Declaración de principios

Jul 15 • destacamos, Ficciones, principales • 4304 Views • No hay comentarios en Declaración de principios

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Declaración de principios

POR MICHELLE PÉREZ-LOBO


////////////////////////////// I’m sick of looking at me
////////////////////////////// /I hate this painful body
/////////////////////That disease has slowly worn away

////////////////////////////////Magician”, Lou Reed

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Llevo ya varios días que suman más de un año

Llevo ya meses y meses purgándome analizándome

escribiendo sobre mi padre sobre

la muerte de cuerpo transparente sobre

el desamor nuevo y el amor envejecido sobre

el abandono como naufragio sobre

el olvido como soldado enemigo

No soy dramática pero sí melancólica y me canso

Estoy harta de altos vuelos y pretendida poesía

He caminado ensimismada mirando hacia la copa de los árboles

pensando en desentrañar mensajes inexistentes

Por eso me he perdido en ciudades extranjeras que tuve que haber descubierto a
[tiempo

Por eso me he distraído y encandilado con una luz inhumana

y por eso ahora quiero describir lo que veo

Quiero voltear hacia abajo

Observar de verdad las cosas las mías y las de otros

Quiero redescubrir los papeles tirados en la calle

y revivirlos y pintarlos de fuego

Quiero enamorarme de mis zapatos viejos y escudriñarlos

hasta que sea hora de tirarlos

Quiero detenerme en todas las moronas que carga mi mesa

en sus texturas y contornos y colores

No quiero hacer una oda a ninguno de ellos no

no quiero regalarles la trascendencia que no tienen y que no necesitan

Quiero retratarlos sólo a manera de still lifes/naturalezas muertas

Quiero estancarme en ellos y estar sólo estar estática siguiendo sus consejos

La elocuencia tan bonita de las cosas

que fueron bendecidas con no tener voz

Quiero despreocuparme por el desorden por la vejez por el olvido

por todos esos fantasmas enraizados en mis dedos

Sólo deseo contemplar lo que hay afuera

y describirlo sin prisas sin métrica

Quiero volcarme en los objetos que me rodean y aprehenderlos

Espiarlos a ellos para dejar de verme durante un rato

para concentrarme en la piel y no en los órganos

He vivido con un espejo clavado en mis entrañas reflejando sus rojos viscosos

Es agotador revolcarse en ellas todo el tiempo

Uno se desconoce y autoataca si la pasa viéndose por adentro

si vive con los ojos entornados como uñas que se clavan en sí mismas

Quiero salirme quiero huir quiero dejar de vivir en mí

y respirar a través de mi colección de piedras

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Ocho años

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///////////////// ¡Intelijencia, dame

///////el nombre exacto de las cosas!

Intelijencia”, Juan Ramón Jiménez

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Intelijencia

estás mal escrita

por el capricho de un poeta

Eres rebelde

Tienes una letra prohibida

la jota de jerez de jamón de jugo

Intelijencia
te critico

pero tengo mucho que pedirte

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Intelijencia

ayúdame a nombrar

este cuerpo que no es mío

la carne

desconocida

(apestan estos 26 años)

que se pudre en mí

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Intelijencia

vete de paseo a su cabeza

para que no se olvide

de mi nombre

Que mi rostro

no se pierda

en la maraña

de sus sesos

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Intelijencia

déjame saborear la ingenuidad

de mi yo de ocho años

Bravucona

Permíteme pulir

otra vez

mi personalidad de roca

volverme

un diamante

ahora sí

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Intelijencia

Ya suéltame

Ya ayúdame

Que mi cerebro

sea el suyo

sea el mío

el de la que soy porque fui

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Hablé con un gramático

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  Para Elena de Miguel e Ignacio Bosque

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Hablé con un gramático

sobre las palabras vacías:

cacharro

chisme

cachivache

y cosa,

mi favorita

¿qué tiene la letra ce

que hiere a tantos lexicógrafos?—.

Todas representan objetos,

entidades de naturaleza diversa,

indiscernible;

son palabras cómodas

para emplear cuando hemos olvidado las otras.

Generalizan,

revuelven,

ignoran al individuo,

votan por la colectividad.

Son profanadoras:

desentierran rasgo semántico

tras rasgo semántico

para que el significado mínimo

imponga su reinado.

Inician

con el sonido de la ka;

les sigue el cuerpo de chocolate

y las sostienen unas manos tipográficas

siempre abiertas.

(También se les llama ligeras

porque vuelan como acróbatas

de boca en boca.)

Pero ojo,

son embusteras:

fingen que están vacías

para nutrirse del vecino,

y rellenarse con sus jugos;

breves rémoras.

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Coincidimos:

al gramático y a mí

nos gustó cosa

porque la decimos a la menor provocación:

Dame esa cosa”,

exigimos;

Te crees la gran cosa”,

reclamamos;

¿Sabes una cosa?”,

intrigamos;

Mira esta cosita…”,

excitamos;

Un montón de cosas”,

agrupamos;

Las cosas como son”,

sentenciamos;

¡Qué cosa!”,

exageramos.

La lista sigue y sigue

pero ya no quisimos alargarla

para no agotar la rima.

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El gramático me dijo:

cosa es un nombre designativo,

pertenece a la clase de los sustantivos comunes

contables,

abstractos y concretos,

individuales;

posee género y número,

forma grupos nominales;

puede ser sujeto

o complemento

ad infinitum.

Y toda esta descripción

me puso los nervios de punta;

yo solo quería hacerme la interesante.

No quería desnudar

a mi heroína silenciosa.

Ahora ya no puedo verla a la cara.

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ILUSTRACIÓN: Rosario Lucas/EL UNIVERSAL

 

 

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