“Elegí el catalán por egoísmo biográfico”
POR ILIANA OLMEDO MUÑOZ
Entrevista con Sergi Pàmies
Si bien se define como un hombre acostumbrado “a visualizar cualquier futuro de un modo siniestro y apocalíptico” Sergi Pàmies (París, 1960) aclara que “le gusta llevar el humor a todos los ámbitos de la vida, pues resulta indispensable para sobrellevar la realidad”.
Autor de más de una decena de libros entre los que destacan Debería caérsete la cara de vergüenza, Infección, Si te comes un limón sin hacer muecas y La gran novela sobre Barcelona, Pàmies escribe sobre el amor no correspondido, la desconfianza, las dependencias familiares, el exceso de soledad o de compañía y los deseos insatisfechos. En entrevista exclusiva para Confabulario, el escritor nos permite pasear por los entretelones de su obra y aborda tópicos de la actualidad catalana.
Has dicho que el cuento “es el género con más prestaciones” y que este género “no tiene desventajas”. Lo que sí debe tener es dificultades. ¿Cuáles son éstas para ti?
Las dificultades del cuento son parecidas a las dificultades de cualquier otro género de creación: encontrar el equilibrio entre la idea, la emoción o la obsesión que el escritor desea transmitir y una forma accesible, simple pero profunda e intensa.
Augusto Monterroso dijo que el humor debe hacer pensar y a veces hasta hacer reír. Sin embargo, en la actualidad el humor está mal entendido como sinónimo de superficialidad. ¿De qué autores has abrevado para lograr este manejo del humor y la ironía?
En mi caso, el humor en su variante irónica no es un complemento sino que es esencial. Sin las expectativas que el humor nos proporciona para maravillarnos ante la infinita inmensidad de lo absurdo, ni siquiera merecería la pena levantarse de la cama. No tengo consciencia de haber admirado a autores determinados especializados en el humor y, en cambio, sí me gusta practicarlo en todos los ámbitos de la vida y lo considero indispensable para sobrellevar la realidad. La influencia más cercana quizá sea la de mi padre, que siempre practicó un humor aragonés (a lo Buñuel pero en más fino) tremendamente eficaz y contagioso.
¿Cómo logras el equilibrio entre el trabajo periodístico/mediático y la literatura?
Mi estrategia es considerar todo lo periodístico literario y todo lo literario periodístico. Así no hay problemas de incompatibilidades ni interferencias dolorosas. No me gustaría ser de esos escritores que escriben dolorosos artículos para pagar facturas con la amargura de pensar que deberían estar escribiendo su obra maestra.
Eres el traductor de tu obra del catalán al español ¿qué nos puedes decir de las diferencias entre ambas lenguas? ¿Por qué eliges el catalán para escribir?
Empezaré por el final. Elegí el catalán por egoísmo biográfico: estudié en una escuela en la que todas las asignaturas se impartían en catalán. Yo era un recién llegado del exilio, en Francia, y aterricé en unas clases mixtas y para llegar al corazón de mis compañeras, tuve que aprender su idioma, descubrir su literatura y descubrir que eran perfectas y eficaces. Este proceso, muy poco intelectual, tuvo como consecuencia descubrir una nueva identidad compatible con el español, que he utilizado durante muchos años en mis colaboraciones periodísticas con inmenso placer. En cuanto a los parecidos entre el español y el catalán, son primos hermanos pero tienen su propia personalidad. El catalán ofrece una gran densidad fonética y es más breve que el español.
¿Cómo visualizas el futuro de la lengua española?
No tengo nada contra el futuro de la lengua española pero, en general, suelo visualizar cualquier futuro de un modo siniestro y apocalíptico.
La crítica ha señalado que el factor común para buena parte de tus relatos es la búsqueda de la felicidad. No obstante, en algunos de los cuentos la felicidad parece obtenerse a partir de la eliminación de todos los problemas (como en “El Pozo”, “La otra vida” y “Precisamente hablábamos de ti”). ¿Es que la felicidad puede ser, más que una presencia, una ausencia?
Más que la búsqueda de la felicidad, muchos de mis cuentos tratan de la inutilidad de buscarla. Precisamente lo que más me fascina es el esfuerzo sobrehumano por buscar una felicidad que, por experiencia, estadística e intuición, sabemos que no existe. De todos los combustibles del absurdo, la búsqueda de la felicidad es uno de los más eficaces.
¿Qué representaría para ti la independencia de Cataluña en términos cotidianos, por ejemplo en materia de impuestos, de producción de bienes y/o servicios?
Es una de las incógnitas de este proceso. Un proceso que, curiosamente, invierte muchas más energías en especificar con todo lujo de detalles los supuestos beneficios de la independencia en lugar de explicar cómo se llegará a esta situación. En materia de impuestos, la idea de los independentistas es lograr una redistribución más justa de los que se ingresan en Cataluña y poder disponer de la totalidad de los mismos para decidir el destino de las inversiones.
En términos sencillos ¿Cuáles son las reinvindicaciones más importantes?¿Es un asunto de identidad, de lengua o de autonomía fiscal?
Es un asunto de identidades democráticas contrapuestas. Después de más de treinta años de normalidad democrática, España no ha integrado sus nacionalidades como una riqueza propia. Esto, sumado a grandes errores del gobierno del PP relacionados con la lengua catalana, su enseñanza y el respeto a sus circunstancias ha desembocado en el foco más importante del problema: la crisis económica y la idea (defendida como gran argumento por parte de los independentistas) de que, por sí sola, Cataluña tiene más posibilidades de convertirse en un país moderno y sostenible si se independiza que si continua ligado a una España a la que consideran inmovilista, tramposa y totalitaria. En realidad, estamos viviendo un choque entre dos legitimidades democráticas. Por un lado, cientos de miles de catalanes que reclaman un referéndum legal y vinculante para poder decidir su futuro. Por otro, millones de españoles que defienden su constitución y que entienden que este referéndum sería, mientras prevalezcan las reglas del juego actuales, democráticamente ilegal.
¿Qué tan dividida está la comunidad artística respecto a este tema y por qué?
Suponiendo que exista una comunidad artística, yo diría que hay una probable mayoría que se suma al movimiento del independentismo democrático y otros, especialmente entre los que escriben y editan en español, que observan los acontecimientos con una mezcla de resignación, preocupación, tristeza y angustia.
¿Estás a favor, en contra o eres indiferente frente a la consulta?
¡Ya me gustaría ser indiferente! Yo estoy a favor de una consulta legal, acordada con un gobierno español distinto al actual, capaz de entender la naturaleza plurinacional del estado y de actuar en consecuencia. Y suponiendo que eso fuera posible, entonces votaría No a la independencia en un proceso que serviría para calibrar de verdad el nivel de adhesión al independentismo (un independentismo que, en mi opinión, es mayoritario). O sea: estoy a favor de algo que nunca va a ocurrir.
*FOTO: Hijo de Teresa Pàmies y Gregorio López Raimundo, Sergi Pàmies ha traducido obras de Guillaume Apollinaire, Agota Kristof y Daniel Pennac. Es colaborador en distintos medios de comunicación/Especial.