Titán de la crítica literaria
Huberto Batis era capaz de impulsar a los académicos a entregar trabajos periodísticos, como lo demuestra este breve testimonio
POR MARGARITA PEÑA
Los libros de Huberto Batis queman las manos. Los títulos Crítica bajo presión. Prosa Mexicana 1964-1985 (UNAM, 2004), Estudio preliminar a los índices de El Renacimiento (editorial Ariadna 2005), la cual fue su tesis de maestría en 1963, son testimonio de su pasión por las letras mexicanas, que van desde lo contemporáneo hasta la Colonia y sobretodo, reflejan su estudio profundo de la creación literaria del México del siglo XIX.
Se puede considerar a Huberto un titán de la crítica literaria en México que no se arredraba ante la crítica de Antonio Alatorre, la tersura literaria de Margit Frenk y las audacias de Luis Mario Schnaider. Huberto fue un Cid Campeador entre moros y cristianos en un terreno hollado por Agustín Yáñez, Juan Rulfo y Juan José Arreola, jaliscienses como él. Ante los grandes de nuestra literatura, Batis enmendó olvidos y entuertos arriesgando saludos ocasionales y amistades. Como caballero andante, perseguía huellas huidizas de escritoras fugaces a las cuales asediaba en sus reuniones de los jueves en la redacción de sábado. Aterrizar en su oficina era un encuentro con lo inesperado. Recuerdo que una tarde como muchas, llegué con mi colaboración semanal desde la comida que se le ofreció a Porfirio Muñoz Ledo, tras su regreso de Nueva York, donde había sido un digno embajador de México en la ONU. Al relatarle a Huberto detalles del encuentro en honor a Porfirio, Huberto puso una máquina de escribir Remington color gris con suficientes cuartillas frente a mí, instándome a dejar por escrito la crónica de dicha comida [“O tempora, o mores”, publicada el 15 de noviembre de 1985]. Su instinto periodístico, había derivado en una exclusiva para unomásuno.
FOTO: En las páginas del suplemento sábado, Huberto Batis reunió el trabajo de periodistas, escritores y académicos./ Archivo personal Huberto Batis.
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