La fiesta

Ago 12 • destacamos, Lecturas, Miradas • 759 Views • No hay comentarios en La fiesta

 

Situada en los albores de la novela corta, El baile es una pequeña obra maestra de Irène Némirovsky, quien fue deportada a Auschwitz

 

POR BENJAMÍN BARAJAS
Los antecedentes de la novela corta se pueden encontrar en los relatos encadenados de la Edad Media, en obras tan distantes como Las mil y una noches, Calila y Dimna, el Libro de buen amor del Arcipreste de Hita, sin olvidar El Quijote y las Novelas ejemplares de Miguel de Cervantes; pero fue en la segunda mitad del siglo XIX, con el auge de la novela folletinesca, o por entregas, en que abundan los relatos más extensos que un cuento, pero inferiores a las novelas voluminosas de la talla de Guerra y paz, Los hermanos Karamazov o Fortunata y Jacinta, por citar solo tres casos.

 

Descuella, entonces, un nuevo subgénero al cual los críticos alemanes llamaron novellen y los frances nouvelle, el cual tiene un conjunto de características estructurales como son el desarrollo parcial de los temas, la velocidad de las descripciones, el bosquejo de los pocos personajes, sin la profundidad psicológica de las novelas decimonónicas.

 

Sin embargo, este breve bosquejo deja fuera a muchas obras que no se pueden clasificar, ya que suscitan el clásico conflicto de fronteras entre los géneros literarios; por ello es muy importante considerar la perpectiva del lector, para quien la novela corta es aquella que se lee “de una sentanda” y se vincula a un “tiempo de lectura” donde la velocidad rige todos nuestros actos sociales, a diferencia de otras etapas de la historia en que los hombres y mujeres se reunían “al amor de fuego” para escuchar historias casi interminables.

 

En este contexto, se sitúa la pequeña obra maestra, El baile, de la novelista francesa de origen ruso Irène Némirovsky (1903-1942), quien fuera deportada de Francia por el régimen del mariscal Philippe Pétain a los campos de concentración de Auschwitz donde murió sacrificada por los nazis.

 

La trama de El baile gira en torno al acontecimiento de una fiesta de gala que dará relumbre al matrimonio de los Kampf, Rosine y Alfred, quienes son nuevos ricos y desean ingresar al mundo de la alta sociedad francesa. Los preparativos, la perfección de los detalles y, sobre todo, el deseo de conquista de los placeres mundanos ocultan el verdadero conflicto entre Rosine y su hija adolescente, Antoinette, de catorce años.

 

A medida que avanza la novela, se genera el contrapunto de la hija contra la madre, pues ambas reclaman el reconocimiento de los demás sin ocultar su narcisismo. La madre desea ser admirada y conocer a algún gigoló joven, mientras que la hija espera, por lo menos, asomar la cabeza a aquel mundo de luces, sonidos y de cuerpos que se aproximan a la fiesta. Rosine la manda a dormir al cuarto de los trebejos y esta es la pólvora que dispara el clímax de la novela.

 

Un elemento fundamental que alimenta el dramatismo de la obra radica en el manejo del tiempo. A medida que se acerca la posible llegada de los invitados cada minuto se adensa y pesa tanto que dinamita los nervios de Rosine, la pobre nueva rica que llora espesas lágrimas, despreciada por la selecta sociedad parisina.

 

 

 

FOTO: La novelista francesa de origen ruso a la edad de 25 años, el 1 de enero de 1928. Crédito de imagen: WikimediaCommons.com Cedida por Denise Epstein, hija de Iréne Némirovsky

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