La gran blofeadora: una reseña a “El gran farol”, de Maria Konnikova
En El gran farol, Maria Konnikova presenta una investigación psicológica de aquello que podemos controlar y lo que no, analizado desde un campo azaroso donde sólo triufan los mejores estrategas: el póker
POR ERICK HERNÁNDEZ MORALES
Tras sufrir una serie de golpes de la fortuna (le diagnostican una enfermedad desconocida, su abuela muere en un accidente, su madre y su marido se quedan sin trabajo), una mujer busca encontrar respuestas en las cartas, pero no en las del tarot ni nada similar, sino en las de la baraja inglesa en las mesas de póker. No le cuento el inicio de una novela, sino la anécdota de cómo Maria Konnikova se embarcó en el proyecto de escribir El gran farol (Libros del Asteroide, 2021), un libro de divulgación psicológica sobre la conducta humana ante la toma decisiones y, al mismo tiempo, la crónica de su incursión triunfal en los circuitos profesionales del póker, pasando en un par de años de ignorar por completo las reglas del juego a obtener ganancias de cientos de miles de dólares en el mismo.
Lo que llevó a Konnikova a los casinos no fue un intento desesperado por resolver sus problemas económicos, sino la necesidad, constante en su trayectoria de psicóloga y exacerbada por su mala racha, de comprender esa línea difusa que divide lo que el ser humano puede controlar de lo que no, tratar de asimilar la medida, que tantas veces nos obstinamos en negar, en que influye la suerte en nuestras vidas y encontrar la manera de aprovechar ese conocimiento a la hora de tomar decisiones. Resulta que el póker, específicamente la modalidad llamada Texas hold’em, era un pequeño laboratorio ideal para su investigación, un reflejo de la vida por su balance entre las dos fuerzas opuestas de la habilidad y el azar.
En la jerga, los buenos jugadores de póker son tiburones, los demás son pescados; los primeros saben detectar desde lejos a los primeros e ir a la caza de sus billetes frescos. A pesar de la fiera competitividad que refleja esa distinción, uno de los descubrimientos de El gran farol es lo generosa y acogedora que puede ser la comunidad de este juego. El Virgilio que guía a Konnikova en su ascenso es el veterano Erik Seidel. A él se suman otras estrellas del póker, entre ellas Dan Harrington, alias Action Dan, autor de la clásica a serie de libros de estrategia Harrington on Hold’em, quienes le ofrecen a la autora su ayuda, su visión particular del juego y de la vida, y de las que ella nos ofrece a nosotros retratos entrañables y ricas anécdotas. Las lecciones van desde saber encajar los golpes de la fortuna (de la varianza, para usar el mismo término matemático que los jugadores), la concentración, la disciplina, la paciencia, el dominio propio, hasta la conciencia narrativa o una dosis de zen. El gran farol busca entender la suerte desde una perspectiva científica; en consecuencia, las únicas prácticas de otros jugadores que son refutadas y vistas con desconfianza son aquellas supersticiosas.
El Texas hold’em ha sido el tema central de novelas como La música del azar de Paul Auster y All in, Sinatra de Pedro Zavala. En el ámbito de la no ficción, El gran farol se inscribe en una genealogía literaria que inaugura The Biggest Game in Town (publicado en español en 2011 como Poker. Crónica de un gran juego, por Hueders), del poeta inglés Al Alvarez (1929-2019), quien en 1981 convenció al entonces editor de The New Yorker de pagarle un viaje a Las Vegas para presenciar y escribir sobre la Serie Mundial de Póker (WSOP por sus siglas en inglés). En ese entonces el evento era una convención prácticamente desconocida para el público profano que organizaba en su casino Benny Binion, una personalidad en el mundo de las apuestas con un largo expediente criminal. Lo que fascinaba al poeta era el ambiente siniestro del garito en el que se amontonaban a apostar en grande hombres con mentalidad, y a menudo también la vestimenta, de pistoleros, rodeados de humo de tabaco y prostitutas, así como el romanticismo de esos outsiders que se vanagloriaban de vivir fuera del sistema ganando fajos de billetes de las más altas denominaciones sin someterse a las leyes de un empleo.
Por su parte, a Colson Whitehead, una de las voces más destacadas de la narrativa estadounidense contemporánea, fue Grantland, un blog deportivo de ESPN, quien tuvo que convencerlo de aceptar su oferta de pagarle los 10 mil dólares de entrada para participar en el evento principal de la WSOP de 2011 y escribir una crónica. Al principio se resistió, pero no sólo terminó por ceder, sino que su experiencia sobrepasó la serie de artículos acordada con la publicación y se convirtió en un libro más amplio: The Noble Hustle: Poker, Beef Jerky, and Death (2014). Tres décadas después de la visita de Alvarez, el ahora magno evento reunía a miles de jugadores de todo el mundo con pocos sombreros de vaqueros en sus cabezas y muchas gorras con los logotipos de sitios de póker en línea que hacen de patrocinadores. Mientras que para Alvarez cada jugador tenía un aire de leyenda viviente con una historia intrigante detrás que él estaba deseoso de inquirir, Whitehead se sirve de un fino humor satírico para clasificarlos en tipos que se repiten idénticos en cada casino.
Para escribir El gran farol, la intención inicial de Konnikova era dedicar a su investigación el periodo bien definido de un año que culminaría con su participación en la WSOP 2017. Sin embargo, su desempeño en dicho torneo fue todo menos un buen clímax para el libro (aunque supo aprovecharla en una excelente introducción). Nunca antes la autora había incumplido un plazo autoimpuesto, pero una de las grandes lecciones que aprendió en las mesas fue la de saber ajustar, tanto su modo de actuar como sus expectativas. Su aprendizaje tomó más tiempo del deseado y la llevó por otros senderos, gracias a ello su crónica abarca otras geografías del circuito: el European Poker Tour, la PokerStars Caribbean Adventure, y un menos gratificante viaje a Macao, centro mundial de las apuestas que hace parecer a Las Vegas cosa de niños.
Una vez terminado el libro, habiendo comprobado y confirmado repetidamente que su enfoque centrado en la psicología y toma de decisiones podía llevarla al éxito en las más altas esferas del póker, así como a extraer lecciones útiles en otros ámbitos de la vida, Konnikova se mostraba dudosa sobre su permanencia en el juego. Su twitter deja ver que está participando en los eventos de la WSOP 2022 que tiene lugar mientras escribo estas líneas. ¡Suerte en los paños, Maria!
FOTO: Especial/Pexels/ Kendall Hoopes
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