La épica de Elena Garro
POR ELENA GARRO
/
/
A: O. Paz
Todo el año es invierno junto a ti
Rey Midas de la nieve
Huyó la golondrina escondida
En el pelo
La lengua no produjo más ríos
Atravesando catedrales, ni eucaliptos
En las torres
Huyó por la rendija la ola azul
En cuyo centro se mecía la paloma
/
El cielo blanco bajó para ahogar
A los árboles
El lecho es el glaciar que devora
Los sueños
Surgió el puñal de
Hielo a cercenar minuciosamente
La pequeña belleza que defiendo
El sol se aleja cada día más
De mi órbita
Sólo hay invierno junto a ti
Amigo.
/
Enero 18 de 1955
/
/
Vamos unidas por la infamia
pasos del hambre gris
delante.
Perdimos a la cruz
siempre lejana
arriba el buen ladrón
Dimas,
cierra los ojos para siempre.
Una lluvia, una mañana
una limosna certificada con un talón bancario.
Nuestros pasos salpican
el agua con lágrimas inútiles.
Busca, busca el pan nuestro
de cada día, decía mi padre.
Después de la visita
A Federico.
Las avenidas no llevan
A ninguna parte.
Se abrió el libro blanco
y se cerró negro
sólo la súbita voz infame
la infamia no se pierde
En un café lluvioso.
Globos rojos y comunistas de pelos maraña
jeringa de heroína
anuncian un lugar en la
antesala.
La lluvia de los siglos líquidos
no borran
nuestra presencia infame.
La gloria son palabras
huesos
permanecen goteras,
sangre escupida por la boca
cae manchada
de mentiras
una almohada de piedras
oculta lo indecible
Elena nunca fue
Helena nunca ha sido.
Me ocultan de Jesús
la plebe nos espera
escritorios, teléfonos, decencia
paraíso burócrata.
No nombres a la Virgen María
olvida a San Miguel Arcángel.
El cielo se detiene solo
el cielo sólo es aire
no cruzarás la Puerta de Oro
la Torre de Marfil
está abolida
alguna vez
fuiste un bandido
escalando una tapia
la tarde morada
minúscula violeta
se deshojó y apareció la noche
eterna
quebradiza como un papel
de seda calcinado
las risas rubias
de mi tío
salieron de la tapia
al jardín.
Los perros festejaron
el alboroto producido
y se perdieron en la mesa
albeante
días festivos
días aparte
semanas de campanas
cohetes de septiembre
La Covadonga
y el cura Hidalgo en el periódico
la calva agujereada
de alfileres
despacio, uno a uno
los clavaba
para vengar la afrenta
cometida
contra mis padres
guardados en un disco negro
las gaitas, las vaqueiras y las risas
sentadas a la mesa.
/
Se presenta el Olimpo
abajo el Reino de las Sombras
Helena está en el limbo
yo la ignoro
la cal de las paredes
la fuente rosa de corazón azul
espera los naufragios
todavía se ignoran
los suicidios.
las navidades son las
avellanas y la intensidad del pino
somos los pinos arrancados
del frío.
Jugamos los hermanos
eran los días de las metamorfosis
Aquiles, Casandras
Revoluciones
surgen de los helechos
arden sobre las bugambilias.
Yo soy Cortés.
El Cid nos visita por las tardes
y los Infantes de Aragón
huyen por las almenas
de los geranios encendidos de día
enlutados de noche
Helena está en el limbo
yo la ignoro
la ignoran mis hermanos
salir al mundo es peligroso.
/
Por las calles de piedras
asesina a los cristianos
hay mucha sangre
el ateo apaga los cirios con un soplo
el mundo queda en sombras
no salgas a la calle
allí están los soldados.
el ateo siempre tuvo
rostro de periódico
ensuciaba los dedos
al tocarlo.
Pero Dios está en todas partes
Y los mira.
Nos mira Dios.
No cometas pecados
Amarás a Dios
sobre todas las cosas.
Las cosas son las limas
que reflejan
los verdes agridulces de la tarde
y son también los nardos
perfumados
como las caras muertas
de los niños católicos
colocados en féretros azules
azul es el cielo
azul es el partido
que tiene que ganar
éramos grandes de doce años.
/
Contábamos los azules
de los ataúdes que viajaban
al cielo abierto de los inocentes
la inocencia existía
en las ramas renovadas
la inocencia presenciaba
los pecados cotidianos
de caminar de tejado
en tejado
el general Elena
tomaba las ciudades
Helena esta en el limbo
yo lo ignoro
la ignoran mis hermanos
ella mira los juegos
desde la derecha,
desde la izquierda
desde las nubes
desde las fuentes.
La casa se aleja
un camino estrecho
nos lleva a la ciudad de México
atrás, los indios
crucificados
están adentro de mis ojos
la estela de su sangre
nos lleva a la ciudad de México
tengan virtud
las fiebres, los mosquitos
los calores
nos sigue un ejército
de tamarindos
y penachos airosos de papayas.
el perro se quedó
para morir después.
De algunos días de espera
los días de Toni
son mis días de ahora
sin minuteros,
sin calendarios.
Las niñas son muy elegantes
nosotros
sólo somos personajes
que cambian por instantes
Ayax,
que recorre murallas
Greta que aparece líquida
mientras nosotras somos
carne.
esquinas de cemento
pulquerías
roban en la ciudad de México
mi padre camina las aceras
mi madre visita a sus hermanas
la escuela sirve sólo
para olvidar a griegos
evangelios, Garcilasos
y ángeles de Blake.
/
Apenas coloreados
de las cajas sale
la Rendición de Gredos
y el circular entierro
del conde de Orgaz
también las aves japonesas
fundidas en la porcelana
y Pico Della Mirándola
miramos a la niña de blanco
con el lazo azul en la cintura
ella toca el piano
y encuentra lugar
en la pared extraña
ha huido la canela del pan
también las rosas del azúcar
sobre los polvorones blancos
sólo hay ateos
con rostros de periódicos
adentro de carrozas fúnebres
que llevan ametralladoras
murió Toral
hace ya tiempo
el Padre Pro nos mira desde
la estampita
minúscula ventana
enlutada abierta
al cielo encendido de los mártires
atrás del cielo azul de Venus.
/
Está el otro cielo
de trompetas al pie del Trono de Oro
de María.
el padre Pro entra
por la minúscula ventana
estamos solos
Helena esta en el limbo
nosotras lo ignoramos
/
Los profesores están en un
pupitre
atrás están los pizarrones
por las ventanas entran
los perdidos tulipanes
y borran a las ecuaciones
es difícil sumar
es difícil dividir
los verbos no son Verbo
que fue el principio
de nosotros.
Plumas, duelas, damas,
reyes, reinas
y la gloriosa noche
de Saint-Berthélémy
saltan de Alejandro Dumas
España está la mesa
en capilla de San Pedro
y San Pablo
está el teatro y sus ensayos.
/
En lo alto de la torre
intocadas la risa
blanca del abuelo
de Helena
que está en el limbo
sobre la escena hay trozos
de Troyanas
Sófocles nos presta
sus lamentaciones
en una silla, metido
en un sweater de cuello de tortuga
está el futuro
desde la escena lo ignoramos
lo ignoran mis
hermanas.
En otra silla esta su amigo
de cutis amarillo
el amigo mea
venganza contra Sófocles.
Desde la escena lo ignoramos
ojos ajenos a los griegos
miran desde las sombras
de las sillas
odian a Helena y odian a París
a Casandra, a Menelao
nosotras ensayamos
en la torre la risa blanca
del abuelo que vive supliciado
una Tortuga gigantesca espera.
/
Las tortugas viven
cientos de años
desde la silla el hombre
con sweater de tortuga
mea
Sófocles canta.
no llegan los olores ocres
del orín.
Tampoco llegan la noche
del estreno en Bellas Artes
Los perros inocentes
mean en las esquinas,
los hombres de sweater
de cuello de tortuga
mean en Sófocles
lejos en las lomas
homosexuales del rencor
estallan los vidrios
de las puertas
del hombre que fornica con el hombre
mientras canta los flujos
de su madre aceda y vaginal.
la injuria obscena
la pedrada de semen
petrificado en la masturbación
es silenciada.
¡Chhist! nadie debe saberlo.
Que lo ignoren las vírgenes
el coro de maricas
se disfraza de hombre
corta camelias
que aparecen
en la parada del autobús decrépito
que espera
en las astillas de millares
de espejos
para cortar los pies de las
danzantes vírgenes.
extraño objeto frío
colocado en el fondo
de un pequeño féretro.
La camelia blanca
Se calcina en el calor
del medio día
el sweater de cuello de tortuga
tiende la mano
minúscula con el cadáver lívido
de la camelia.
le ofrece su futuro.
Sonríe.
El Palacio de Gobierno mira
los soldados bayoneta calada
al hombro
hacen los cien pasos en el vacío
empiezan en el instante
de la flor difunta.
/
Extraño visitante
asiste al comedor
de mesa circular
son las siete y media de la
noche.
sobre las copas y los libros
habla mi padre
cuenta a Bergson
al infinito misterio de la Virgen
debajo del manzano
Eva
Virgen Pecadora
primera versión
Madre primera
acepta la serpiente
del conocimiento
toma el fruto rojo
lo entrega al hombre
María obradora
del pecado.
Recibe del azul
el Ángel de Oro
Anunciador
de la blanquísima
paloma
condensación azul
que se hace nieve
el visitante
de sweater de cuello de tortuga
ríe,
/
Ojos de saurio
anula a Blake
al vino
Sócrates es homosexual
destruye para siempre
la perfección del
ser unido
el hermafrodita.
no, no es uno
son dos maricas fornicando.
¿Y el padre? ¿Y la madre?
¿Y los jóvenes rubios?
sentados ¿a la mesa?
El padre explotador
la madre castradora
los niños explotados
Helena está en el limbo.
Las roscas de canela
los violines quebradizos
permanecen intactos
la mesa circular
no se conmueve
las trenzas rubias
de las vírgenes
bostezan
son las nueve de la
noche.
queda poco lugar
para los sueños.
/
El visitante insiste
cada noche.
Las manos pequeñísimas
los ojos de saurio
deciden el destrozo
desde un rincón desconocido
espera la Tortuga
Helena está en el limbo.
está próxima la noche
del asesinato.
/
Llueve, llueve, en la avenida
Durango.
llueve, llueve en la Parada Empresa
las trenzas rubias
gotea agua.
El impermeable no abriga
lo bastante
el maletín de cuero blanco
oculta frascos de cristal.
Los ojos de la virgen lloran.
El visitante
la lleva delante de unas
rejas altas.
Después la casa extraña
profunda, oscura
como el Reino de los Asesinos
y la Tortuga pasea entre
veladoras,
sobre su concha enorme
las garras de un kimono
japonés.
/
Y la estela de vaginas
y cadáveres
cae la noche siempre,
las rejas altas
esconden los amores incestuosos.
La Tortuga es veloz
tiene ojos de piedra
es inmortal como la muerte
desde todos los rincones
mira a la virgen aterrada.
/
Adentro la espera
el adjetivo Puta.
la Gran Tortuga
la espera delante
de una mesa
enorme.
/
La conducen a un cuarto
allí esta Amalia
amortajada en trajes blancos.
Abanico en mano
mirada de gacela
inteligente.
La miran desde
sus retratos
la miran desde su
reflejo en innumerables
espejos.
¡Incauta! ¿Porqué
has venido aquí?
¿A mi cuarto?
“Echa el pestillo
huye por ésa puerta
que da a la habitación
en ruinas”
el biombo japonés
sus aves de enormes
colas blancas
cubre la salida
al cuarto en ruinas.
en donde se apiñan
baúles, trajes, fotografías
iluminadas por la luna,
que mira blanca
desde la esquina
del techo derrumbado.
las madreselvas
cuelgan por los muros
invaden al cuarto en ruinas.
/
Amalia nueve el abanico
¡Allí! Allí está la salida
cuídate del perro feroz
del albañil
en este cuarto mío
se han cometido infamias.
/
Avanza el olor de la Tortuga
toda la lluvia no lo borra.
golpean la puerta
cerrada con pestillo.
Puta, Puta, Puta,
grita la Tortuga
mientras Amalia señala
con el abanico
la puerta guardada
por las aves blancas
del biombo japonés
que llevan a la luna.
Puta, Puta, Puta,
grita la Tortuga.
atrás del perro del albañil
ladra feroz
llueve.
Amalia levanta el abanico
detrás de los pestillos
el visitante del sweater
de cuello de tortuga
grita.
Grita la Tortuga,
y grita el visitante:
Puta, Puta, Puta,
salta la puerta.
el visitante pasea
por el cuarto
Amalia recoge el abanico.
desnudo el visitante
cuerpo joven de vieja
maldice, violenta
las almohadas
que chorrean sangre
los dedos pequeños
de uñas largas
chorrean sangre.
/
Le mostraré a mi madre
que eras virgen.
llueve, la lluvia
llueve.
No se sabe qué hay
detrás de las paredes
de la habitación
de Amalia.
/
Helena está en el limbo
no atenderá la llamada.
De los dedos que gotean
sangre.
el pueblo le pedía
a Bolívar una bandera
cogió la sábana
marcada con sangre
de la virgen:
ésta es su bandera
dijo.
El visitante explica
también el mostrará su bandera
a la madre Tortuga.
llueven siglos.
se levantan muros
crecen murallas
para esconder para
siempre a la virgen
violada con los dedos.
Nunca más Ayax
paseará por las murallas.
nunca más se cantará
la cólera de Aquiles
las siete vueltas a Troya
no correrán jamás
en la memoria
Helena no será rescatada
Blake desaparece
en una mancha de
humedad del muro.
se cierra el cielo.
La Virgen y su Trono de Oro
están detrás de una
cortina de sangre.
desaparece el Padre Pro
la cara llena de gargajos
de burócratas.
Sonríe antes de hallarse
frente al pelotón.
tampoco Toral
la mirará nunca más.
Él tuvo una muerte
diferente.
Los arcos de piedra rosa
iluminada
en donde Carlos daba
clase desaparecen.
El visitante ronca, se endereza
dormido
masca.
Por la mañana el hedor
de la Tortuga.
le sirve un par de huevos
tibios.
El vaso de jugo de naranja
ya no es un sol líquido
tampoco es el hábito de un bonzo.
/
Afuera a un paso
está Parada Empresa
los rieles, el tranvía.
es muy tarde niña
mejor regrese a su casa.
El farol del sereno
le ilumina la cara
y el cabello
ella no se mueve
espera en la banca.
Ya pasó el último tranvía
tendrá que esperar
el de las cinco de la mañana.
Pasó el último tranvía…
la noche hueca enorme
borra las huellas de las casas
y los hombres.
sólo la noche
el farol se aleja
Helena está en el limbo.
La Tortuga espera en la terraza
el visitante espera en la terraza
las gradas, el jardín
los separan de las rejas.
Vuelve a las rejas
la suicida.
Nuestro Señor Jesucristo
ya no la mira.
Tampoco ella se atreve
a levantar los ojos
Dios está en todas partes
¿También en la terraza?
Puta, Puta, Puta.
Todavía no sabe
que la condenaron a pedir limosna.
Llueve, llueve.
Llueve.
Un enorme secreto
cubre su asesinato.
/
A las nueve y media de la noche
se escucha la cadena
de la reja
es él que vuelve diariamente
dice la Tortuga
y mira al visitante
el visitante escucha
la carne con mostaza
espera.
La ensalada se ahoga
en el aceite
y la cadena de la reja
llama.
Sí, es él ¿cuándo nos
dejará tranquilos?
¡Miserable borracho!
es el padre que llama
que vuelve desde su
suicidio en Texcoco
es él quien se levanta
cada noche.
Quien junta sus miembros
en los rieles
y su cabeza hallada por
los perros de los indios
a quinientos metros
de los durmientes de los
rieles.
Y llega y llama y pide
clemencia
y nadie le contesta.
devoran la lechuga
devoran a la carne
con mostaza
y el padre llama
haciendo sonar la cadena.
/
Amalia desde sus
retratos blancos
escucha la cadena
movida por su hermano.
/
El visitante llega
al alba.
/
Ella, vestida espera
en una silla en el salón
los candiles encendidos
la iluminan.
la Tortuga aparece
envuelta en el viejo kimono
japonés.
Puta, Puta, Puta.
Despierte que ha llegado
su marido.
/
¿Y el secreto?
El secreto quedará encerrado
entre los demás secretos.
/
El miedo de las nueve
de la noche
hace temblar la mano
de uñas largas.
/
Petrifica al kimono japonés
que cubre sólo nalgas.
Ella escucha siempre
la cadena
y los mira
¿No hay piedad para
el hombre que agita
la cadena?
Mamá, mamacita
/
El visitante se sienta
en la Tortuga.
/
Cabrona casa
está maldita
escupe la Tortuga.
/
No queda nada.
el tiempo no produce
milagros
la Tortuga cerró el grifo
del surtidor de días.
en el calendario sólo
números.
Las fiestas quedaron abolidas.
el visitante habla
de un desconocido: Marx.
También habla de la Economía
y de la extinción de la familia
Helena está en el limbo.
La otra sentada
en una silla.
En la terraza se pudren
las camelias
en el jardín pululan
heliotropos
las lilas de Amalia
están malditas.
Hay cofres en las habitaciones
/
Cofres cerrados.
de la Tortuga cuelga
un manojo de llaves.
es muy pequeña no levanta
altura.
Es tan gruesa que
necesita de dos sillas.
González la visita
el visitante se encuentra
en la oficina.
desde su sastrería
la llaman sus empleados.
/
Nunca terminará
su venganza
contra las carretelas,
los saraos, las lunadas
a las que no asistió.
Miraba desde su “piquera”
el paso de las señoritas
cubiertas de encajes
y abanicos.
Amalia reía ignorando
que era mirada
por la tabernera.
Yo era niña, muy niña
Me vestía de rojo con
olanes.
Ése –el anciano
pintado en el retrato—
/
Dijo:
menos escote, menos rojo,
más gris, más negro, más
azul, que ahora es usted
una señora.
Cabrón.
La Tortuga selló la
biblioteca.
un cesto enorme de calcetines
rotos
en vez de libros.
¿Nunca más una Amalia?
Ahora la Tortuga una los reclinatorios
ahora la Tortuga preside los rosarios
golpean sus llaves
que guardan los secretos.
La Tortuga se enluta la
cabeza pequeña
con mantillas de nubes
asiste a los velorios,
a las misas.
Ella se queda en la terraza
ella no es ella.
La llaman de las sombras
de la reja:
Niña, cuidado.
no bebas el chocolate
que bebió Amalia.
Estaba sola…murió esa
noche sola…
Vino su cuñada de Puebla
esa tarde.
Preparó chocolate
para Amalia.
Se llevó a los criados al velorio
se llevó también al visitante
yo estaba en el salón
la vi beberlo.
salí con la Tortuga.
Niña, no bebas
el chocolate bebido
por Amalia.
La sombra huyó
ante ¡alguien viene!
Ella regresó a la terraza
las sombras son las
sombras.
¿Quién puede ver entre
las sombras?
Se borran las camelias
se borra la memoria.
Alguna vez estuvo
en una mesa circular.
Por el mantel
galopaban el Cid
don Juan de Austria
Garcilaso.
Ahora sólo escucha el cuerno
de Bayardo.
Que como afirma el visitante
nunca existió
tampoco Homero, tampoco
Shakespeare, tampoco Esquilo
y la Marquesa de Sévigné
sólo era una lesbiana
en la terraza frente a las
camelias funerarias
destruyen el mundo.
Los cofres guardan sus secretos
Amalia le hace señas
con sus abanicos.
Todos han sido
Asesinados.
La cadena llama
el visitante tiembla
la ensalada espera
la Tortuga la impide
usar el teléfono.
aquí no entra nadie.
El mundo yo no existe
San Miguel se mudó
de planeta.
Sostiene al cielo desde
ese mundo lejano
la Virgen cerró la Puerta del Cielo
los ángeles abandonaron
las nubes.
El cielo vació se incendia
en las tardes
las llamas lo consumen
para no dejar huellas
de que hubo cielo.
Enormes trozos de ceniza
cubren la casa de los
asesinos.
El visitante ha dictado
sentencia de muerte
la luz debe extinguirse
la Tortuga hace
crujir a las duelas
se cuelga del teléfono
y blasfema.
Se limpia los dientes
con las uñas
se acaricia los pezones
mientras habla con su primo.
/
En el jardín los naranjos
dan frutos esmirriados
las madreselvas borran
el hedor de la Tortuga
la bandera del visitante
ha sido
cuidadosamente examinada
laven esta porquería.
/
Decretó la Tortuga.
Llega la noche
pisa sangre
ladra algún perro
la ignominia no puede ser
nombrada.
Débil es la palabra.
“El español es un idioma muy rico”
y no tiene palabras.
La han dejado muda.
nunca podrá decir
lo sucedido
el mundo objetivo
y el ABC del comunismo,
conjuro del cemento armado
le han caído encima.
El visitante cree en los
números
que ignora
antes uno y uno no eran dos
ahora uno y uno siempre serán dos
así lo ha decretado
el visitante.
Ella no es uno.
simplemente cero.
Helena esta en el limbo
mis hermanas
se quedan en su
casa.
/
La noche es el planeta
solo.
El visitante trazó el círculo de la tiza
Helena llega a visitarme
oscuro es el planeta
siempre es de noche
sólo existen sombras.
Estamos adentro del círculo
de tiza.
Gil de Rais vigila
Desde la puerta de
la capilla profanada
no vendrán mis hermanos
la torre está adentro
del círculo de tiza
las lágrimas de Helena no lo borran.
Avanzan los ejércitos
burócratas de casimir
con rostro de periódico
los Tulipanes anuncian:
Poeta, escultor, pintor
televisión, actor,
siempre quedan impunes
los crímenes de los homosexuales
afirma el visitante.
Domingo 27 de febrero
/
/
/
Foto: Con poco menos de 20 años de edad, la autora ya era considerada una mujer prodigiosa del campo intelectual mexicano. Inició su carrera como coreógrafa en el Teatro de la Universidad donde el director era Julio Bracho. /
Archivo personal de Elena Garro
« Acercamiento a la correspondencia de Garro Matt Ross y el ansia radical »