Denuncia de un saqueo

Dic 20 • Lecturas, Miradas • 2644 Views • No hay comentarios en Denuncia de un saqueo

 

POR LEONARDO TARIFEÑO

 

En un hospital de la India, una mujer advierte que Martín Caparrós enciende la luz de una sala y le pide permiso para hacer lo mismo. No le pregunta por otro interruptor, no le pide que traiga más lámparas, no reclama que apague la iluminación. Lo que quiere es vivir en carne propia la experiencia, para ella inaudita y milagrosa, de encender la luz eléctrica. “Aprieta el interruptor con cuidado, con miedo: no sabe qué fuerzas ocultas está a punto de desencadenar”, escribe el cronista. La historia parece mínima y, de hecho, el libro de 609 páginas le dedica menos de cuatro líneas. Sin embargo, buena parte del sentido, los retos y los objetivos de El hambre descansan en esa revelación de pobreza abismal e inimaginable, que el autor cuenta como un detalle al paso en su viaje al corazón de un drama de estómagos vacíos con el que 842 millones de personas conviven día tras día, minuto a minuto, en este mismo instante.

 

Con una estrategia narrativa que combina elementos de crónica, ensayo e investigación histórica y geopolítica, Martín Caparrós propone en El hambre un ambicioso retrato de las razones que sostienen la desnutrición. Su alegato no podría ser más oportuno, ya que interviene en un momento en el que Jean Ziegler, ex relator especial de Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación, ha confirmado que “hoy la agricultura mundial podría alimentar sin problemas a 12,000 millones de seres humanos, casi dos veces la población actual”. Ante la obligada pregunta de por qué hay hambre en el mundo si la agricultura y la tecnología podrían saciar las necesidades elementales de todos, Caparrós se responde —como cualquiera podría suponer— que la principal causa es la injusticia social, expresada en la distribución desigual de la riqueza. Y explica, y demuestra, que el hambre representa un fenomenal negocio económico y político, sostenido por la alianza perversa de gobernantes y empresas que obtienen beneficios extraordinarios de un saqueo sin fin. Hasta que ese saqueo no concluya, no hay ninguna posibilidad de eliminar el horror que el eufemismo “inseguridad alimentaria” no logra encubrir. De Níger a la India, pasando por Argentina, Madagascar y Bangladesh, el autor analiza y denuncia el proceso de sometimiento político que construye la desoladora presencia del hambre en una sociedad, y en todos los casos deja claro que la solución exige un cambio radical de prioridades en la agenda del poder. La puesta en escena concreta de ese cambio excede los alcances del libro, pero El hambre se ve a sí mismo como un manual indispensable para promover esa transformación. Quizás por eso, con razón, el propio Caparrós admite que esas 609 páginas podrían considerarse un “panfleto”, ya que su trabajo no se limita a observar, mostrar y narrar, como dicta el ideario del buen periodismo. El hambre burla y trasciende esas reglas, y ante la peor tragedia cotidiana de la humanidad toma partido por colocar los primeros cimientos de ese cambio urgente.

 

Libro lúcido y angustiante, fundamental y necesario, El hambre también constituye un conmovedor intento por restaurar el sentido y el poder de las palabras. “Conocemos el hambre y no tenemos ni idea de lo que es el hambre —escribe Caparrós—. Decimos hambre y hemos oído decir hambre tanto que se gastó, que se volvió cliché”. Para que el significado de semejante catástrofe no huya entre la negación del lector y el lugar común de lo ya dicho, el libro apuesta al espectáculo de un estilo en el que el escritor dialoga consigo mismo. En ese escenario, la información y los testimonios recogidos en distintos lugares del mundo funcionan como plataformas de lanzamiento de los argumentos de una voz autoral omnipresente, que no evita el primerísimo plano. Acaso por esa fe en el protagonismo del narrador, la historia de la mujer que pide permiso para encender la luz eléctrica por primera vez en su vida merece menos de cuatro líneas. Y, aun así, resulta inapelable y poderosa, síntesis involuntaria de un dolor que este libro valiente explica convencido de que la explicación es la forma más digna del consuelo.

 

*Martín Caparrós, El hambre, Planeta, México, 2014, 609 pp.

 

*Fotografía: Martín Caparrós analiza el sometimiento político que en varios países construye la presencia del hambre / Especial.

 

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