Dos musicales muy actuales
En las obras Todos hablan de Jamie y Grinder se presentan hilarantes críticas contra la discriminación y los discursos de odio
POR LÁZARO AZAR
No han faltado quienes, con curiosidad genuina, me pregunten si oigo algo más que música clásica. En casa, nada más. Pero como no solo de pan vive el hombre y la loca desmecatada que vive en mí mucho menos, de vez en cuando disfruto darme alguna “escapadita”. Como la semana pasada, que fui a un par de comedias musicales que no puedo recomendar más ampliamente.
Ante el estreno en México de Todos hablan de Jamie, al que asistí el martes 25 de abril en un Teatro Manolo Fábregas en que “las familias de siempre” convivían felizmente con gran cantidad de personas luciendo sus caracterizaciones como dragas, recordé el fracaso que tuvo Verdi el 6 de marzo de 1853, cuando estrenó una versión de su hoy aclamadísima Traviata, en la que tuvo que ceder ante las autoridades de La Fenice, que se negaron a presentarla en la ambientación contemporánea planteada por el compositor y Piave, su libretista, insistiendo en ubicarla en un pasado “hacia 1700”.
Eran tiempos en que ver retratada la sociedad de la época era una bofetada difícil de sobrellevar, y cómo no, si como apunta Roger Alier en su Guía Universal de la Ópera, “pocos se han detenido a ver en La dama de las camelias o en La Traviata el reflejo de las costumbres sociales de mediados del siglo XIX, que se han ido desvaneciendo progresivamente con la pérdida del peso específico de la burguesía en el tejido social europeo después de la Primera Guerra Mundial, confirmada en la posguerra de la Segunda. Era una sociedad que se parecía un poco a la nuestra, pero en la que todavía se diferenciaba a ‘un hombre’ de ‘un caballero’, y en la que se pronunciaba sentenciosamente la célebre frase de ‘aún hay clases’…”
Esos tiempos no difieren mucho de estos, en los que Lily Téllez hizo tremendo pancho cuando se enteró que en el Centro Cultural Xavier Villaurrutia (que para quienes no lo sepan, también era comadre) habría un Festival Drag por el Día de la niñez. Ya alguien dijo que Todos hablan de Jamie llega a concientizarnos en el momento preciso, “ante el auge de expresiones de odio, transfobia, homofobia y discriminación que ocurren actualmente en todo el mundo ante las personas LGBT”, ¿o ven mucha diferencia entre lo descrito por Alier, y quienes hoy todavía diferencian a “un hombre” de “un… (y aquí puede Usted poner el adjetivo despectivo que más ofensivo le parezca)”?
Para quienes se pregunten de qué trata este musical queer, Alberto Gonze sintetiza: “La trama es sencilla y emotiva: un chico gay en un pueblo cercano a Londres, descubre que quiere ser una drag queen y presentarse como tal, en su fiesta de graduación” y está inspirado en el documental Drag queen at 16 que realizó Jenny Popplewell para la BBC con base en la historia real de Jamie Campbell.
La historia cayó en manos de Tom MacRae, quien elaboró el libreto en el que se basó Dan Gillespie para escribir las canciones de Everybody’s Talking About Jamie, un espectáculo que, tras su debut londinense en febrero de 2017, se ha presentado en Estados Unidos, Japón, Corea e Italia antes del arribo de la versión mexicana, espléndidamente adaptada, traducida y dirigida por Alejandro Villalobos, nuestro más brillante director joven. He seguido su trayectoria desde que vi su multipremiado documental Traviatas, hasta Torch Song y Mujeres con pantalones interpretadas por hombres con faldas, sus puestas más recientes.
La función que presencié estuvo protagonizada por Nelson Carreras y María Filippini, encabezando un amplio y muy bien elegido reparto, arropado por la pulcra y eficiente escenografía de Jorge Ballina, impecablemente iluminada por Félix Arroyo. Lo que no me convenció fue lo que oí: a diferencia de otras comedias musicales, de las que sale uno canturreando alguna de sus canciones, aquí no hay ninguna pegajosa ni memorable y, lo peor, es que a saber si por las demandantes y bien ejecutadas coreografías de Hugo Curcumelis o por lo estridente y mal sonorizada que estuvo la orquesta en vivo, poco entendimos las letras durante esa función.
Aún así, ¡qué refrescante es presenciar montajes tan bien hechos como éste!, producido por María y Gabriel Guevara, que son una suerte de Hermanas Moriones puesta al día y a quienes les deseo una trayectoria tan exitosa como la de aquellas; y como “una cosa lleva a la otra”, en esa función coincidí con Samuel Sarazúa, un talentoso colimote a quien conozco desde que llegó a esta ciudad anhelando ganarse un lugar en el ámbito operístico pero que, inteligentemente, reencaminó sus pasos a la comedia musical ¡y qué bueno!, ante lo exigua que es la producción operística aquí, en la actualidad. Ahí mismo y en caliente, acepté su invitación para verlo en el Teatro de la República, donde actúa los jueves en Grinder, el musical, una comedia española de Davo Martín y Serena Aldari con cinco exitosas temporadas en cartelera.
“No te esperes una súper puesta ni una música maravillosa, pero te vas a reír”, me advirtió y no mintió: la escenografía no puede ser más elemental ni la música más ramplona y rudimentaria, pero… ¡qué gozo asistir a una puesta políticamente incorrecta en estos tiempos de “no me mires porque me ofendo” y en la que se pitorrean de todo! Empezando por nosotros mismos, esa “minoría” otrora sojuzgada y hoy felizmente orgullosa porque, como decía Carlos Pellicer, estamos en todos lados.
Dirigido por Salvador Núñez y Jacobo Toledo, el elenco se reduce a cinco chicos que encarnan los más sobados prototipos de usuarios del Grinder, esa popular aplicación a la que “para no pagar una millonada en derechos”, presentan con una letra e de más. Además de Sarazúa, delicioso como “Pasivo con valores” e Ian García como el sencillote y seductor “Gym x Gym” (¡vaya combinación más explosiva!), completan el cuadro Quique Galdeano (Discreto), Moy Araiza (Influencer), Bobby Mendoza (simpatiquísimo como Busco novio) y la versátil Tanya Valenzuela, quien aquí personifica al Grinder y, en Jamie, a Miss Hedge.
Finalmente, algo hemos avanzado: la ovación que recibieron el Jamie de la vida real y su mamá al subir al escenario de Jamie al término de la función, fue conmovedora, y a diferencia de quienes abuchearon y se escandalizaron al verse retratados en el estreno de La Traviata, ahora celebramos a carcajadas el reconocernos en los personajes de Grinder, el musical. Llegué a casa con dolor de estómago de tanto que me reí ante tanta irreverencia y desenfado, ¡no veo la hora de volver! ¿O no añoran ustedes reír y olvidarse, aunque sea un ratito, de los otros “dolores de estómago” que a diario nos causan los legisladores del partido oficial?
FOTO: Todos hablan de Jaime, el musical, es protagonizada por Nelson Carreras; la escenografía es de Jorge Ballina. Crédito de imagen: Especial
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