en México tiene larga tradición y permanece viva gracias al talento de cabareteros y cabareteras que se aferran a esta manera inteligente, mordaz y fina de mirar la realidad, para reírse de ella, por muy cruda que ésta sea.

 

A Jesusa Rodríguez se le debe en gran parte el renacimiento de este género, cuando allá en el otrora Bar Hábito se encargaba de tomar el toro por los cuernos y hacía críticas mordaces sobre todo tipo de temas: sociales, políticos, económicos, culturales; escarnio de personajes públicos y hasta de aquellos domésticos que nos son tan próximos.

 

Luego vino otra oleada con Tito Vasconcelos, quien formó nuevas generaciones de genios del cabaret contemporáneo, con esa dosis de picardía y el sazón que los mexicanos le ponemos a la burla de nuestras desgracias. De ahí salieron Las Reinas Chulas (Ana Francis Mor, Marisol Gasé, Cecilia Sotrés y Nora Huerta) y se desprendió el Festival de Cabaret que inició en aquella guarida de Coyoacán, primero conocida como El Hábito y después El Vicio, a un lado del Teatro La Capilla, fundado por el mismísimo Salvador Novo en 1953.

 

Y bueno, el cabaret tomó auge y buscó sus espacios. Uno de estos escenarios es el Foro A Poco No, del Sistema de Teatros de la Ciudad de México. Lugar versátil y flexible en donde se presentan todo tipo de espectáculos, propiciando una relación íntima entre los espectadores y los artistas, gracias a su estructura de cámara, en donde el calor sube por los cuerpos y las conciencias, hasta enlazarse con los discursos artísticos, la mayoría de las veces chuscos y tremendamente irónicos.

 

Pero no se crea lector que el cabaret es un género fácil o banal, todo lo contrario, exige formación rigurosa para asegurar el control del ritmo que si cae da al traste con toda la estructura del espectáculo. El timing, como se le conoce en la jerga teatral, es asunto harto complejo, porque tiene que ver con el momento preciso para decir algo, acompañado de un gesto, de una mirada, de un movimiento de ceja o de pestaña y hasta del entrecorte de la respiración. Si el actor de cabaret no cuenta con esta habilidad, difícilmente conseguirá el efecto deseado y entonces la farsa termina siendo, ahora sí, verdadera tragedia.

 

Por cierto que este jueves se estrenó un espectáculo de cabaret que podríamos calificar de espléndido por el rigor de su hechura y la capacidad de sus actores para llevar el ritmo in crescendo hasta la apoteosis de la hilaridad.

 

El título mismo Despedida de soltera… ¡A cada capilla le llega su fiesta¡ propone ya el sarcasmo que se desatará después en la escenificación de la pieza de cabaret que se lanza con todo sobre la institución del matrimonio como un contrato comercial disfrazado de edulcorado romanticismo de telenovela.

 

Concebido por Roberto Cabral y dirigido por él mismo y Regina Orozco, con las actuaciones de Cabral como “Lady Master Plus”, Salvador Núñez encarnando a “El Brandon” y Alejandro Lugo en las botas de “El Picachú”, integrantes de la Compañía Esta Cabral Producciones, el espectáculo hace uso de recursos visuales como el video, la fotografía publicitaria y la estética queer con el objetivo de subvertir el orden, permitir la exageración del gesto y conseguir la distorsión esperpéntica de la cotidianidad para ser vista con ojos críticos sobre la escena.

 

Si bien hay un guión a seguir el cabaret ofrece un amplio margen a la improvisación, a través de la cual se hacen apuntes agudos sobre temas coyunturales, que en este caso se relacionaron con la política, las elecciones, los candidatos, los posibles presidenciables y la insistencia, hasta la obsesión, de algunos, por llegar a Los Pinos.

 

Pero la crítica mordaz no sólo va dirigida a los ya de por sí vilipendiados políticos, también se lanza sobre los hombres y las mujeres de a pie, que compran la baratija anunciada en la televisión o persiguen denodadamente cumplir cabalmente con el rol social asignado.

 

Hilarantes y creativas recreaciones de figuras de la farándula internacional, de políticos y de la nobleza, se realizan en un video que divierte al mismo tiempo que permite reflexionar sobre la “civilización del espectáculo”, a la que el escritor Mario Vargas Llosa se ha referido con tanta agudeza. Un mundo banal, sin brújula, capitaneado por las transnacionales, revestidas, hasta la exageración, de discursos baratos sobre la superación personal, y travestidas de empresas socialmente responsables.

 

Roberto Cabral en Despedida de soltera… ¡A cada capilla le llega su fiesta¡ se muestra como cabaretero de buena cepa, con la tradición de esta forma de representación escénica en sus venas. Sofisticado e inteligente para hacer la crítica mordaz del mundo que le ha tocado vivir, burlándose hasta las náuseas —como debe ser en todo buen cabaret— de las desgracias humanas. Imperdible.

 

*FOTO: Despedida de soltera… ¡A cada capilla le llega su fiesta, espectáculo de cabaret escrito, dirigido y actuado por Roberto Cabral. Co-dirección de Regina Orozco, con la participación actoral de Salvador Núñez y Alejandro Lugo, de la Compañía Esta Cabral Producciones; videos de Ximena Cuevas, maquillaje de Gabriela Tudón, peluquería de Emiliana Pérez, diseño de vestuario de Lucía Rodríguez Martínez, Joyería de Gustavo Helguera, música de Sol Bañuelos y coreografía de Talía Loaria, se presenta en el Foro A poco No (Cuba 49, Centro Histórico), jueves a las 20:30 horas, hasta el 28 de julio. Cortesía: Sistema de Teatros de la Ciudad de México.

 

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