Dos poemas
POR ANTONIO RIESTRA
Domicilio
Bajo aquella mesa,
bajo el piso cuadriculado que la sostiene,
como desde un cielo,
se desbarranca una ciudad.
Muchísimo polvo la rodea. No se sabe,
nadie se explica, ni entiende,
de dónde ha venido a parar ahí.
-Sobrepoblada de símbolos
se ha roto las orillas-.
¿Quién puede observarlo,
quién, dolorosamente,
puede levantar, siquiera una migaja,
de sus ruinas?
El cursi
Ahora que el amor
te ha tocado
has de llegar al fondo:
sea tu nombre ese nombre
que en los poemas
ya he puesto. Porque tú
hiciste lo posible,
sin que otro, que bien podría
ser yo mismo,
augurara tal hecho.
Y ahora que estás aquí
y que el silencio nada roba
y que las palabras siguen
diciéndote,
hallo la manera, acaso.
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