La danza a revisión, en la UNAM

Dic 3 • destacamos, Escenarios, Miradas, principales • 4138 Views • No hay comentarios en La danza a revisión, en la UNAM

POR JUAN HERNÁNDEZ

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En una función realizada en el Palacio de Bellas Artes —en  medio de la lucha que emprende la Asociación Civil que ha venido manejado la operación del Seminario del Taller Coreográfico de la UNAM por mantenerse dentro de la máxima casa de estudios— el Taller Coreográfico de la UNAM rindió homenaje a su fundadora, Gloria Contreras, a un año de su fallecimiento.

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“Burócratas de mierda, quieren acabar con una escuela tan importante”, gritaba Gregorio Luke, hijo de la coreógrafa que mantuvo el monopolio del ballet a partir de 1970, en la Universidad Nacional Autónoma de México, cuando fundó la compañía y luego el seminario, en el cual se han ofrecido clases de técnica clásica a miles de estudiantes, sin transparentar los ingresos por esa actividad a la universidad, no obstante utilizar instalaciones unamitas.

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El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), a través de la Coordinación Nacional de Danza, que dirige Cuauhtémoc Nájera, parecía dar el espaldarazo al proyecto fundado por Gloria Contreras en contra de la decisión de la UNAM de dar por terminado el convenio con el cual opera el seminario del Taller Coreográfico en la máxima casa de estudios.

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Cuauhtémoc Nájera se notaba nervioso al llegar a la función, Nellie Happee, quién recibió la Medalla Gloria Contreras en octubre en la Sala Miguel Covarrubias de la UNAM, se encontraba cerca de él con la mandíbula apretada, mientras que el ingeniero Horacio Lecona, ex director de la CND y ex coordinador Nacional de Danza del INBA, hoy Secretario Técnico Planeación y Programación de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, sonreía satisfecho.

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El próximo relevo en la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM podría ser la oportunidad para dar empuje a la alicaída actividad dancística en la máxima casa de estudios; empezando por evaluar el trabajo de la Dirección de Danza, a cargo de Angélica Kleen, quien no entendió la importante función de esa instancia en el desarrollo de la danza en México, reduciendo la actividad dancística en la universidad a un nivel amateur, y descuidar la relación con la creación coreográfica profesional.

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Otra asignatura pendiente es la de rescatar a la danza de la visión de Horacio Lecona, quien no ha brillado por su labor a favor de la danza, primero en el INBA, en donde dejó una Compañía Nacional de Danza mediocre, y luego como Coordinador Nacional de Danza, función que ejerció sin un proyecto sólido para el empuje del arte coreográfico en el país.

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La noche del jueves, mientras el Taller Coreográfico interpretaba Sinfonía india, Concierto en re, Romeo y Julieta, Solo para un ángel contemporáneo, La sonámbula, Alas para Malala y  Huapango, coreografías de Gloria Contreras, se estaba haciendo algo más que un homenaje. Fue una demostración del músculo del proyecto heredado por Contreras, frente a las intenciones de la UNAM de poner orden a la irregular manera en que ha operado el seminario del TCUNAM.

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No se debe confundir a la compañía de ballet Taller Coreográfico de la UNAM con el seminario; éste último fue la escuela que Gloria Contreras fundó en el seno de la universidad, sin dar cuentas a la máxima casa de estudios de los ingresos que obtenía por el pago de cuotas de los alumnos.

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La UNAM ha propuesto la creación de un centro de extensión universitaria en donde se impartirían clases de iniciación artística, que incluirían cursos de danza, al que podrían integrarse los docentes que actualmente dan clases a aproximadamente mil 100 alumnos en el seminario del Taller Coreográfico.

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El proyecto de iniciación artística resulta insuficiente para atender la demanda y la necesidad de profesionalización de la danza dentro de la máxima casa de estudios. Es hora de que la universidad más importante del país reconozca a la danza como una disciplina del saber humano, y ponga en marcha un proyecto para la formación de profesionales en el arte del movimiento.

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Un anhelo añejo ha sido la fundación de la facultad de danza en el seno de la UNAM, en donde se atiendan las exigencias del arte dancístico y se forme a creadores dotados del conocimiento para manejar no sólo sus cuerpos, también las nuevas herramientas tecnológicas para la escena. Asimismo que se abra un espacio para pensar el quehacer dancístico y se genere el acervo teórico, como ya ocurre desde hace décadas en universidades de otros países.

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No debemos olvidar que en la UNAM, a través de los Talleres Libres, se imparten clases de ballet, danza contemporánea, jazz, capoeira y yoga, estas sí administradas por la Dirección de Danza de la UNAM. Habría que preguntar cuánto ingresa a las arcas universitarias gracias a estas actividades y qué se hace con esos recursos.

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Más allá de la molestia del hijo de Gloria Contreras, Gregorio Luke, quien defiende los privilegios que siente haber heredado de su madre y del inobjetable legado artístico de la coreógrafa fallecida en el 2015, está la responsabilidad de la máxima casa de estudios de reconocer a la danza y darle un lugar digno, como lo ha hecho con otras disciplinas artísticas que ya tienen sus facultades, tal es el caso de la de música y las artes plásticas; o la Licenciatura en Literatura Dramática y Teatro, en la Facultad de Filosofía y Letras. La danza requiere, de manera urgente, de la misma atención, con un proyecto digno de la universidad pública más importante del país.

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FOTO: El Taller Coreográfico de la UNAM ofreció una función en homenaje a Gloria Contreras, a un año de su fallecimiento, con la interpretación de la Orquesta Escuela Carlos Chávez, dirigida por Eduardo García Barrios, la clavecinista Águeda González, los pianista Farizat Tchibirova y Erik Cortés, así como el Coro Infantil de la República, dirigido por Alejandro León islas, en el Palacio de Bellas Artes, el 1 de diciembre. / Valente Rosas. EL UNIVERSAL

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