El futuro de Octavio Paz
POR GABRIEL ZAID
No hay que imaginarse la posteridad como una especie de Juicio Final, donde, por fin, se haga justicia. Nosotros somos la posteridad de muchos autores, y no somos un modelo de atención a sus méritos. El simple paso del tiempo no asegura una mejor recepción de las obras, la apoteosis final en la cual resplandezcan. Por el contrario, la tendencia mecánica del tiempo, contra la cual hay que luchar, es la incuria, la tontería, la desfiguración, el olvido y la destrucción de todo lo que queda a la intemperie. Libros, bibliotecas, archivos, partituras, cuadros, esculturas, monumentos, fotografías, películas, grabaciones, lenguas y culturas han desaparecido de la faz de la tierra. ¿Quedará algo de Octavio Paz?
Depende de nosotros. La posteridad que nos importa culturalmente no está en el valle de Josafat, en el fin de los tiempos. Se va moviendo de lugar y momento. Es el horizonte cambiante de una conversación entre generaciones, el vaivén coloquial entre el pasado y el porvenir. Para facilitar ese diálogo, hay trabajos de “infraestructura” que ayudarían mucho.
1. Terminar la publicación de las obras completas. Gracias a la iniciativa de Hans Meinke, el mismo Paz se puso a organizarlas, justo a tiempo. Deben reforzarse con proyectos complementarios.
2. Sería bueno tener las obras completas en medio centenar de libros separados, proyecto ya iniciado por Círculo de Lectores, en edición de lujo. Hace falta lo mismo en edición popular.
3. Complementos de las obras completas: los videos completos; las grabaciones de viva voz; los poemas musicalizados y las obras musicales inspiradas en su obra; los poemas de homenaje escritos por él y para él; la iconografía; la correspondencia.
4. Octavio Paz escribió ante todo poemas y artículos, con excepciones importantes, como El laberinto de la soledad, El arco y la lira y El mono gramático, que son libros orgánicos. Tanto los poemas y los artículos fueron reescritos y reacomodados en diversos conjuntos, según la obra iba creciendo. Es natural, porque cada nuevo poema o artículo que se escribe replantea los ya escritos por su sola presencia (dejando aparte el hecho de que los continúe, complemente o corrija); lo cual obliga a reconsiderarlos, en su propio texto y dentro del conjunto. Pero hace falta un mapa de esos movimientos, para saber dónde y cómo quedó finalmente un poema o artículo citado o leído en otra parte.
Se pudiera hacer un índice de poemas publicados por Octavio Paz en periódicos, revistas, antologías, libros y discos, con un registro para cada poema, en orden cronológico, y resúmenes ordenados de otras maneras: lista de poemas publicados en cada periódico o revista; lista de poemas contenidos en cada antología, libro o disco; lista de reediciones para cada poema, en orden alfabético de títulos y primeros versos. Naturalmente, indicando los cambios en cada aparición.
Se pudiera hacer un índice semejante de los artículos, ensayos, prólogos, más los capítulos de los libros orgánicos.
5. La utilísima Bibliografía crítica de Octavio Paz, publicada por Hugo Verani en El Colegio Nacional, pudiera actualizarse y enriquecerse con los índices del punto anterior y (si el compilador está de acuerdo) ofrecerse por internet, con programas que faciliten la consulta.
6. Las tesis escritas y los libros publicados sobre Octavio Paz son cientos; los artículos, miles; las menciones en libros, tesis y artículos publicados, más de cien mil. Esto rebasa las posibilidades de una bibliografía crítica, en el caso de los artículos y menciones.
Hace falta un banco de datos electrónico, actualizado constantemente, porque se han venido publicando miles de menciones anuales.
Sería ideal que todos los que trabajan sobre Octavio Paz supieran lo que otros han hecho, consultaran este fichero bibliográfico y lo enriquecieran, desde cualquier lugar del mundo, por la internet.
7. En el caso de las tesis, sería bueno apoyar las que faciliten el acceso práctico a las obras por medio de índices, conteos, registros, bibliografías. El apoyo debería ser, no sólo financiero, sino de orientación, para que unas tesis embonen con otras y se produzca un efecto acumulativo de utilidad general, en vez de la dispersión actual.
8. Hace falta, por ejemplo, una bibliografía de los libros y textos citados por Octavio Paz, con la referencia a la página de Paz y la página del autor citado, con una breve referencia al contexto de la cita. A partir de ahí, quedarían abiertas muchas posibilidades de estudios más amplios sobre la relación entre Octavio Paz y cada autor o tema.
9. También hace falta un índice global de las obras completas.
Lo menos que se puede pedir es la integración de los índices separados de cada volumen en otro volumen aparte, con una sola ordenación alfabética. Un trabajo más útil (como el que ha emprendido Alfonso Rangel Guerra con las obras de Alfonso Reyes) sería que el índice global fuera también temático, porque los índices existentes para cada volumen no lo son.
10. Sería bueno tener una concordancia de las obras, en dos partes: verso y prosa. Esto permitiría hacer conteos, por ejemplo: de la magnitud del vocabulario; del sustantivo más usado (por ejemplo: en el caso de Baudelaire, resultó oeil); de la frecuencia de los mexicanismos. También permitiría hacer estudios temáticos: su vocabulario del color; significados que da a la palabra otro; referencias a Mixcoac; presencia o ausencia de tales conceptos.
11. Para esas concordancias, para hacer índices y para muchos otros proyectos, sería bueno tener las obras completas en un disco cederrón, con programas auxiliares de consulta.
12. Uno de esos proyectos pudiera ser un Diccionario Octavio Paz, donde se registraran las palabras que usó de manera distintiva (por ejemplo: cierto), con un breve artículo explicativo; las imágenes o metáforas por palabra o tema (por ejemplo: lluvia); sus opiniones sobre libros, personas, países, acontecimientos y la multitud de temas que tocó (por ejemplo: la traducción); los nombres de las personas, lugares, hechos relacionados con su vida y su obra; los textos que escribió o sobre los cuales escribió.
13. Lo más elemental de todo sería que las obras completas estuvieran en todas las bibliotecas nacionales de todos los países, en las bibliotecas de todas las universidades que tengan carreras de letras españolas o literatura comparada y en las bibliotecas públicas de todas las ciudades con un millón de habitantes o más de habla española. Lo ideal es que las bibliotecas recibieran el ofrecimiento de las obras como un donativo, que se haría efectivo al recibir la solicitud formal.
14. Sería bueno reunir en una biblioteca hemeroteca discoteca videoteca iconoteca todo lo hecho por él, citado por él o hecho sobre él; con todos los servicios de atención a investigadores y al público en general de un Centro de Información sobre Octavio Paz.
Sería ideal integrar al centro su biblioteca y archivos personales, aunque lo prudente sería que pasaran a buenas manos curatoriales en Harvard o Princeton.
15. Las librerías Amazon ofrecen más de 2 mil libros de Octavio Paz o sobre él en muchos idiomas, sobre todo en inglés. Sería bueno tener una librería internacional donde estuvieran todos, con un catálogo anual y servicios de venta por correo, como parte del centro de información.
16. Sería bueno hacer una reunión anual de traductores de Octavio Paz y especialistas en su obra. Sería bueno promover la traducción de las obras todavía no publicadas en cada idioma. También la traducción íntegra de las obras completas en inglés, francés y otros idiomas donde ya hay mucho traducido.
17. Sería bueno hacer un directorio de traductores, especialistas y amigos de Octavio Paz, y mantenerlo al día. Sería mejor hacer un boletín, para que todos pudieran comunicarse con todos y estuvieran al corriente de lo que se está haciendo y de lo que se proyecta.
18. Sería bueno hacer lo mismo cuando menos para Sor Juana, Nezahualcóyotl, Alfonso Reyes y Ramón López Velarde; y para pintores (como José María Velasco) o músicos (como Manuel M. Ponce). En demasiados casos, ya no hay mucho que hacer, porque la incuria dejó todo en ruinas. Hace falta un sistema de apoyo a los creadores difuntos. No para hacerles justicia, en el valle de Josafat; ni para hacerles mausoleos y enterrarlos vivos bajo placas de bronce; sino para escucharlos. Para que, al hablar con ellos, la conversación suba de nivel, integrando el pasado, el presente y el futuro.
*Este es un adelanto del libro Dinero para la cultura, que la editorial Lumen puso en circulación hace unos días.
FOTOGRAFÍA: Octavio Paz/EL UNIVERSAL.
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