Hay fuego en la casa de Europa. El manifiesto de los patriotas europeos

Ene 26 • Conexiones, destacamos, principales • 3296 Views • No hay comentarios en Hay fuego en la casa de Europa. El manifiesto de los patriotas europeos

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Treinta escritores, entre ellos cinco Nobel, responden al llamado del filósofo francés Bernard-Henri Lévy para alertar sobre la expansión de nacionalismos y populismos al interior de la Unión Europea, a cuatro meses de sus elecciones. Fenómeno que no nos es ajeno en América. Este texto es publicado en exclusiva por Libération y un conjunto de diarios internacionales, EL UNIVERSAL entre ellos

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POR UN COLECTIVO DE ESCRITORES INTERNACIONALES

Europa está en peligro. Por todas partes se levantan las críticas, los ultrajes, las deserciones. Poner fin a la construcción europea, recuperar el “alma de las naciones”, reconectar con una “identidad perdida” que existe tan sólo en la imaginación de los demagogos, ése es el programa común de las fuerzas populistas que surgen en el continente.

 

Atacados desde el interior por los malvados profetas ebrios de resentimiento y por quienes creen que su momento ha vuelto; liberados al exterior, al otro lado del Canal de la Mancha y al otro lado del Atlántico, por los dos grandes aliados que, en el siglo XX, la han salvado dos veces de suicidarse; presa de las maniobras cada vez menos disimuladas por el maestro del Kremlin, Europa como idea, voluntad y representación, se está deshaciendo ante nuestros ojos.

 

Y es en este clima adverso que se llevarán a cabo, en mayo, las elecciones europeas que, si nada cambia, si nada detiene la oleada que crece, que empuja y que sube, y si no se manifiesta rápidamente sobre todo el continente un nuevo espíritu de resistencia, corren el riesgo de ser las más calamitosas que hayamos presenciado: victoria de los náufragos; desgracia para aquellos que aún creen en la herencia de Erasmo, de Dante, de Goethe y de Comenio; menosprecio a la inteligencia y a la cultura; explosiones de xenofobia y antisemitismo; un desastre.

 

Los que firman son aquellos que no llegan a concebir esta catástrofe anunciada.

 

Ellos son esos patriotas europeos, más numerosos de lo que creemos, pero usualmente resignados y silenciosos, quienes saben lo que está en juego tres cuartos de siglo después de la derrota del fascismo, y treinta años después de la caída del Muro de Berlín. Una nueva batalla por la civilización.

 

Y su memoria de europeos, su fe en esa gran Idea que ellos heredaron y que custodian, la única convicción, esa Idea, tuvo la fuerza, ayer, de izar nuestros pueblos debajo de ellos mismos y de su pasado guerrero, y ella sola tendrá la virtud, mañana, de conjurar la llegada de nuevos totalitarismos y el regreso, en la locura, de la propia miseria de las edades oscuras —todo eso le prohíbe bajar los brazos.

 

De ahí una invitación a la manifestación.

 

De ahí este llamado a la movilización en víspera de una elección que rehusamos entregar a los sepultureros.

 

Y de ahí, esta exhortación a retomar la antorcha de una Europa que, a pesar de sus carencias, sus errores y, a veces, su cobardía, sigue siendo una segunda patria para todos los hombres libres del mundo.

 

Nuestra generación cometió un error.

 

Similares a los garibaldianos del siglo XIX que repetían, como mantra, su “Italia fará da sé” [Italia hará de sí], nosotros creímos que la unidad del continente se realizaría por sí misma, sin voluntad ni esfuerzo.

 

Hemos vivido en la ilusión de una Europa indispensable, inscrita en la naturaleza de las cosas, y que se realizaría sin nosotros, aun cuando nosotros no hiciéramos nada, porque Europa era parte del “sentido de la Historia”.

 

Ése es el providencialismo que se debe romper.

 

Es esa Europa perezosa, sin vigor y sin ideas, a la que debemos decir adiós.

 

No tenemos otra elección.

 

Se debe, cuando rugen los populismos, querer a Europa o caer.

 

Se debe, mientras que amenace por todas partes el repliegue soberanista, restablecer la voluntad política o consentir aquello que se impone en todos lados: el resentimiento, el odio y su cortejo de pasiones tristes.

 

Y se debe, desde hoy, en la urgencia, hacer sonar la alarma contra los incendiarios de almas que, de París a Roma y pasando por Dresde, Barcelona, Budapest, Viena o Varsovia, juegan con el fuego de nuestras libertades.

 

Porque ése es el gran desafío: detrás de esta extraña derrota de Europa que se perfila, detrás de esta nueva crisis de la conciencia europea por desarmar ferozmente todo aquello que hizo la grandeza, el honor y la prosperidad de nuestras sociedades —sin precedente desde los años treinta—, de la democracia liberal y sus valores.

 

 

Firmantes:

Vassilis Alexakis; Svetlana Alexiévich; Anne Applebaum; Jens Christian Grøndahl; David Grossman; Ágnes Heller; Elfriede Jelinek; Ismaíl Kadaré; György Konrád; Milan Kundera; Bernard-Henri Lévy; António Lobo Antunes; Claudio Magris; Adam Michnik; Ian McEwan; Herta Müller; Ludmila Oulitskaia; Orhan Pamuk; Rob Riemen; Salman Rushdie; Fernando Savater; Roberto Saviano; Eugenio Scalfari; Simon Schama; Peter Schneider; Abdulah Sidran; Leila Slimani; Colm Tóibín; Mario Vargas Llosa; Adam Zagajewski.

 

 

Copyright © Libération / Bernard-Henri Lévy

 

Traducción de Frida Juárez Bautista

 

FOTO:  El 29 de marzo de 2019 se celebrará el segundo referéndum sobre la salida de Reino Unido de la Unión Europea, iniciativa populista conocida como Brexit. En la imagen, manifestantes pro Unión Europea frente al Parlamento británico en 2017. / Andy Rain / EFE

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