El río literario

Jun 17 • destacamos, Lecturas, Miradas • 915 Views • No hay comentarios en El río literario

 

En Un bárbaro en París, Mario Vargas Llosa reconoce su deuda con la literatura francesa y los autores que lo han acompañado en su largo itinerario de novelista

 

POR BENJAMÍN BARAJAS
Con motivo de su ingreso a la Academia Francesa, en febrero de 2023, el escritor Mario Vargas Llosa publicó una compilación de ensayos bajo el título de Un bárbaro en París. Textos sobre la cultura francesa, donde agrupó diversas reflexiones respecto a los autores y obras que lo han acompañado en su largo itinerario de novelista.

 

La memoria es el recurso de Vargas Llosa para hilvanar la historia de su relación como lector, narrador y luego notable escritor que reconoce la deuda, asumida desde niño, con la literatura francesa, la cual, nos dice, “fue la mejor. Y sigue siéndolo. ¿Qué significa la mejor?, la más osada, la más libre, la que instruye mundos a partir de los derechos humanos, la que da orden y claridad a la vida de las palabras, la que osa romper con los valores existentes, la que se insubordina a la actualidad, la que regula y administra los sueños de los seres vivos”.

 

Después recuerda una pléyade de autores que empieza con los comediógrafos Molière, Racine y Corneille; continúan los narradores Alejandro Dumas, Honorato de Balzac, Gustave Flaubert, Victor Hugo, Julio Verne, Georges Bataille, Albert Camus, Jean Paul Sartre; siguen los poetas Baudelaire, Rimbaud, Mallarmé, Paul Valéry, Apollinaire, André Breton, Louis Aragon; sin olvidar a los pintores, críticos, antropólogos y lingüistas, quienes han alimentado el río de las letras francesas, cuyo delta irrigó la literatura mundial entre los siglos XIX y XX.

 

Pero a pesar de su vastedad, no faltan los que extrañen en Francia la presencia de figuras “realmente universales”, de la talla de Alighieri, Cervantes, Shakespeare o Goethe, quienes han sido referencias cimeras en sus ámbitos nacionales y también elevados paradigmas a nivel internacional. Sin embargo, entre los franceses pareciera no haber acuerdo sobre quién debería representar este honroso papel: ¿acaso Victor Hugo o quizá Marcel Proust? Desde luego, otro argumento sería suponer que los galos no necesitan de dichos paradigmas en virtud de su extendida grandeza.

 

En este contexto, Charles Péguy, nos recuerda Alejo Carpentier, presumía de no haber leído jamás a un solo autor que no fuera francés, lo cual resultaría un suicidio para cualquier escritor interesado en romper los nacionalismos, que suelen ser muy dañinos para la renovación de las perspectivas en las artes. Por fortuna, los autores latinoamericanos siempre se abrieron a las literaturas europeas, incluidas la rusa, inglesa y alemana, y a la par de este primer impulso se renovó el interés por las obras clásicas griegas y latinas, para luego redescubrir el pasado colonial y prehispánico.

 

Entre los siglos XIX y XX, si bien ejercía un poderoso magnetismo la Ciudad Luz, por ser el centro de las vanguardias artísticas, también se apreciaba la influencia inglesa, norteamericana e incluso japonesa, en la poesía y la narrativa, lo cual diversificará los colores del prisma, ya que algunos poetas como José Juan Tablada, Pablo Neruda y Jorge Luis Borges también abrevaron en otras fuentes para poner límites al torbellino de las vanguardias.

 

Octavio Paz consideró que París se había convertido en la capital cultural latinoamericana, pero tiempo después, la meca francesa se transformó en un centro de difusión del Boom, de modo que el “bárbaro en París”, pasó de feligrés a sacerdote, al lado de la más alta clerecía.

 

 

 

FOTO: El escritor peruano, Mario Vargas Llosa, ingresó a la Academia Francesa en febrero. Crédito de imagen:  EFE

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