El asesinato de Kennedy desde México: entrevista con Enrique Berruga Filloy

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El escritor habla sobre su thriller El cazador de secretos, en el cual narra la historia de un espía mexicano que tiene como encomienda ir tras los pasos de aquel que pocas semanas después se convertirá en el asesino del mandatario estadounidense

 

POR HUGO ALFREDO HINOJOSA
Comencé a leer a Enrique Berruga Filloy gracias a sus columnas, críticas y certeras, de las que mucho he aprendido del mundo en sí; no es un columnista que hable del “sentir” de las cosas, sino que aborda cada tema con causa y conocimiento ya sea político o internacional. Berruga Filloy, para quienes no lo conocen, se ha desempeñado a lo largo de vida como diplomático (como también lo hizo en su momento Octavio Paz), además de pasar por las aulas del ITAM como profesor y ser miembro de la Junta de Gobierno de la International Peace Academy. También ha colaborado con la Asamblea General de las Naciones Unidas al mismo tiempo que se refugia en las letras y encuentra el tiempo suficiente para idear mundos posibles entre crímenes y utopías con sus obras de ficción.

 

El autor de El martes del silencio y Propiedad ajena, entre otras obras, publicó hace unos meses El cazador de secretos, un thriller de espionaje donde se narra un pasaje de la vida de Lee Harvey Oswald en México, previo al asesinato de John F. Kennedy, uno de los políticos más queridos del siglo XX y protagonista del inicio palpitante de la Guerra Fría. Para las generaciones que crecieron en los años 60 y 70, Kennedy se mantiene como un ícono de la política mundial, épocas en las cuales los políticos en sí aún era figuras moralmente relevantes y modelos a seguir, aunque sabemos que son mitos generacionales. Dejemos que el diplomático hable y que el gran escritor nos cuente un poco de su aventura criminal:

 

¿Se organizó y planificó la muerte de Kennedy en México? Me fui directo al grano, pero cuénteme antes cómo llegó usted a la escritura.
Escribo desde antes de ser diplomático. Cuando entro al ámbito de la diplomacia me doy cuenta de que existen apenas tres países que cuentan con una tradición de diplomáticos hechos también escritores: Brasil, Francia y México, nada más. Francia ha tenido muy buenos diplomáticos-escritores, escritores-diplomáticos; México también no se diga: Octavio Paz, Carlos Fuentes, Sergio Pitol y Fernando del Paso. Realmente ha habido una vinculación muy estrecha entre la diplomacia (y la escritura), no sé exactamente a qué obedezca. La diplomacia es un deporte espectacular porque te permite conocer otras realidades culturales y políticas, y en ocasiones ser espectador de primera mano de los cambios globales.

 

Hábleme sobre cómo construyó una ficción y a ese personaje que es Valentín, un espía a la mexicana, en torno a un tema tan medular como la muerte de Kennedy.
Para dedicarte profesionalmente al espionaje tienes que tener una personalidad muy peculiar. No es tan fácil pensar en el espía llevando a sus hijos a la escuela en la mañana y luego yéndose a interceptar a un espía soviético. Un espía un día está y luego se desaparece semanas. No es una actividad común y corriente. El entrenamiento y el tipo de vida que tienen que tener es muy compleja. Una de las cosas que escribo es que no hay un solo cementerio de espías. Por ejemplo, tienes un cementerio de Arlington a las afueras de Washington donde están todos los soldados de Vietnam: yace tal general, tal soldado… pero no tienes un cementerio donde esté fulano de tal que fue espía de la CIA. Tuve que descifrar patrones de conducta lógicos para un espía en todo caso. Fíjate, hay muy pocas novelas de espías en México; de espías internacionales menos. Quise llenar un vacío en la literatura mexicana en esta materia, porque lo que leemos en materia de espionaje, de intriga internacional, lo estamos leyendo de autores básicamente británicos y estadounidenses.

 

¿Piensa que la literatura de espías o de espionaje tiene que ver con una suerte también de exploración contracultural en los países que
usted menciona?
Qué interesante que lo dices. En México, uno de los deportes nacionales favoritos es: la teoría de la conspiración. Nos encanta ver conspiraciones en todo. México es una maravilla de país para ser escritor. Si yo fuera suizo la tendría bien difícil porque la forma de acercarse a la realidad es completamente otra. Mucha gente ya me ha dicho: “Oye, es que hasta suena raro cuando dices: el espía mexicano”, porque no estamos acostumbrados a pensar que tenemos un sistema de espionaje. Sí ha habido mucho espionaje en México, pero interno, contra Lucio Cabañas, por ejemplo; también aparecen por ahí los estudiantes del CCH, los sindicatos, los gobernadores, entre otros, ni qué decir del software “Pegasus”. El espía del que yo escribo pertenece a los años 60, es decir, a la antigua, tal y como lo concebimos en cuanto a infiltrarse, en cuanto a jugarse el pellejo, correr riesgos, tener capacidades, por ejemplo, tecnológicas como es el caso de Valentín, mi protagonista.

¿Qué significó Kennedy para el mundo?
Kennedy significó un cambio de era. Si ves a los presidentes anteriores a él, como Franklin D. Roosevelt, Dwight D. Eisenhower y Harry S. Truman, todos eran unos 25 años mayores que el joven católico. Roosevelt hasta se murió en la silla. Con Kennedy hubo un cambio generacional muy fuerte, pero también hubo una reacción social a partir de la Segunda Guerra Mundial que supo recoger muy bien el joven político. Él entendió que la gente estaba fastidiada de las guerras, que repudiaban al “estado militar” que representaba Estados Unidos. Hace 60 años ya era un sentimiento crónico y lo sigue siendo ahora con la guerra de Ucrania con Rusia. Entonces ya era una cosa, prácticamente, crónica la cuestión de las guerras en Estados Unidos, y lo sigue siendo en algún sentido porque ahorita están criticando mucho a los rusos y yo no les doy el beneficio de la duda, pero lo cierto es que sí, desde que salieron de Afganistán los rusos no habían entrado a una guerra como ésta.

 

Kennedy entendió que la gente pensaba que el Estado sólo quería a los jóvenes para irse a matar. Justo mientras está en ese tema se le viene encima el conflicto con Cuba, toda una historia más de donde se desprende el fiasco de Bahía de Cochinos que sí sacudió su liderazgo muy fuerte, y el Estado conservador en Estados Unidos, dijo: “A ver, este cuate no sabe manejar estas cosas, puede ser muy carismático, su esposa muy bonita, pero pues está muy, muy verde, para manejar los asuntos internacionales”. Pero, para suerte de Kennedy, cuando se viene la crisis de los misiles en octubre del 62, su imagen crece porque, realmente, es el momento de la historia y, me atrevo a decir con todas sus letras, más peligroso en la historia de la humanidad porque era la primera vez en que teníamos la capacidad de destruirnos por completo.

 

Esto es: cuando había guerras como la Segunda Guerra Mundial, las guerras púnicas, o las guerras que sean, las napoleónicas, pues había mucho daño colateral, pero no había la capacidad de aniquilar a toda la especie humana como pasaba en el 62, como pasa hoy. Lo de Ucrania no hay que minimizarlo, es un peligro. Así pues, puedo decirte que Kennedy cambia por completo a la civilización. Es el único presidente de Estados Unidos, por lo menos en el siglo XX, al que se le pone el nombre de Camelot. Es un héroe. No fue en contra de la ola, sino que la utilizó a su conveniencia y por tanto pasó a la historia.

 

Ahora que repara en el conflicto con Ucrania, tan parecido al periodo de los años 60, pienso por algún motivo que estamos viviendo las mismas circunstancias de los años 20 del siglo pasado.
Correcto, coincido contigo. El gran rompimiento cultural universal creo que fue el Renacimiento y los años 20. Yo pensaba que después de la pandemia íbamos a tener una especie de explosión y evolución nueva. Pero creo que me voy a equivocar. En el siglo pasado tuvimos la Primera Guerra Mundial con millones de muertos; luego se vio la fiebre española por la que muere aún más gente… y llegan los años 20 y uno dice… bueno ya te podrías morir por cualquier estupidez… entiéndase la llegada de un dictador, enfermedad, luchas territoriales, por lo que sea. Pero fíjate… luego de eso… se pensó en sacarle jugo a la vida y aparecieron, años más tarde, la minifalda, la liberación sexual… aún sin píldora… la vida del Gran Gatsby, el foxtrot… había que moverse. Todo esto como resultado de pandemias y guerras.

 

Pero bueno… ¿se organizó en México el asesinado de Kennedy?
Me puedo equivocar, tengo mis limitaciones desde luego, y todos las tenemos en esto. Pero creo que el episodio de Oswald en México, por lo menos esa semana que pasó acá, quizás algo hubo de eso… no lo sé… sólo investigué fuentes abiertas. De hecho, estaba bastante emocionado cuando Donald Trump anunció que iba a abrir ahora sí todos los expedientes de Kennedy. Evidentemente llegó a la Casa Blanca y le dijeron: “Oye, pues perdón, pero no puedes abrirlos… pero ya pasaron 60 años… nos vale madre”, supongo que le dijeron. El Estado seguro le ordenó que no podía. Le dieron razones de peso para que el tipo, siendo tan testarudo, se convenciera de que no era lo más conveniente para los intereses de Estados Unidos. Pero yo he visto documentos, tanto en Estados Unidos como en México, sobre este pequeño episodio, oscuro episodio, que es la estancia de Oswald en México, y parte del reto travieso que yo pongo ahí en el libro, es dejar que el lector pueda discernir entre aquello que es documentado fielmente con base en los documentos que existen y aquello que es producto de mi imaginación. Conseguí cierto número de piezas del rompecabezas y ya las puse todas en el tablero, pero quedan agujeros en la imagen y esos agujeros fueron llenados con la escritura.

 

¿Qué opina de la guerra en Ucrania? ¿’Es una verdadera guerra o apenas un conflicto regional?
Desde el momento en que movilizas, por ejemplo, sanciones contra Rusia que tienen que ver con el sistema financiero internacional, estás hablando de una guerra en todos los sentidos. Les quitaron el swift eso es un asunto de intereses globales. Es un conflicto que tiene muchísimas implicaciones. Tienes a las grandes potencias del triángulo conformado por Estados Unidos, Rusia y China, y pues uno de los tres pilares está tambaleándose, lleva tambaleándose un rato, yo creo que es por eso también que se genera la guerra. Por ejemplo, prestemos atención a que los chinos ya estaban a una velocidad económica, tecnológica y financiera que los rusos no empezaban ni a explorar, pero tampoco Estados Unidos que de pronto sintió que se estaba quedando rezagado. Lógicamente eso genera una reacción de no dejarse comer el mandado. En cuanto a Rusia… avanzaron despacio por Europa del este: se comieron poco a poco a Georgia y nadie dijo nada; y luego le pegan otra mordida a Crimea, le quitan un pedazo y nadie dice nada; así pues, Rusia piensa que puede ir haciendo eso sin que nadie diga nada. Pero con Ucrania se topan con pared… se topan con esa parte de Europa donde la economía tiene más relevancia.

 

FOTO: Enrique Berruga Filloy se sitúa a sí mismo dentro de esa tradición de escritores-diplomáticos mexicanos/ Blanca Charolet/Cortesía Planeta

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