Fernando Pessoa, ese vasto universo en expansión
/
Como uno de los más amplios conocedores de la obra Fernando Pessoa, el editor colombiano Jerónimo Pizarro ofrece un mapa de las novedades editoriales en torno a este poeta portugués
/
POR JERÓNIMO PIZARRO
Este año el Premio Nobel de Literatura fue declarado desierto, tras una larga historia de pocos aciertos y muchos olvidos. La segunda semana de octubre de 2018, algunos escritores se lo concedieron a Borges en una ceremonia bonaerense, tras recordar sus palabras: “Es un rito […] Todos los años me proponen, todos los años me olvidan”. Fernando Pessoa, a quien Borges le escribió una nota póstuma en 1985, en una famosa carta escrita en el año de su muerte a otro poeta portugués, escribió que no podría publicar en libro nada de sus heterónimos Alberto Caeiro, Ricardo Reis o Álvaro de Campos, salvo cuando le entregaran el Premio Nobel. Lo decía bromeando, pues pocas personas fuera de Portugal lo conocían en 1935 —una de ellas, Pierre Hourcade, temía darse la vuelta cuando ambos se despedían porque no sabía si Pessoa aún estaría cerca o se habría desvanecido como un fantasma— y, en ese año, Portugal comenzaba a sumirse más y más en el aislamiento al que conducen todas las dictaduras. De hecho, Pessoa vivió los últimos meses de su vida bajo la censura del salazarismo, pese a haber recibido un premio por su único libro, Mensaje (1934). Y es a causa de ese libro que Pessoa, con humor, señala: “Ay, pensar, que todos mis otros-yos fueron rechazados por ese tal Fernando Pessoa, impuro y simple, aunque puse en Caeiro todo mi poder de despersonalización dramática, en Ricardo Reis toda mi disciplina mental, vestida de la música que le es propia, y en Álvaro de Campos toda la emoción que ni a mí ni a la vida les concedo”.
Pessoa comenzó a crecer desmedidamente en 1985, año en el cual el gobierno portugués decidió trasladar sus restos al Monasterio de los Jerónimos; y desde entonces, en el lapso de un puñado de años, se ha convertido en uno de los autores más destacados de las vanguardias históricas, aunque no adhiriera a muchos de los ideales de esas vanguardias —no me parece gratuito que el Museo Reina Sofía haya organizado una exposición reciente sobre diversos ismos con el título Pessoa. Todo arte es una forma de literatura— y en uno de los escritores capitales del siglo xx, tal como Borges o Kafka. Que Pessoa haya tardado años en convertirse en un autor de estatura internacional y que su celebridad aún sea incipiente, dice mucho sobre el alcance de algunas circunstancias —el lugar donde se nace, los condicionamientos políticos e históricos— y sobre la necesidad de darle tiempo al tiempo para que se disipe la niebla de la actualidad y se vean, más nítidas, algunas formas. Pessoa es hoy nuestro contemporáneo y aún será el contemporáneo de muchas generaciones futuras, pero en vida fue no sólo un desconocido de sí mismo, como bellamente dijo Octavio Paz, sino un desconocido de sus coetáneos, casi como Constantino Cavafis, con quien tantas afinidades tiene. Hoy mi temor es que Pessoa vuelva a ser, aunque no por mucho tiempo, un desconocido de sus coetáneos, no porque no se sepa quién es, sino porque transformado en frases para objetos de merchandising deje de ser el autor de un conjunto de textos y se convierta en el nombre de una serie de versos y máximas.
Pero así como Borges sobrevivirá a todas sus viudas, Pessoa sobrevivirá a todo el ruido y la furia de quienes usan su nombre para atraer turistas. Para probarlo están las múltiples ediciones que se publican de Pessoa en Portugal y en el extranjero, algunas de las cuales —varias de las más recientes— se presentarán en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL). Más allá de las que estén en las librerías de Portugal, donde es posible que estén algunas antiguas ediciones de Ática —esas que a cierta altura encargó Paz antes de cerrar su antología pessoana—, algunas de la Imprensa Nacional-Casa da Moeda, que desde 1990 publica ediciones críticas, varias de Assírio & Alvim (hoy del grupo Porto Editora), que lleva también casi tres décadas publicando a Pessoa, y muchas de Tinta-da-china, de cuya Colecção Pessoa soy coordinador. Más allá de estas ediciones, decía, seguramente estarán las traducciones de obras pessoanas publicadas por Seix Barral, Visor, Hiperión, Pre-Textos —por ésas empecé yo—, pero también Acantilado, La Umbría y la Solana, FCE, Emecé, Bid & Co. y Tragaluz, entre otras. Hoy Pessoa se encuentra publicado en casi todos los países iberoamericanos. Eso sí, no siempre a partir de ediciones críticas, como las de la INCM y Tinta-da-china, no siempre tras una exhaustiva búsqueda y crítica de fuentes, no siempre con el mismo rigor ni cuidado. Para mí, que he vivido a fondo esa sensación abismal de “la atracción del archivo” (Farge), hay ediciones que me entristecen y otras que me generan dicha.
Sin ser siempre parcial, ¿qué podría recomendar brevemente? Una biografía, ya sea la de João Gaspar Simões, la de Ángel Crespo o la de Robert Bréchon. Algún estudio crítico, ya sea de Octavio Paz, de Eduardo Lourenço o de Antonio Tabucchi. La traducción reciente de Antonio Sáez Delgado del Libro del desasosiego. Los poemas de Caeiro, Campo y Reis, pero también su prosa, que en el caso de Campos la publicó Pre-Textos. La traducción de Nicolás Barbosa de Mensaje. La revista Orpheu en la edición bilingüe de la editorial venezolana Bid & Co. Y algunas novedades de la FIL 2018 como el Teatro estático (Bid & Co) o Yo soy una antología: 136 autores ficticios (Pre-Textos). Fondo de Cultura Económica tiene una antología, Pessoa múltiple, de la que soy responsable; Acantilado tiene varias obras pessoanas, y Crítica: ensayos, artículos y entrevistas es muy importante; La Umbría y la Solana tiene una colección de autores portugueses, y Sobre el fascismo, la dictadura militar y Salazar es fundamental. Por último, y ciñéndome a lo que conozco, merece una mención especial un libro de Tabaquería libros, que incluirá justamente la traducción de Eduardo Langagne de Tabaquería. De mi quehacer con los documentos a los que he tenido acceso desde 2003, cuando comencé a trabajar con el legado inédito de Pessoa, y de mi intervención en las ediciones críticas y de divulgación más actuales, queda un registro amplio en la revista www.pessoaplural.com y en colecciones de la INCM, Ática/Babel y Tinta-da-china.
Hablé de olvidos al inicio y espero no haber incurrido en ninguno particularmente grave… En todo caso, tal vez lo más sencillo sea invitar a los lectores a perderse libremente en ese vasto universo en expansión que es Pessoa y a descubrir las galaxias que se conocen y —si el tiempo lo permite— las que están por conocerse.
FOTO: El poeta portugués Fernando Pessoa en el barrio de La Baixa, en Lisboa. / Especial
« Lídia Jorge y la transformación de la historia Jean Seul de Méluret heterónimo satírico de Pessoa »