Gabriela Mistral

Feb 13 • destacamos, principales, Reflexiones • 3136 Views • No hay comentarios en Gabriela Mistral

POR XAVIER VILLARRUTIA

 

Las mejores poesías (líricas) de los mejores poetas. Editorial Cervantes. Barcelona, 1923.—Convengamos en que para sostener una publicación antológica universal con algún decoro, se requiere, tanto como un fuerte capital y una provisión abundante de materiales, un criterio.

 

La Editorial Cervantes, que ha emprendido la selección de Las mejores poesías líricas de los mejores poetas, parece, sustentada por un apreciable capital, por una discreta utilería tipográfica, no sentir la urgencia de una orientación definida ni de un severo equilibrio. Procede, en cambio, con una táctica de circo: a saltos. Se puede pasar —no sin asombro— de Dante a Carducci; pero hay algo que hace parecer imposible saltar de Shelley a Carrasquilla. Sin embargo, la orden del jefe de pista es terminante, y el salto mortal se efectúa con nuestro desagrado, con nuestra piadosa ironía para quien ordena la suerte.

 

El último —¿el último?— de estos pequeños tomos de la Editorial lo ocupan poemas de la poetisa chilena Gabriela Mistral. De tiempo atrás se viene diciendo, cuando de nombrar poetas americanos máximos se trata: Darío, Nervo, Lugones, Gabriela Mistral, así, sin diferenciar, sin señalar, ya que no jerarquías, cuando menos merecimientos. Y a los ojos de aquellos que quieren ver, esto es injusto como orientación falsa, como reconocimiento de valores; es injusto y dañino, ya en caso de Gabriela Mistral, puesto que la coloca en el plano de lo sancionado y perfecto adonde, afortunadamente para ella y para todos, aun tardarán en llegar.

 

Ahora que los poemas de esta mujer americana aparecen en una antología que abriga altos e intocables nombres, pensamos que es preciso reflexionar en el peligro que a los ojos extranjeros representa la información prematura —profética quizás, pero extemporánea—, en que se incurre al colocar el nombre de Gabriela Mistral, ya no sólo junto al de Darío, sino al lado de los de Fray Luis y Horacio.

 

Queremos, aunque no es este nuestro deber, juzgar la selección de poesías, dejando a un lado el carácter universal y casi oficial que al incluirlas en esta colección se les ha dado. Lo hacemos gracias a que no es este el único error de apreciación que padece la nombrada antología.

 

Su solo libro, Desolación, dio origen a la tarea de escoger los poemas mejores. El resultado no bastó para dar una idea formal y sustancial del poeta.

 

Pero es fuerza tener en cuenta que después de apartar “El poema del hijo”, “El poema de la madre”, “La oración de la maestra”, “Rondas de niños”, “Plegarias” y algún otro poema, la operación, visualmente fácil hasta ahora, se complica puesto que, fuera de éstos, Desolación no ofrece más poemas “mejores”. Queda solamente un grupo de igual inferior calidad del cual no podemos apartar como “mejores” éste o el otro poema. Luego, nosotros no tendríamos en cuenta dichos poemas iguales, dejando sí aquellos que se destacan diferentes; o, también, rehusaríamos entresacar las pocas poesías “mejores” esperando los libros que seguirán a Desolación para reunir una cantidad y una calidad. El antologista no ha querido hacerlo así. Después de separar algunos —no todos— de los poemas que nosotros hubiéramos conservado, ha incluido una regular cantidad de aquellos que ofrecían un problema para nosotros. Quién sabe que escondidos valores encontró en ellos para hacerlos figurar con preferencia. Después de una insistente observación encontramos que —y para mala fortuna de la poetisa— parece que el antologista se decidió a hacerlo fijándose especialmente en aquellos que contienen transposiciones poco felices, o caídas gramaticales de las que la poetisa no está exenta.

 

Con lo dicho basta para concluir por qué la selección de las poesías líricas de Gabriela Mistral no ofrece una perspectiva digna de enmarcarse dentro de una Antología de poetas “mejores”.

 

Preludia las poesías un comentario que firma la editorial Cervantes, en el cual se acogen, a más de unas palabras de la misma poetisa, los juicios de un escritor sudamericano; juicios que no hacen sino agrandar la apariencia amplificada que ha tomado esta figura en la poesía del momento. Para aquellos que no tienen a la mano la lente del elogio desmedido, la figura perderá en realidad de contornos y se borrará difundiéndose.

 

En realidad, Gabriela Mistral merece un estudio más meditado, elogios menos excesivos. Su libro Desolación, no encerrando una obra definitiva y perfecta, insinúa ya una madurez que esperamos todos. La crítica serena sobre la labor que la poetisa ha publicado sería deseable y resultaría llena de provechosas enseñanzas. Otros la intentarán con más inteligencia, nosotros la emprendemos ya con la necesaria justicia.

 

[“Libros y revistas que llegan”, El Universal Ilustrado, 21 de febrero de 1924, p. 3.]

 

*FOTO: Veinte años antes de que Gabriela Mistral recibiera el Premio Nobel de Literatura, su poesía era comentada en las publicaciones literarias de América Latina, entre ellos El Universal Ilustrado, donde Xavier Villaurrutia comentó su libro Desolación/ Archivo El Universal. 

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