La Biblia de William Blake
POR ALEXA LEGORRETA
Gracias al acierto de la editorial Atalanta, podemos tener con Libros Proféticos II una visión total, profunda y brillante del poeta William Blake, considerado uno de los mayores creadores de Inglaterra.
William Blake fue un artista vidente. En su obra concluyen tanto las sombras como la luz. Él buscó hacer inagotable la proyección de su propuesta estética, haciendo convivir la escritura y la plástica: la comunión de los colores de su poesía versicular y las metáforas de su obra pictórica acercan al lector a un entendimiento profundo de las intenciones de su creador.
Vidente desde niño, profeta de mundos épicos y mitológicos y tal vez atormentado por el peso del mensaje que sintió palpitar en sus manos, Blake experimentó con la técnica del aguafuerte, también conocida como “impresión iluminada”, método con el cual se escribían textos en planchas de cobre.
Cada poema de esta edición viene acompañado con un acucioso prefacio del traductor Bernardo Santano, profesor titular de filología inglesa en la Universidad de Extremadura. Santano sería el traductor de un traductor, pues Blake, en su mundo, en su caos, en la comunión de elementos que abundaron en su obra, fue en primera instancia un profeta de lo inmediato, quien se valió de un lenguaje bíblico y enigmático para reflejar la incertidumbre de su época, un tiempo no menos agitado que el nuestro.
Otro de los hechos para resaltar de este trabajo es la importante documentación de que se valió Bernardo Santano, material que incluyó primeras ediciones del poeta e instituciones que albergan documentos vitales de Blake, como el Museo Británico, el Fitzwilliam Museum de Cambridge, la Bodleian Library de Oxford, entre otros. Para Santano, la traducción de la obra de Blake es de una extrema complejidad. Su lenguaje abunda en matices, demuestra una cultura amplia y sólida, crea imágenes poéticas que son únicas, las cuales buscan colocar al lector en el momento en el que se recrea el universo del poeta. Así, esta edición, al integrar texto e imagen, permite por primera vez a los lectores de habla hispana acercarse a la obra de Blake tal cual él la concibió.
Este segundo tomo de los Libros proféticos acoge dos textos: Milton: poema en dos libros y Jerusalén: La emanación del Gigante Albión. Así, se dan cita personajes míticos llenos de simbolismo en la literatura de Blake: Albión como la representación de “el Hombre Ancestral” de Inglaterra; los cuatro Zoas, cada criatura viviente representante del instinto y la fuerza, la emoción y la pasión. Y no podía faltar Los, que encarna la inspiración y la creatividad. Su emanación es el espacio, representado como un herrero.
Bernardo Santano detalla que Milton: poema en dos libros pudo ser inicialmente una idea de Blake para desenvolverlo en doce libros, pues en la portada se distingue el número 12. Este poema aborda dos visiones de Blake: la primera la representó en tres láminas y narra la llegada de Milton. La segunda narra la aparición de la virgen de Ololon, una niña de doce años que se presenta frente al jardín de Blake y busca a Milton. Ahí Blake tiene una visión apocalíptica sobre el hombre moderno a partir de la Revolución industrial.
Jerusalén: La emanación del Gigante Albión consiste de cien planchas grabadas y un poema heroico afín a la Ilíada de Homero o a El paraíso perdido de Milton. Santano señala además que Blake anticipa un automatismo, el cual posteriormente ampliarían las vanguardias. La obra culmina el desarrollo del simbolismo de su universo mitológico, con una visión propia en la que se resume el comienzo de la inmortalidad.
Jerusalén es el último gran poema épico de Blake. Hace referencia a toda la humanidad, a la libertad. En su complejidad abarca cuatro capítulos y por ende representa momentos autobiográficos y visiones de Blake, quien considera el triunfo del racionalismo como uno de los mayores errores de la humanidad:
“¡Todo Amor se ha perdido! El terror tiene éxito y el Odio reemplaza al Amor, y severas demandas de Derecho y Deber sustituyen a la Libertad. Fuiste una vez para mí el más encantador Hijo del cielo, pero ahora, ¿dónde me ocultaré de tu atroz semblante y de tus penetrantes ojos? He mirado en el Alma secreta de aquel a quien amaba, y en los oscuros rincones encontré Pecado y no puedo volver jamás…”
El texto comporta de igual modo una sentencia, en la forma de un discurso o mensaje para jóvenes y artistas: “¡Despertad, oh, Jóvenes de la Nueva Edad! ¡Oponed vuestra frente a los ignorantes Asalariados! Pues tenemos Asalariados en el Campo, la Corte, y la Universidad, los cuales, si pudieran, reprimirían para siempre la Guerra Mental y prolongarían la Corpórea. ¡Pintores! ¡A vosotros apelo! ¡Escultores! ¡Arquitectos! No permitáis que los Necios de moda repriman vuestros poderes con el valor que pretenden otorgar a obras deleznables o con los jactanciosos y costosos anuncios que hacen a tales obras…”
¿La obra de William Blake puede proporcionar una respuesta espiritual o creativa a las sociedades actuales refugio? Para Bernardo Santano, es importante tener puntos de referencia estéticos, culturales, ideológicos y políticos que nos permitan trazar un itinerario hacia un destino que, aunque pueda parecer utópico, sea deseable para esta y las siguientes generaciones. Ciertamente, Blake se adelantó con firmeza a su tiempo, creando una obra un tanto críptica y oscura pero a contracorriente; una suma desde la cual se pudo y se podrá leer el tiempo que corre entre el arte y la realidad, tanto en su época como en la actual. Su visión era un don para albergar no solo la divinidad, si no la del propio ser humano. Así que esta publicación de alguna forma materializa su profecía.
*William Blake, Libros proféticos II, traducción, prefacios y glosario por Bernardo Santano, Atalanta, Girona, 2014, 617 pp.