Josefina Vicens en primera persona

Mar 10 • Lecturas, Miradas • 7372 Views • No hay comentarios en Josefina Vicens en primera persona

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Biografía experimental, Una vida a contracorriente permite acercarnos a aspectos desconocidos del entorno familiar, el activismo político y los afectos más íntimos de Josefina Vicens

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POR JOSÉ JUAN DE ÁVILA

A 30 años de su deceso el 22 noviembre de 1988, Josefina Vicens ya tiene biografía. La investigadora Norma Lojero Vega tomó una decisión audaz: recrear en primera persona la vida y aun la muerte y la gestación de las obras de la autora de El libro vacío (1958) y Los años falsos (1982), sus únicas novelas separadas por 24 años.

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Josefina Vicens. Una vida a contracorriente… Sumamente apasionada (UAM, 2017) está lejos de ser así una biografía convencional, para erigirse en la búsqueda de la voz de la tabasqueña a través de la voz de la propia biógrafa desmembrada en tres voces: Vicens, como narradora y en diálogo con otros personajes, y una tercera voz narrativa, que contextualiza pasajes y con frecuencia opina sobre ellos.

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El volumen de 300 páginas recorre la existencia de la narradora, dramaturga, guionista, crítica de cine, cronista taurina y columnista política desde su inexistencia; es decir, desde la llegada de su padre José Vicens Ferrer a Tabasco, arriesgándose a la aventura, procedente del puerto de Soller, en Cataluña, para encontrarse en el azar con Sensitiva Maldonado Pardo y procrear a la familia de la futura escritora. Algo así como aquella pregunta de “¿sabes cuál era tu rostro antes de que tus padres se conocieran?” Destinada a ser la favorita de la familia, Vicens nació así el 23 de noviembre de 1911 en Tabasco.

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Hija de un inmigrante catalán y comerciante y de una madre tabasqueña maestra de escuela, de ambos Vicens obtuvo la libertad para dedicarse al juego con las hermanas y compañeros de escuela, pero sobre todo para leer. “Un libro me da otro mundo, una riqueza bárbara, me provoca admiración”, decía.

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El matrimonio tuvo dos primeros hijos, Catalina y Constantino, quienes fallecieron a temprana edad, para después dar paso a puras mujeres: Lourdes, Josefina, Amelia, Isabel y Gloria, a quien llamaban desde niña como el hombre que nunca llegó: Carlos o por otros apodos más claros Masho o Mashito.

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La vida familiar ocupa un espacio importante dentro de la biografía recreada, más que novelada, de Vicens. No es para menos, la relación con sus hermanas y su padre fue tan estrecha, cuenta Lojero Vega, que una de las primeras llamadas que recibió la escritora cuando recibió en 1958 el premio Xavier Villaurrutia por El libro vacío fue justamente la de su hermana Gloria, “la tres veces bautizada”. Otra de sus hermanas recurrió a ella, en lugar de a sus padres, para pedirle permiso de tener novio.

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La biógrafa subraya que esa misma relación le reveló a Vicens que su vida no podría ser común, ni como hija de tendero, para dedicarse al comercio, ni como mujer que espera esposo y familia, aunque se haya casado con un amigo homosexual, como ella, consciente de su orientación sexual desde niña.

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“Los pocos meses que Josefina trabajó con su padre bastaron para confirmar que cada vez sería más difícil encontrar cosas en común, por lo que la relación padre-hija sufría de gran tensión y diferencias en tanto Josefina construía su propia identidad y se percataba de que nada tenía que ver con el mundo del comercio que a su padre le enorgullecía profundamente”, escribe en la biografía la narradora.

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“Ahora te lo puedo decir con toda libertad, pero entonces nunca te pude explicar que, en principio de cuentas, a mí no me gustaban los chamacos, ¡bueno!, claro que no sólo no me gustaban, sino que, por el contrario, me encantaban, pero como amigos, como pares, como cómplices, porque a mí me atraían las niñas, sí, madre, sí, aunque tú mejor que nadie lo hayas sabido siempre, no podías enfrentarlo, no podías reconocerlo, ni yo misma podía decirlo a los cuatro vientos”, cuenta la Vicens recreada del libro.

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Sin duda cuesta trabajo entender cómo la biógrafa puede ser tan audaz de usar la primera persona en la protagonista de su estudio, al no tratarse de una autobiografía, pues no son declaraciones textuales. Incluso el final del libro recrear la voz de Vicens para hablar de su propia muerte y agonía.

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¿Cómo, por ejemplo, respaldar las palabras del párrafo anterior sobre la identidad sexual de la escritora, a quien la biógrafa nunca conoció en persona? Norma Lojero Vega responde que el atreverse a escribir una inédita biografía en primera persona está respaldado por al menos una década de investigación sobre la obra y la vida de Vicens, quien aunque sólo escribió dos novelas, una obra de teatro, un centenar de guiones de cine, dos de los cuales le valieron dos Arieles (Renuncia por motivos de salud, de 1975, y Los perros de Dios, de 1979), tres columnas periodísticas y sólo un diario de viaje en poder de una sobrina, tuvo muchísimos amigos que dejaron testimonios de su vida y dio muchas entrevistas.

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No obstante, admite la biógrafa que dejó muchas cosas en el tintero, en particular sobre la identidad homosexual de Vicens, por razones éticas y porque creativamente no le correspondía abordarlas, aduce.

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Contemporánea y amiga de Juan Rulfo, como el autor de Pedro Páramo y El llano en llamas, Vicens escribió muy poca obra narrativa, pero como él jamás paró de escribir: su obra ocupó todos los géneros.

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Lojero Vega, licenciada en Literatura Dramática y Teatro, maestra en Letras Mexicanas y doctora en Letras por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, comenzó la revisión de la obra de la escritora tabasqueña a la par de que en la maestría descubrió al hermeneuta francés Paul Ricoeur (1913-2005).

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La investigadora vinculó así la teoría de Ricoeur sobre la identidad con las dos novelas de Vicens y más tarde, ya durante su doctorado, comenzó a preguntarse sobre quién era la escritora, más allá de sus obras. Con diez años de información reunida decidió hacer un posdoctorado con el tema de la biografía.

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El resultado es Josefina Vicens. Una vida a contracorriente… Sumamente apasionada, aunque ya antes había realizado una serie de televisión de seis programas acerca de la vida y obra de Vicens, coproducida por la UNAM. De esos años de investigación, retratados en la biografía, Lojero Vega también da cuenta de los inicios laborales como mecanógrafa de Vicens, su activismo político y sindical, siempre en el marco histórico y político del cardenismo de la primera etapa de su vida.

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Pero, sobre todo, también destaca su feminismo incursionando como columnista en cotos masculinos hasta entonces: la crónica taurina, con el seudónimo Pepe Faroles; la columna política, como Diógenes García (un apellido recurrente en sus obras); y como crítica cinematográfica. De hecho, Lojero Vega anticipa que está en busca de editor para publicar a finales de este 2018 una recopilación de esos textos.

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FOTO: Josefina Vicens. Una vida a contracorriente… Sumamente apasionada recorre la existencia de la narradora, dramaturga, guionista, crítica de cine, cronista taurina y columnista política. / Josefina Vicens, 1947. Archivo: Aline Pettersson

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