Sepulturas: una descarnada visión del mundo
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La obra del dramaturgo Hugo Alfredo Hinojosa, ganadora del Premio Nacional de Bellas Artes de Literatura 2012, es llevada a escena por la directora Emma Dib, en el Teatro Santa Catarina de la UNAM. Una puesta en escena estrujante sobre el tiempo de la psique, en la que presente, pasado y futuro desaparecen para habitar la eternidad..
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POR JUAN HERNÁNDEZ
Sepulturas, de Hugo Alfredo Hinojosa (Tijuana, 1977), ofrece una visión descarnada del mundo; punto de vista proyectado en la intimidad de la puesta en escena dirigida por Emma Dib, que desentraña el pensamiento del autor en relación con el horror de la guerra, la desesperanza y el abandono que vive el personaje central: un veterano de la guerra de Vietnam, cuya voz representa, metafóricamente, al de una generación de combatientes que, una vez cumplida su misión, fueron condenados al olvido.
El diseño de escenografía de Arelly Blas y Francisco Álvarez, el vestuario de Tolita y María Figueroa, la iluminación de Francisco Álvarez y la música original de Omar Guzmán, consiguen generar una atmósfera significativa sobre la devastación física, emocional y, aún más, del alma humana.
En aquella atmósfera oscura los personajes imaginados por el dramaturgo cobran vida: Arturo Ríos y Humberto Solórzano alternan en el papel de “Robert”, el veterano de guerra; Bárbara Eibenschutz se desdobla en la “enfermera” y la “esposa”; Rodolfo Arias transita entre el personaje del “amigo” y el del “médico”, mientras que Muriel Ricard da cuerpo a “La Vida”.
Intérpretes de primer nivel que ponen en juego sus capacidades para encarnar símbolos y que, en la acción, producen la metáfora de una crueldad que remite sin concesiones al horror de la civilización contemporánea, en la que el ser humano es despojado de lo más valioso, su dignidad, para convertirlo en deshecho que se vende al mejor postor, como carne de cañón para alimentar a una jauría despiadada.
Sepulturas es una pieza que refleja el origen fronterizo de su autor, quien da aliento a personajes de otra cultura, la estadunidense; cultura que se vive en la cotidianidad de una ciudad como Tijuana, desde donde la vida se experimenta con rudeza, pero también con una profunda comprensión de las desgracias humanas. Desde ese lugar geográfico, en donde empieza o termina la patria —según se quiera ver— el ser latino transita de una realidad a otra, a cada lado del muro, en un instante.
El veterano de guerra pertenece a este grupo y quien, una vez ha combatido al enemigo del país del otro lado, es condenado al olvido, ante la indiferencia de ambos mundos. En las dos franjas de esa frontera real y también simbólica, las hazañas del personaje son ignoradas. En ese terreno de verdad, la dignidad humana se defiende, infructuosamente, de los embates de un sistema que le ha puesto precio a todo.
De ahí que la escena se desarrolle bajo el cascarón de un avión de guerra, caído en el horror del combate contra el olvido. Bajo ese despojo —metáfora de la civilización contemporánea— los personajes toman vida para hacer de la anécdota el elemento esencial del drama. La anécdota que no necesita explicación, así como tampoco aquellas otras narraciones que se suman al montaje, para revertir la soledad y el olvido a través de la evocación nostálgica de realidades imaginadas que permanecen intactas en la memoria.
El lenguaje de Sepulturas es directo y su crudeza aumenta la belleza, porque en la enunciación encarnada de la palabra, la teatralidad se constituye en un cosmos que se desvela ante el asombro del espectador que es también parte de ese universo. A través de la puesta en vida del texto de Hinojosa, asistimos también al discurso de la memoria de la psique, es decir del alma humana, esa que nos contiene y representa a todos, y que no tiene presente, pasado o futuro, solo eternidad.
Emma Dib, la directora de la puesta en escena, goza de una larga trayectoria como actriz. Formó parte del elenco de la Compañía Nacional de Teatro del 2008 al 2016, y ha sido dirigida por Luis de Tavira, Ludwik Margules, Lorena Maza, Marta Verduzco, José Caballero y Mauricio Jiménez, entre otros.
La artista ha dirigido, por su parte, obras como Céfalo y Pocris de Pedro Calderón de la Barca; Hécuba, según Eurípides, de Luisa Josefina Hernández, y Misericordia.2, también de Hugo Alfredo Hinojosa, con la CNT, entre otras. La complicidad entre el pensamiento del dramaturgo tijuanense y el de la creadora escénica se ratifica en la puesta de Sepulturas que se suma al mundo como una experiencia sensible para desvelar misterios en relación con la naturaleza del hombre y, sobre todo, genera verdad en la concepción de un universo que muestra, sin concesiones, la condición trágica del ser humano.
* Sepulturas, de Hugo Alfredo Hinojosa, dirigida por Emma Dib, con las actuaciones de Arturo Ríos/Humberto Solórzano (alternando), Bárbara Eibenschutz, Rodolfo Arias y Muriel Ricard, y la producción general de Calipso Producciones, con al apoyo del Fonca, se presenta en el Teatro Santa Catarina de la UNAM (Jardín Santa Catarina 10, Coyoacán), jueves y viernes a las 20:00, sábados a las 19:00 y domingos a las 18 horas, hasta el 29 de junio.
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FOTO: Arturo Ríos interpreta a un veterano de la guerra de Vietnam, voz de una generación de ex-combatientes destinados al olvido. / Teatro UNAM