La danza en la plaza pública

Jun 21 • Escenarios, Miradas • 4126 Views • No hay comentarios en La danza en la plaza pública

 

JUAN HERNÁNDEZ

 

El joven coreógrafo Pablo Madrigal (ciudad de México, 1989) irrumpe con la pieza coreográfica Anatomía de la privatización en el espacio público. Disloca el ritmo de la cotidianidad para transformar la concepción del tiempo y el espacio a partir de la creación artística.

 

La obra se presenta en algunas estaciones del Sistema de Transporte Colectivo Metro, donde el autor va al encuentro de un espectador específico: el transeúnte apresurado que busca llegar a un destino —probablemente el mismo cada día— en una acción mecánica de tanto repetirse.

 

Esa mecanización de la acción humana, cuya relación está profundamente ligada a la cada vez más precaria conciencia del cuerpo como propio, es el núcleo de la reflexión y de la conceptualización estética de Anatomía de la privatización, en la que Pablo Madrigal, su autor, hace una crítica severa a los efectos del capitalismo en lo humano.

 

Imposible pasar inadvertidos conceptos marxistas en esta propuesta de danza, cuya esencia se aleja de los espectáculos tradicionales del quehacer coreográfico de concierto, para buscar un discurso que incida de manera directa en el espacio público, en términos estéticos y, desde lo estético, en lo político.

 

Pablo Madrigal retoma la plaza pública como espacio de reflexión, discusión, planteamiento de ideas y pensamiento crítico, en busca de una transformación en términos sociales y, desde luego, espirituales. En su trabajo se advierte claridad discursiva, ideológica, estética, y contempla de manera fundamental la relación de esa búsqueda artística con el público.

 

La propuesta de Madrigal busca el significado de su discurso dancístico, sin temor alguno, en la ideologización de la acción coreográfica de incidencia inmediata en el espacio comunitario.

 

Al director de la compañía Aoyama —fundada en 2010— le preocupan la enajenación del ser humano frente a un sistema de explotación salvaje, la mecanización de la vida, la descomposición social y, sobre todo, la pérdida de la conciencia del cuerpo como propio. El cuerpo humano en el sistema capitalista, nos dice el coreógrafo, ha sido “reificado” —recurriendo a un término marxista— para ser tratado como mercancía.

 

La búsqueda de movimiento y la estructura coreográfica asumen ese sentido crítico. Hay una cuadratura espacial rígida en la composición de la obra. Los bailarines Guillermo Aguilar, Leslie Alvarado y Ricardo Rodríguez  realizan movimientos mecánicos, repetitivos y en sus rostros, así como en el gran gesto corporal, hay una ausencia absoluta de expresión emotiva.

 

El proceso de robotización de las acciones del cuerpo, la carencia de deseo y el extrañamiento de la manifestación espiritual como síntomas de la vida en el mundo contemporáneo son puestas sobre la mesa por el creador para su reflexión desde lo artístico, en un diálogo íntimo con lo público. Diálogo establecido a partir de la presencia de los bailarines en una estación del Metro, en donde los apresurados paseantes deben tomar la decisión de detenerse y observar o seguir su camino.

 

La obra coreográfica adquiere el matiz de una instalación en movimiento, cuya naturaleza es la del instante en el que ocurre y al mismo tiempo se diluye. Es en ese instante en el que el motor del sistema social, al que señala críticamente la obra, parece detenerse para dar un respiro y permitir al espíritu humano manifestarse.

 

Pablo Madrigal es coreógrafo y bailarín. Estudió en la Academia de la Danza Mexicana del Instituto Nacional de Bellas Artes. Ha bailado para diferentes compañías y obtuvo el estímulo ofrecido por la Coordinación Nacional de Danza a través de la convocatoria de Emergencia Coreográfica en 2011. Cursa la Licenciatura en Coreografía en la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea y es autor del libro que lleva por título el mismo de su obra: Anatomía de la privatización. Entre sus creaciones están Médula (2010), Alas (2011), Red Candy (2012) y Mar muerto (2012).

 

Con la obra Anatomía de la privatización, el coreógrafo de 25 años de edad se sitúa como uno de los más sobresalientes de su generación, en la creación de una danza política, crítica y reflexiva, cuya pertinencia se justifica en el diálogo establecido con la contemporaneidad.

 

* Anatomía de la privatización, de Pablo Madrigal, con la compañía Aoyama, se presentará en la estación Zapata, Línea 12 del Metro, el 24 y 25 de junio, a las 13 horas.

 

*Fotografía: Madrigal busca que su discurso incida en el espacio público, en términos estéticos y, desde lo estético, en lo político./ Cristopher Rogel, EL UNIVERSAL.

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