El bosque: un poema de Eloy Urroz
POR ELOY URROZ
El bosque verdadero se compone
de los árboles que no veo.
José Ortega y Gasset
No todas las mañanas miro el bosque
ni tampoco consigo escuchar siempre
ese suave murmullo que, en sordina,
deslizan las ardillas, el zumbido
constante de chicharras,
tantas aves ocultas no sé dónde
y hasta el ruido furtivo y enhebrado
de cervatillos dóciles,
pero lo mismo salgo a mi balcón
(a esta pequeñísima terraza
que tuve la fortuna de adquirir
después de mi divorcio hace tres años)
y me siento y miro con escasa
o aguda atención, la falsa quietud
y el oscilar esquivo
entre el verde follaje de los árboles.
¿Mas verdaderamente
contemplo un bosque o bien
escucho su latido? ¿Son la suma
de estos pinos un bosque verdadero
o el bosque escapa siempre de mis ojos
no importa cuánto mire y yo me adentre?
Pienso entonces en los días y meses
que pasan sin apenas columbrarlo,
en los años que, casi tenuemente,
transcurren sin poder dar marcha atrás.
Son tres de mi divorcio y casi dos
desde que, una vez más, me enamoré…
y mis dos hijos no son ya pequeños
y tengo que pensar qué voy a hacer,
adónde iré a parar, con qué dinero,
qué libros o poemas
importa o no escribir,
qué amigos al final voy a tener.
Acaso todo esto no lo pienso
demasiado, seguro me distraigo
y no concluyo nada
—ni debería hacerlo francamente—
pues sé que hacia el final
esas cosas profundas de la vida
se ajustan y se amoldan
lo mismo que las cosas de la muerte
y esos enigmas nunca los sabré.
FOTO: Johannes Plenio/PEXELS
« John Locke: planos para la construcción de una democracia Mujer que toma la palabra: Annie Ernaux, Nobel de Literatura 2022 »