Gráfica diversa e híbrida
POR ANTONIO ESPINOZA
Con motivo de la exposición La estampa: entre la diversidad y la hibridación, se realizó el 13 de diciembre en el Museo Nacional de la Estampa un evento que resultó muy afortunado. Fue una charla en la que estuvieron los artistas canadienses participantes en la exposición, Émilie Granjon (curadora de la muestra) y dos críticos mexicanos, Santiago Espinosa de los Monteros y el que esto escribe. La curadora explicó en términos generales la exposición, los artistas hablaron de su obra, los críticos intervenimos con comentarios acerca de la exposición y de la gráfica mexicana en relación con la canadiense, y el público pudo participar libremente. De lo mucho que se dijo esa tarde, me llamó la atención lo que afirmo la artista Manuela Lalic: “no tengo experiencia en el campo de la estampa”. La frase me desconcertó porque supuestamente los artistas participantes en la muestra son originalmente artistas gráficos que al enriquecer sus lenguajes con otras disciplinas –otros conceptos, otras técnicas- y las nuevas tecnologías, se convirtieron en artistas “híbridos”, plenamente contemporáneos.
Según parece, no todos los artistas que participan en la exposición La estampa: entre la diversidad y la hibridación recorrieron el camino desde la gráfica tradicional hasta la gráfica expandida. Lo que escribe Émilie Granjon en el muy digno folleto que se publicó con motivo de la muestra es cierto: “La exposición muestra hasta qué punto la gráfica, en el ámbito del arte contemporáneo, ha evolucionado al contacto con las nuevas tecnologías y otras disciplinas artísticas”. Sí, pero debe señalarse que no todos los artistas quebequenses participantes “evolucionaron” en ese sentido, pues hay artistas en la muestra –no sólo Manuela- que recorrieron otro camino, que los llevó a ser dueños de lenguajes contemporáneos que pueden incluir elementos gráficos.
Por lo anterior, creo que La estampa: entre la diversidad y la hibridación es más que una exposición de gráfica expandida quebequense. Estamos ante una muestra de arte contemporáneo en la que la gráfica ocupa un lugar más o menos importante, dependiendo de cada uno de los autores expositores. Eso sí, en este proceso debe destacarse la figura de Carlos Calado, “figura emblemática” en el desarrollo del arte gráfico quebequense, como bien dice Émilie Granjon. Nacido en Angola, Calado reside en Canadá desde los años ochenta y ejerce la docencia en la Universidad de Quebec. Ferviente impulsor de la hibridación del arte gráfico, de la búsqueda de nuevas vías de experimentación y exploración en esa disciplina, el maestro angoleño-canadiense ha orientado la carrera de varios artistas gráficos presentes en la muestra: Andrée-Anne Dupuis-Bourret, Jerôme Fortin, Laurent Lamarche, Mathieu Matthew Conway y Lysette Yoselevitz.
Jerôme Fortin practica con habilidad la técnica de la colografía. En su serie Tondos (2003-2004), en la que por cierto participó Calado, Fortin se apropia de libros recortados para construir un discurso de signos que invitan al espectador a la interpretación lúdica: escrituras antiguas, motivos aztecas, incas o mayas, formas vegetales, códigos de cualquier tipo…todo se vale en el reino de la imaginación. Mathieu Matthew Conway, por su parte, no recorta libros, más bien se inspira en uno para crear sus obras. Se trata del celebrado libro del neurólogo Frank R. Wilson: The Hand: How Its Use Shapes the Brain, Language and Human Culture (1998), en el que se explica científicamente el papel central de la mano en nuestro proceso evolutivo. En su serie Manipulaciones (Huellas digitales) (2012), impresiones digitales y chine collé, Conway celebra a la mano como herramienta evolutiva fundamental al tiempo que señala su posible declive ante el avance de las nuevas tecnologías.
Fred Laforge cuestiona los estereotipos de belleza. En su serie () 14 (2014), impresiones digitales sobre película retro-luminiscente, el autor nos presenta imágenes reiteradas de mujeres gordas, en distintas posturas y en movimiento, exaltando su condición y su aspecto físico. Pierre Durette también cuestiona….en este caso la violencia de nuestro mundo contemporáneo. En su serie Expiaciones (2008-2009), que consiste en “cuadros” de mediano y gran formato armados con múltiples litografías, se apropia de imágenes martirológicas y sacrificiales (entre ellas: San Sebastián) para denunciar la beligerancia de nuestro tiempo. Manuela Lalic también cuestiona…en este caso a la sociedad de consumo. Su instalación Jerarquía del instinto (2014) es una parodia barroca de la sobreabundancia de artículos en los supermercados y en general en todo nuestro entorno. El protagonista central de esta comedia: el tocino, cuya imagen aparece en numerosas impresiones digitales.
Lysette Yoselevitz es una artista intimista que nos habla del dolor, el sufrimiento y el duelo por la muerte de su padre. Su videoinstalación Ausencia (2014) refiere precisamente esa ausencia irremediable que la ha llevado a reflexionar también sobre la existencia, su identidad y su relación con el mundo. Igualmente reflexiva, aunque en otro sentido, es la obra de Laurent Lamarche, quien en su serie Fósiles (2014) nos lleva de viaje de lo micro a lo macroscópico. Sus acrílicos grabados e iluminados estratégicamente dejan ver las formas más caprichosas que puede uno imaginarse.
También puede uno imaginarse superficies pixeleadas fuera de la computadora. Así lo hace Andrée-Anne Dupuis-Bourret en su espectacular instalación La estancia matriz (2014), construida con 15,000 módulos de papel impresos en serigrafía. La autora juega entre el espacio real y el espacio virtual, entre lo abstracto y lo figurativo, entre el orden y el caos. Igualmente lúdico es Philippe Blanchard en Los nuevos trogloditas 2 (2014), una instalación espectacular construida con figuras geométricas de cartón y aluminio y forradas con impresiones serigráficas. La obra es una reflexión sobre el fuego como símbolo de la humanidad e incluye una pieza musical (Steph Davidson, Fan Fiction, 2012). Por último, la obra del dúo Seripop, integrado por Chloë Lum y Yannick Desranleau, nos lleva a imaginar el proceso de montaje de una exposición y la degradación de una instalación efímera. En Una enunciación reiterada (2014), Seripop nos invita a imaginar el inicio y el fin de una muestra con varios elementos sin montar y paredes descarapeladas. Bien.
*Fotografía: Manuela Lalic, “Jerarquía del instinto”, instalación, 2014 / Stephanie Zedli.
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