Kahlil Gibrán: peligroso y revolucionario

Jul 11 • Conexiones, destacamos, principales • 6713 Views • No hay comentarios en Kahlil Gibrán: peligroso y revolucionario

 

POR GERARDO ANTONIO MARTÍNEZ 

 

En 1908, autoridades del Imperio Otomano ordenaron la incineración en una plaza pública de Beirut de un manuscrito que tiempo atrás había circulado entre la juventud libanesa. Espíritus rebeldes, como se titulaba este libro escrito en una prosa mística por un joven maronita radicado en Francia, era juzgado por los censores turcos como un texto “peligroso, revolucionario y venenoso para la juventud”.

 

 

Faltaban diez años para que Gibrán Kahlil Gibrán publicara El loco, una de sus obras más populares, y en la que a lo largo de 34 parábolas examina el espíritu de un hombre, pero su prosa ya tocaba ámpulas en las anquilosadas percepciones entre el individuo y la divinidad, una amenaza para las teocracias.

 

 

Sin embargo, la censura de las autoridades turcas no logró destruir ejemplares originales de esta y otras obras que permanecen bajo resguardo del Museo Soumaya, que desde hace ocho años exhibe parte del trabajo creativo de uno de los escritores que más renombre ha dado a esa comunidad libanesa.

 

 

Correspondencia, objetos personales, pinturas al óleo y algunos textos inéditos en inglés del poeta Gibrán Kahlil Gibrán forman parte de los más de 6 mil objetos de esta colección, que sólo compite en su riqueza con los museos temáticos dedicados a este escritor en la localidad de Telfair, Georgia, y de la Universidad de Carolina del Norte, ambos en Estados Unidos.

 

 

“Su obra es muy importante, es una obra muy rica por todas las búsquedas que tuvo del simbolismo francés. No olvidemos que Gibrán entre 1908 y 1910 se fue a París becado por Mary Haskell, esta gran musa y mecenas en su vida, y en esos dos años él pudo conocer a grandes artistas”, explica Héctor Palhares, curador de la muestra permanente del Museo Soumaya dedicada a este escritor libanés.

 

 

Desde 2007, dice, esta muestra se convirtió en una de las prioridades de este museo, ubicado en la colonia Polanco de la Ciudad de México, y en el que se refleja la relevancia de Gibrán como uno de los representantes más destacados de la literatura y las artes plásticas de este pueblo.

 

 

Entre los universos que el autor de El loco siempre exploró en su pintura fue su relación con las mujeres. Muestra de esto es la pieza Las edades de la mujer, única obra que él considero realmente terminada y que se explicaba a sí mismo como un homenaje que le hace al “eterno femenino”.

 

 

“Él decía, y lo vemos prácticamente en toda su pintura, que nunca podría firmar una obra estando completamente cierto de que la había terminado. Esto no solamente se debe a la influencia y el estilo de la época. Él no se consideraba realimente un artista consumado en términos plásticos. Sus pinturas siempre tienen una cierta apariencia de inacabado, o no hay ojos o no hay fondo o se difuminan distintas partes del retrato”.

 

 

La exploración panorámica de este lote propiedad de la Fundación Carlos Slim refleja la variedad de intereses e iniciativas artísticas de Kahlil Gibrán. Una pieza poco conocida es un retrato con el torso desnudo del muralista José Clemente Orozco, con quien Gibrán creo una amistad durante la estancia del artista mexicano en Nueva York en 1914.

 

 

“Orozco estaba trabajando en Estados Unidos. Se conocieron en casa de Alma Reed –La Peregrina–, que fue pareja de Carrillo Puerto. Gibrán dejo testimoniado en una carta que pintaría a ese fascinante artista mexicano”.

 

 

Otra parte de la colección está dedicada a la biblioteca, entre la que se encuentran manuscritos originales, galeras, apostillas corregidas, libros con dedicatorias al autor, y la correspondencia que mantuvo con su familia.

 

 

“Este acervo documental da cuenta de todo este proceso creativo de Gibrán porque tenemos manuscritos originales. Algunos hablan de la religión, como uno de los capítulos más interesantes de El Profeta. Otro más es el manuscrito de El loco, la primera obra escribe en inglés y no en árabe, su lengua natal.”

 

 

Este fondo de casi 3 mil documentos es un muestrario de prácticamente todos sus textos. Uno de ellos, y que representa una curiosidad sobre el significado doméstico para la vida del escritor, es un block de apuntes donde aparecen incluso recetas de cocina o tareas pendientes.

 

 

Sobre la historia de esta galería de objetos, documentos y obras de arte, Palhares rehace esta etapas que semejan una vida propia desde la muerte del escritor en 1931 a los 48 años.

 

 

Explica que por más de 70 años, la colección particular del poeta libanés significó una herencia familiar de dificultades para sus descendientes en la labor de preservarla en condiciones óptimas. Inicialmente, la posesión correspondió a su hermana Mariana, quien heredó después todos los objetos a su nieto –homónimo del poeta– para que éste los resguardara durante los últimos 40 años en la bóveda de un banco en Boston.

 

 

Así, como muestra de la correspondencia fraternal entre libaneses, la estudiosa mexicana Patricia Jacobs Barquet, investigadora de la migración libanesa en México, gestionó la adquisición del legado de Gibrán en 2007.

 

 

“Patricia Jacobs, una gran estudiosa de los inmigrantes libaneses en el mundo, documentó la riqueza de esta colección y fue quien hizo el contacto. Ella fue a Boston al banco con Kahlil a ver las obras. ¿Que encontró ella? Encontró un resguardo poco adecuado para las obras. Los lienzos estaban enrollados. Estaban en una condición de deterioro lamentable. Vio los documentos resguardados en cajas y fue ella quien pudo tener esta revisión panorámica a lo largo de una semana estuvo en Boston. A su regreso se presentó y nos dijo: ‘tienen que adquirirla’”.

 

 

Entre los planes que el Museo Soumaya proyecta concretar en los próximos meses está una muestra conjunta con la Universidad de Carolina del Norte en las instalaciones del Museo de Telfair, en Georgia, donde a 80 años de la muerte de Gibrán se reuniría por primera ocasión una muestra significativa de las tres colecciones.

 

*FOTO: En 1910 Gibrán Kahlil Gibrán pinta el óleo “Las edades de la mujer”, que se considera una dedicatoria a su mecenas Mary Haskell/Cortesía Museo Soumaya

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