“Toda burocracia crea su sistema de censura”

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Entrevista con Robert Darnton

POR GERARDO ANTONIO MARTÍNEZ 

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Al historiador norteamericano Robert Darnton no le espanta hablar del binomio censura-autocensura. Lo ha estudiado y conoce a profundidad las consideraciones que deben tomarse en cuenta al hablar de ese fenómeno, que de inicio reconoce demasiado complejo como para trivializarlo como “una serie de restricciones de todo tipo”.

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Reconocido por sus obras sobre la cultura del libro, como La gran matanza de los gatos y otros episodios en la historia de la cultura francesa y Edición y subversión. Literatura clandestina del Antiguo Régimen, y Censores trabajando. De cómo los Estados dieron forma a la literatura –publicados por el Fondo de Cultura Económica–, este profesor de la Universidad de Princeton habla de la autocensura en la literatura, la vigilancia e intervención del Estado en periodos de crisis, la evolución del concepto de originalidad, el plagio y los retos a los que se puede enfrentar un escritor cuando se convierte en funcionario público.

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De visita en nuestro país para participar en el III Congreso de Historia Intelectual de América Latina, organizado en noviembre de 2016 por El Colegio de México, Darnton se da un espacio para conversar la censura en la formación de la literatura en la Francia antes de la Revolución, la India bajo el dominio británico y en el régimen comunista de Alemania Democrática, casos que –asegura– pueden explicar cómo funciona este fenómeno en otros ámbitos

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Usted sostiene que definir la censura sólo como una serie de “restricciones de todo tipo significa trivializarla” para después comparar el trabajo de censores en la Francia del siglo XVIII con el de los editores actuales. ¿Cuál es la diferencia?

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La censura es un fenómeno muy complejo e involucra muchos tipos distintos de actividades y lo último que debemos hacer es simplificarla. Cuando presenté este trabajo le gustó a mis editores, pero me dijeron: “Estos censores [Francia del siglo XVIII] son como yo”. Por supuesto que el propósito de Censores trabajando es ir hasta el fondo del trabajo real y directo de los censores. Y eso sólo se puede hacer mediante un trabajo de muchos años en los archivos. Actualmente la gente me pregunta: “¿Hay censura alrededor de nosotros?” Necesitamos investigar en nuestro propio mundo para entender las características propias de la censura en cada sistema político. Por supuesto, este libro se centra en la censura de libros de literatura y está alejado de los fenómenos que ocurren en la prensa, la televisión y en internet. No pretendo entender todos los tipos de censura, pero es un estudio serio y detallado que nos puede explicar cómo funciona actualmente.

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¿Cómo es que cada régimen político define qué será censurado y qué no será censurado?

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Los regímenes no hacen decisiones de ese tipo de un día para otro. Cada sistema de censura sólo se entiende como parte de un sistema cultural y político. Más allá de que cada sistema tiene una evolución histórica llega un momento en que los censores de cada sistema tienen una idea relativamente clara de lo que implica o significa la censura. Por ejemplo, cuando hice mis investigaciones en la Alemania Democrática en 1989-90, los censores definieron su trabajo como “planeación”. La conversación inició cuando ellos me dijeron que en mi país, Estados Unidos, también había censura y que se llamaba “mercado”. Con el caso de la Alemania Democrática, además de la Francia del siglo XVIII, que tenía que ver con la noción de privilegio y el Raj Británico en la India del siglo XIX, que tenía que ver con la vigilancia, tenemos tres conceptos sobre la censura a partir de la práctica real de los censores. Debemos hacer un acercamiento antropológico para entender cómo funciona la censura y cómo se ejerce el poder en cada uno de estos tres casos. En el caso francés existía lo que se puede llamar una “policía del libro”. Pasé varios meses en los archivos de la Bastilla siguiendo algunos casos de cómo esta policía seguía la pista y a veces detenía y encarcelaba a escritores y editores.

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En un fragmento de su libro, cuando expone el caso de la censura en Alemania Democrática, utiliza la palabra spielraum, una especie de negociación entre el editor o escritor con los censores. ¿Cómo se define en los otros dos casos?

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Todo régimen autoritario tiene un espacio para los acuerdos y la negociación. Quizá, las excepciones son la Alemania de Hitler y la Rusia de Stalin. En general creo que los sistemas políticos son muy complejos y casi siempre existen espacios de maniobra. Justo la palabra spielraum se traduce como “espacio de negociación”. En la Francia del siglo XVIII los propios censores se comunicaban con los escritores y les sugerían cambios. En el caso de la India, el Servicio Civil Indio no sólo tenía comunicación con los escritores, sino que algunas veces premiaba un tipo de literatura que era favorable al régimen británico en la India. Un regalo típico eran relojes de pulsera. El Servicio Civil Indio no intervenía mucho. Dejaba a los nativos hacer su literatura pero tenía un registro muy puntual de lo que escribía cada autor. Aunque en términos generales no intervenía mucho, en periodos de crisis políticas podía actuar como un sistema muy represivo.
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En el caso de la Francia del siglo XVIII y la Alemania Democrática del siglo XX vemos que el trabajo de censores estatales corresponde a un trabajo administrativo. En el caso de la India vemos que esto llega a las Cortes. ¿Cuáles serían las condiciones para que un Estado lleve el trabajo de censura del orden administrativo-burocrático a los jueces?

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El Servicio Civil Indio era un aparato burocrático muy desarrollado y muy complejo. La Francia del siglo XVIII y la Alemania Democrática tenían burocracias muy distintas en su forma de funcionar. Los archivos revelan que cada una de estas burocracias funcionaba de manera muy particular. Cualquier sistema político contemporáneo necesita una burocracia que opere sus procedimientos. En la forma o en el formato no hay diferencias significativas.

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Usted ha sostenido que la censura siempre va unida a la autocensura. ¿Cómo entender este binomio?

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La autocensura está presente en todo régimen autoritario, ya que todo escritor bajo un régimen de ese tipo tiene temor a exceder esos límites. En lo que difieren es que no es la misma línea en la Francia del siglo XVIII que en la Alemania del siglo XX. Los alemanes incluso acuñaron un término para describir la obediencia a las líneas del partido. Estas serían algunas de las particularidades que distinguen a la Alemania del siglo XX de la Francia del siglo XVIII.

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¿Cómo entiende usted la evolución del concepto del plagio en los casos que ha estudiado?

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En el caso de la Francia del XVIII en cuanto aparecía un libro en París, al poco tiempo aparecía el mismo libro publicado en Ginebra, Bruselas y en Ámsterdam. Esto es propiamente piratería. Estoy seguro de que en ese periodo la mayoría de los libros era producto pirata. Curiosamente esa práctica democratizó la literatura. Ahora, lo que un francés del siglo XVIII entendía por plagio no corresponde a lo que entendemos hoy. Un diccionario de esa época nos lleva a una definición distinta de la que tenemos ahora. En los siglos XVI y XVII no existía esta noción del autor único y sagrado. Era muy común que los autores tomaran fragmentos de varias fuentes, como lo vemos en Don Quijote, de Cervantes, y en las obras de Shakespeare. Pero esos sólo son dos ejemplos. Es hasta el siglo XVIII cuando se origina el culto al autor. Mi colega y amigo Roger Chartier, en sus últimos dos libros se ocupa de esta “fluidez” de textos, de estos intercambios.

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En casos de escritores que entran al servicio público cómo funcionarios. ¿Dónde termina la libertad del escritor e inician las responsabilidades del funcionario?

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Sin duda, ese es un problema para los escritores. Habría que ver los contextos para entender cada caso. Hay un ejemplo en la Francia del siglo XVIII de un censor, de nombre Crebillón, que escribía libros que sabía de antemano que no contarían con el privilegio del rey y directamente buscaba su publicación clandestina. Esto es una paradoja, una contradicción. Justamente en las paradojas encontramos los puntos de quiebre y los ámbitos de negociación, donde se tiran las rayas o no se tiran las rayas. Acostumbro a buscar las sorpresas, las contradicciones porque es en ellas donde salen a flote los aspectos oscuros u opacos. La vocación del historiador es colocarse en otros universos mentales de otra época porque sólo así se pueden entender esas contradicciones.

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Con ayuda en la traducción del profesor Roberto Breña.

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FOTO: El trabajo del historiador Robert Darnton se ha centrado en los procedimientos de censura en los gobiernos de Francia en el siglo XVIII, el Raj Británico en el siglo XIX y Alemania Democrática. Crédito de foto:  www.robertdarnton.org

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