El poder de la imaginación en el teatro

Jul 20 • Escenarios, Miradas • 5119 Views • No hay comentarios en El poder de la imaginación en el teatro

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Un joven mensajero se encuentra con un paquete clasificado como “urgente” que lo lleva a enfrentar sus límites y temores personales

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POR JUAN HERNÁNDEZ

En la obra DHL el poder de la imaginación propone un viaje humano íntimo, cargado de imágenes que se construyen a partir del relato sobre el pasado del personaje y sus acciones en el presente, para constituir la metáfora de un universo que se expande en el tiempo-espacio de la teatralidad, con el objetivo de llegar a realidades que sólo son posibles por medio de la convención de la imaginación de realidades imposibles.

 

La obra escrita y actuada por Luis Eduardo Yee, dirigida por Ricardo Rodríguez, con diseño escénico de Elizabeth Alva, adquiere proporciones inconmensurables en el sentido de traspasar los límites físicos y expandirse en la metafísica del teatro; ahí en donde todo es posible, incluso un viaje a la estratosfera, para mirar desde lo alto la tierra que se habita, trasgredir los límites y miedos personales, identificarse como parte del universo y hacerse las preguntas filosóficas de todos los tiempos, cuyas respuestas siguen siendo un enigma.

 

El montaje utiliza elementos escenográficos mínimos: una pequeña alfombra cuadrada, una tienda de campaña y lámparas de papel que simbolizan una constelación. La acción y el relato, en principio en líneas discursivas separadas, se unen en la intersección de la poética del drama, ese punto dentro la estructura lúdica de la propuesta artística en el que se cierran el círculo de un viaje cuyo propósito es provocar, a través de la evocación, el ejercicio de la imaginación tanto del actor como del público.

 

El actor Luis Eduardo Yee profundiza en la sicología del personaje, Félix. El intérprete busca dar significado al detalle del movimiento, del gesto y de los guiños, para dar verosimilitud a ese ser humano que se debate entre los límites que se ha impuesto y la necesidad de transgredir sus temores para conocerse a sí mismo.

 

El actor asume la interpretación con el rigor que exige la libertad creativa, la capacidad para generar signos desde el cuerpo y a través de las acciones que establecen una línea de comunicación con su ser interior y, desde ahí, hablarle al espectador, que goza de la convención lúdica de la propuesta teatral.

 

La narrativa de la puesta en escena hurga en los temores profundos del ser humano, que se expresan con mayor eficacia a través del humor y el carácter lúdico prevaleciente en la estructura dramática de la obra. En ese sentido, DHL es una pieza que requiere de un actor excepcional en el manejo de su aparato emocional y de la energía liberada en las acciones. Es esa capacidad del actor la que mantiene en vilo la atención del público, cómplice en la construcción de ese universo mágico que se experimenta como verdad del teatro.

 

A través de la convención de lo fantástico, el personaje de apariencia insignificante, rompe límites y fobias, y se atreve a lanzarse al vacío: la estratosfera que devuelve la mirada a el asombroso universo humano interior inabarcable e incomprensible.

 

Hay en el subtexto asuntos filosóficos esenciales, que han estado en la reflexión de los seres humanos en todos los tiempos: ¿Qué es la vida? ¿Qué es el tiempo? ¿Qué son los sueños? ¿Hay un destino? Cuestiones de respuestas imposibles, que avivan el interés por la vida y que en esta puesta en escena se decantan en una teatralidad cimentada en la experiencia gozosa del juego, llevado a cabo por un personaje arquetípico, que se ríe de sí mismo y que, en el abatimiento del ego, adquiere una dimensión empática entrañable.

 

La dirección de Ricardo Ramírez establece el ritmo y el tono desenfadado del relato y la acción; así como la libertad creativa en la interpretación actoral, para llenar de verdad a ese personaje que juega y se divierte como un niño, con el arma de transformación más poderosa: la imaginación.

 

El unipersonal de Luis Eduardo Yee es un trabajo sólido que puede ser disfrutado por niños y grandes; una puesta en escena contemporánea volcada en el sentido lúdico del teatro. Bocanada de aire para un público en busca de esa cualidad de la ensoñación, llevada hasta sus últimas consecuencias por un personaje de naturaleza extra-ordinaria en DHL.

 

Teatro al momento
Paralelo Teatro y A la Deriva Teatro presentan la obra de teatro “Lluvia”, escrita y actuada por Alejandro Rodríguez, dirección de Susana Romo, diseño y espacio de iluminación de Nano Cano, creación sonora de Horacio Quezada, asesoría de vestuario de Mireya Contreras y proyecto gráfico de Rubén Flores. Una puesta en escena que se desarrolla en una atmósfera íntima para abordar asuntos en relación con la aceptación de las pérdidas, de todo tipo, como parte de la experiencia humana. La puesta en escena se presenta en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque, jueves y viernes a las 20:00, sábados a las 19:00 y domingos a las 18 horas, hasta el 28 de julio.

 

A ocho columnas, de Salvador Novo, dirección y adaptación de Fernando Bonilla, con Luis Miguel Lombana, Sophie Alexander-Katz, Alondra Hidalgo, Pedro de Tavira Egurrola, José Carriedo y Arnoldo Picazzo, es una reflexión desde el teatro sobre el poder desde la perspectiva de las dinámicas de los medios de comunicación. Obra reseñada anteriormente en este espacio (Confabulario, Escenarios, 2 de septiembre del 2018). La puesta en escena tiene nueva temporada en el Teatro Orientación, con funciones lunes y martes a las 20 horas, hasta el 6 de agosto.

 

FOTO: DHL, escrita y actuada por Luis Eduardo Yee, dirigida por Ricardo Rodríguez, con diseño escénico de Elizabeth Alva, producción de Los Bocanegra, se presenta en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque (atrás del Auditorio Nacional), lunes y martes a las 20 horas, hasta el 23 de julio. / Ulises Ávila/Cortesía INBA

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