Dos poemas
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POR FRANCISCO HERNÁNDEZ
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Expulsión de a Madre Flema
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para Christian Peña
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Fue expulsada la Madre Flema de la boca.
Salió trazando un semicírculo en el aire,
quedando de pronto suspendida,
a la mitad del viaje.
Aunque no había ninguna duda
en cuanto a lo obstinado de su búsqueda,
ni rastro de trascendencia o transparencia,
la Madre Flema iba por otra oportunidad
en cuanto a las infecciones provocadas.
Se sometió a concurso.
Se trataba de transferir el significado
de la palabra gargajo a otra rima de corte similar:
carajo, vergajo, tasajo, guanajo o escupitajo.
La elección, obviamente, recayó en este última,
aunque “vergajo” tuvo la mayor cantidad
de votos de un jurado integrado por órganos mesiánicos.
Aún así, y a pesar de ser considerada Mater Admirabilis,
la echaron de su predio bronquial
con sólo un par de toses empacadas
en una valija de saliva.
La orden de expulsión venía de la misma cavidad
por donde la Madonna había sido expulsada:
“-Deberías caer sobre algún tramo
de la calle Madero, dijo una voz con ecos
de sermón pulmonar, a eso de las dos de la tarde,
cuando el calor hace las veces de una matriz candente.
Ahí serás aplastada, sin misericordia,
por el talón del sol”.
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Estambul (escena breve)
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Apresurada, camina la mujer
hacia la puerta principal del templo.
Lleva un río recién nacido en los brazos.
El pequeño está apunto de morir.
Se diría que hierve por la fiebre.
Se madre piensa: “aunque sobreviva,
he de bautizarlo con el nombre
de Bósforo”.
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ILUSTRACIÓN: “Composition from the Brunidor 2 Portfolio”, Fernand Léger, 1947./Especial
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