Fonatur responde a Confabulario

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El número 368 del suplemento dio voz a diversos especialistas en arqueología, antropología, medio ambiente y activistas que reflexionaron acerca del magno proyecto del Tren Maya en la Península de Yucatán. A continuación publicamos la respuesta del Fonatur, dependencia responsable de la obra, así como la réplica de algunos colaboradores del número anterior

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Editor Julio Aguilar
Confabulario
El Universal

Desde el Fondo Nacional de Fomento al Turismo leemos con preocupación su suplemento cultural Confabulario del día de ayer [30 de septiembre de 2020].

 

Consideramos que los textos sobre el proyecto únicamente obedecen a una postura negativa, además que desconocen o ignoran el acompañamiento nacional e internacional que tenemos a través de aliados expertos de las principales universidades del país y diversas agencias de la ONU. Tampoco se refieren a los estudios realizados como el Análisis Costo Beneficio (PWC), ni la Manifestación de Impacto Ambiental Regional ya presentada. Y, sobre todo, desoyen el compromiso del Gobierno de México por atender con el proyecto integral del Tren Maya las problemáticas que durante décadas han afectado al sureste mexicano.

 

Para acabar con prejuicios, cabe señalar que el equipo del Tren Maya está integrado por cientos de expertos mexicanos e internacionales que gestionan uno de los proyectos de infraestructura más importantes de esta administración.

 

Para evitar la desinformación, desde Fonatur aclaramos punto por punto las inconsistencias en estos artículos de opinión.

 

 

Sobre el artículo de Hugo Alfredo Hinojosa:
-Toda gran obra de infraestructura se debe adaptar por consideraciones que aparecen en la marcha del proyecto. Toda la información es pública a través del sitio www.trenmaya.gob.mx y en la Plataforma Nacional de Transparencia. Los invitamos a investigar los contenidos de las fuentes oficiales.

 

-En Fonatur también nos preocupa el Acuífero Maya en la costa quintanarroense, por eso tenemos la asesoría de los mejores ingenieros y expertos en sistemas hidrológicos y suelos kársticos de la península como el Dr. Jaime Urrutia Fucugauchi.

 

-El mayor proceso de salvamento arqueológico de la historia reciente está en curso. Trabajamos en coordinación con el INAH para desplegar jornadas de salvamento arqueológico a lo largo de la ruta, así como realizar vuelos LIDAR para identificar estructuras y vestigios. Hay grandes descubrimientos que serán revelados en las próximas semanas.

 

-Las Manifestaciones de Impacto Ambiental (MIA) de los tres primeros tramos han sido presentadas están disponibles en la Gaceta Ambiental de la Semarnat. Todas las demás necesarias para los trabajos están en integración para su eventual trámite.

 

-El tren aún no corre por esta zona, pero el manto acuífero ya está en riesgo por décadas de mala o nula planeación urbana. La falta de sistemas de drenaje en las urbes y la mala administración de depósitos sanitarios ya están amenazando al sistema. Los servicios básicos y la infraestructura hídrica son una prioridad para el Fonatur y trabajamos con Conagua para atender estas problemáticas.

 

 

Sobre el artículo de Sergio Madrid:
-En Fonatur no queremos repetir los errores del pasado. Los factores positivos de Cancún se retomarán y actualizarán bajo los estándares contemporáneos de planeación urbana. Aquellos impactos negativos como la falta de inclusión social serán atendidos.

 

-Se otorga especial atención a los pueblos indígenas quienes serán proporcionalmente beneficiados a través de la instalación de servicios públicos y el acceso a nuevas oportunidades. Se realizó el mayor proceso de consulta indígena para un proyecto de infraestructura de la historia. Además, Fonatur coordina a 30 dependencias federales en la atención de rezagos regionales a través de un comité intersecretarial.

 

-Ya se inició la publicación de vacantes laborales con buenas ofertas salariales en el Sistema Nacional del Empleo. Nuevas industrias (como la ferroviaria) se desarrollarán en la región. Estas tie-
nen mejores estándares salariales que las ya existentes.

 

-Fonatur se comunica directamente con las comunidades indígenas a través de sus autoridades tradicionales, no contemplamos como prioridad comunicacional a organizaciones fuera del territorio no reconocidas como autoridades por ellos. Fonatur busca no incentivar la apropiación cultural.

 

-Se buscan los mecanismos adecuados para incorporar plenamente a los pueblos indígenas, así como a los ejidos en la gestión y aprovechamiento del territorio.

 

-Se extrapolan efectos que no tienen relación con el proyecto. El tren aún no está en marcha y se le finca responsabilidad por los males ya existentes en la región. El tren, como proyecto integral, busca frenar y revertir las inercias de depredación ambiental, exclusión social y abandono económico que han imperado en el sureste durante gobiernos anteriores.

 

 

Sobre el artículo de Fabián Durán:
-El estudio presentado por trabajadores de Conacyt contiene algunas imprecisiones, que parten de prejuicios y consideraciones centralistas. Todos los riesgos previstos ya eran trabajados por Fonatur con anterioridad.

 

-El artículo parece obviar que existe un daño previo de las carreteras construidas sin ninguna medida de mitigación ambiental en administraciones anteriores y que cercenaron la mayor reserva selvática del país, desconectando ecosistemas de suma importancia.

 

-La reserva de Calakmul será protegida y se busca ampliarla en un porcentaje que asegurará la conectividad de los ecosistemas regionales.

 

-El efecto barrera del tren está en consideración para no afectar la cueva.

 

-Contamos con grandes aliados en la identificación de riesgos y aplicación de medidas de mitigación ambiental. Los pueden consultar en https://www.trenmaya.gob.mx/aliados/

 

Sobre el artículo de Giovanna Gasparello:
-Las comunidades del sureste ya existen y tienen derecho al desarrollo.

 

-El tren ya pasa por ahí, no se trata de neocolonialismo, es una modernización del sistema de transporte ya existente de la península.

 

-Fonatur busca el desarrollo incluyente y sustentable gestionando el crecimiento que sin duda acompañará a las estaciones. Se busca evitar los errores del pasado como el crecimiento sin planeación de las urbes en Quintana Roo.

 

-Los Centros Integralmente Planeados (CIPs) son ejemplo de planeación y sustentabilidad y ahora incorporarán plenamente la visión social del Gobierno de México.

 

-Fonatur busca incluir y compartir beneficios con los verdaderos dueños de la tierra.

 

-No sólo se impulsará al turismo, se prevé beneficiar a las industrias ya existentes, las cuales parecen no poder identificar.

 

Sobre el artículo de Juan Carlos Faller:
-El proyecto es una medida contra cíclica que traerá desarrollo incluyente y sustentable a través de inversiones privadas vigiladas por el Estado mexicano.

 

-El autor parece obviar que se realizó la mayor consulta indígena en la historia para un proyecto de infraestructura. Además, que el proceso de participación indígena es permanente.

 

-Las MIAs son varias, algunas ya fueron presentadas y estamos atentos a los procesos de Semarnat. Las demás están en integración. Todos los procesos son públicos.

 

-La MIA es un documento de autorización ambiental y por lo tanto no se centra en lo social, de donde surgen casi todas las observaciones hechas en el documento citado.

 

-Sobre el último punto, el tema ya fue aclarado en su momento. Los invitamos a informarse al respecto.

 

 

Para beneficio de su audiencia proponemos un espacio de interlocución para que sus lectores estén mejor informados del proyecto. Los invitamos a consultar e incorporar nuestros avances y trabajo antes de publicar una versión unilateral con una postura más maniquea, que crítica. Compartir información verificada y fomentar una conversación acerca de los temas importantes del país, beneficia al público en general y a su audiencia en lo particular.

 

 

Comunicación Social de Fonatur

 

 

Respuesta al FONATUR del autor de “El etnocidio maya”

Estimado editor Julio Aguilar,
La “nota aclaratoria” del FONATUR es mendaz desde el inicio, y ejemplo de cinismo por donde se le vea. Para empezar, asevera que “Tampoco se refieren [los textos de Confabulario No. 368] a estudios realizados [como la] Manifestación de Impacto Ambiental ya presentada”.

 

 

En respuesta digo que más de la mitad de mi texto se refiere a dicho estudio. Pero el FONATUR no parece verlo porque finalmente su “nota aclaratoria” no rebate ninguna de las afirmaciones que transcribí y comenté.

 

 

Dice el FONATUR que “El autor parece obviar que se realizó la mayor consulta indígena en la historia para un proyecto de infraestructura (…)”. En todo caso –respondo– se trataría de la simulación más grande de su tipo en la historia, porque el FONATUR está obviando que su mal llamada “consulta indígena” no fue previa, ni libre, ni bien informada, ni culturalmente adecuada ni –a todas luces– de buena fe. Es por ello que afirmamos y señalamos –en justicia y en reclamo– que el tren del FONATUR es un proyecto discriminatorio, racista y, en última instancia (con la pandemia ensañándose con los marginados), evidentemente etnocida.

 

 

El FONATUR y el presidente de México mienten cuando dicen que en diciembre realizaron una “consulta indígena” sobre el tren. Mienten porque dicho proceso no cumplió lo mínimo establecido en los acuerdos internacionales contra la discriminación, el racismo y el etnocidio. Este mentís a la figura presidencial (por cuya boca habla el FONATUR) es una acusación muy seria y grave, y se dijo y se dice con todas sus letras. Pero el FONATUR no rebatió la acusación porque es cierta y porque tal vez cree que es mejor jugar a no ver. Y jugar a no ver los derechos de los pueblos originarios es jugar a la discriminación y el racismo, que no es juego porque deriva en etnocidio.

 

 

En cuanto a lo anterior, es escandaloso y reprobable que el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat) siga avalando el proyecto del tren y participando activamente en su promoción y lavado de imagen.

 

Es escandaloso que ONU-Hábitat siga cobrando millones de dólares (¿8, 10, 20? Es información reservada) del erario mexicano y permitiendo que el nombre de la ONU siga siendo profusamente usado para lavarle la cara al FONATUR en su táctica de hechos consumados (hayan sido como hayan sido).

 

 

“Para acabar con prejuicios cabe señalar que el equipo del Tren Maya está integrado por cientos de expertos mexicanos e internacionales (…)”, dice el FONATUR en su texto. Nótese: “internacionales”, no “extranjeros”. Porque si de prejuicios hablamos, el presidente López hizo poco antes el señalamiento acusatorio de que algunas organizaciones que acompañan al pueblo maya en su lucha legal contra el tren reciben apoyo “del extranjero” (no “internacional”). El doble discurso es evidente; la mentira y el cinismo, claros. La discriminación y el racismo van por delante, como el etnocidio en la pandemia.

 

Juan Carlos Faller Menéndez
Jo’, Yucatán, México, septiembre de 2020
Asamblea de Defensores del Territorio Maya, Múuch’ Xíinbal

 

 

Respuesta de R. Fabián Durán A

 

Milardy Douglas Rogelio Jiménez Pons Gómez
Director General
FONATUR.-

 

 

Con respecto a la nota aclaratoria publicada en el Twitter oficial del Tren Maya el lunes 31 de agosto, considero necesario esclarecer los puntos expuestos en su comunicado acerca de mi entrevista con Rodrigo Medellín, publicada el 30 de agosto en el suplemento Confabulario.

 

Primero, es importante mencionar que el informe de Conacyt no fue realizado por sus trabajadores. El mismo Consejo emitió un comunicado el 9 de marzo titulado: “El Universal descubre el hilo negro de la 4T. El Conacyt no ha ocultado nada”. En él explica que el informe “fue elaborado por el grupo de investigadores cuyos nombres aparecen ahí. No es un documento del Conacyt, sino una colaboración solicitada en el proceso de preparación de este importante proyecto federal. Y es así, porque el actual gobierno, y el Conacyt como parte del mismo, promovemos la libre expresión de las ideas.” (cita textual).

 

Además, el mismo resumen ejecutivo de 26 páginas que circula libremente por internet describe cómo fue hecha la convocatoria:

 

“A finales de septiembre de 2019, el Conacyt invitó a más de treinta personas de reconocida experiencia, adscritas a instituciones públicas de investigación, organizaciones no gubernamentales y organizaciones sociales regionales, a participar en un grupo de trabajo voluntario para generar una serie de documentos en los que se analizaran –con plena libertad de pensamiento y expresión y con apego a evidencia bien fundamentada– las condiciones sociales, económicas y ambientales prevalecientes hasta 2019 en los territorios sobre los cuales el FONATUR había proyectado el Tren Maya.” (cita textual)

 

El segundo punto dice que el documento contiene imprecisiones, que parten de prejuicios y consideraciones centralistas. Lo cual llama la atención ya que, los investigadores y organizaciones de la sociedad civil que participaron en el análisis pertenecen en su mayoría a instituciones de la Península de Yucatán y de Chiapas. Entre ellas se encuentran El Colegio de la Frontera Sur, El Centro de Investigación Científica de Yucatán, y colectivos como el Colectivo Popol Vuh y la Asamblea de Colectivos del Poniente de Bacalar, entre otros. Estas organizaciones llevan muchos años de trabajo con las comunidades y conocen la problemática que enfrenta la zona como ninguna otra organización.

 

El tercer punto, dice que se parece obviar el daño previo a la zona, lo cual es falso ya que de hecho se menciona que existen atropellamientos de murciélagos, específicamente hembras gestantes. La pregunta aquí sería ¿cuánto puede incrementar este daño con la construcción del tren, el ir y venir de un tren y el aumento de circulación de vehículos en la carretera debido a un alza en turismo?
Los siguientes dos puntos, los abordaré en conjunto ya que básicamente, son lo mismo. En ellos se plantea la intención de extender la reserva de Calakmul, y menciona que ya se ha calculado el efecto barrera. Dicho efecto, es causado cuando una barrera física como una carretera o en este caso una vía impide la movilidad de animales, en la página del Tren Maya no se encuentra esta información, ni tampoco nada acerca de la ampliación de la reserva de Calakmul, o de Balam Kin y Balam Kú. Los que sí hay en la página gubernamental, en la sección Ambiental, es un documento llamado El Tren y la Tierra en donde esta descrito en el mismo estilo que en la nota aclaratoria la idea de ampliar las reservas naturales como la de Calakmul. De la ampliación de la reserva y de los planes para establecer los corredores biológicos no hay información ni en este, ni en ningún apartado de su página.

 

Para finalizar su crítica a la entrevista con Rodrigo Medellín, mencionan a sus aliados para realizar la planeación y mitigación del impacto ambiental. En esta página hay 4 secciones, Academia, Agencias de las Naciones Unidas, Asesores técnicos, Empresas Constructoras y Documentos importantes, cabe mencionar que en el listado de academia aparecen instituciones que participaron en el documento de Conacyt mencionado en el primer punto y otras que ya no existen debido a recortes y medidas de austeridad tomadas por la 4T. En las otras secciones aparecen diferentes agencias, organizaciones y en la sección de Documentos importantes están las infografías y materiales que se usaron para la consulta a la población, la cual también fue rechazada por la ONU en diciembre de 2019. Los datos de los pasos de fauna, las dinámicas poblacionales de las especies afectadas, las conexiones para los corredores biológicos y otros datos importantes tampoco se encuentran en su sitio web.

 

Para finalizar, quiero hacer notar que todos los actores involucrados reconocen la falta de información por parte del Tren Maya. Los expertos en distintas áreas han mencionado en repetidas ocasiones la carencia de planes ejecutivos, datos y claridad de este megaproyecto.

 

 

R. Fabián Durán A
Comunicador especializado en temas científicos Ciudad de México, a 1° de agosto 2020

 

 

FOTO: Antiguas rutas del tren en la Península de Yucatán. / Archivo EL UNIVERSAL

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