Lenguas mayas, herencia viva en un mundo global

Ago 21 • Conexiones, destacamos, principales • 4988 Views • No hay comentarios en Lenguas mayas, herencia viva en un mundo global

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La familia de las lenguas mayas tiene una fuerte presencia en el sureste del país, incluso en otros países de Norteamérica, como explica en entrevista B’alam Mateo Toledo, quien ha dedicado sus estudios lingüísticos al conocimiento y reflexión de estos idiomas

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POR GERARDO ANTONIO MARTÍNEZ 
“Muchos hablantes entienden que su lengua tiene que ver con la cultura, la percepción del mundo. Representa su historia”, explica B’alam Mateo Toledo sobre la idea de que los hablantes de las distintas lenguas mayas tienen de su idioma. Con una evolución de alrededor de 5 mil años, según estimaciones de los especialistas, esta familia lingüística es una de las más habladas en el país con alrededor de 2 millones 500 hablantes en sus 10 idiomas originarios del actual territorio mexicano.

 

B’alam Mateo Toledo, investigador en el área de Pueblos y Lenguas Indígenas del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas, unidad Sureste), explica que de las 30 lenguas que conforman esta familia, 20 o 21 de éstas se hablan originalmente en la región que hoy es Guatemala, mientras que las lenguas restantes son originarias del actual territorio mexicano. Sin embargo, dice, los movimientos migratorios de las últimas décadas han hecho que lenguas como el awakateco, hablado inicialmente en Guatemala, esté presente en los registros lingüísticos en México.

 

De acuerdo con cifras más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), de las lenguas mayas habladas en México, el idioma que tienen mayor cantidad de hablantes es el maya yucateco con 774 mil 755; le siguen el tseltal con 589 mil 144 y el tsotsil con 550 mil 274. El lacandón, tojolabal, mam, chol, chontal y mochó son otras de las lenguas mayas, y sus hablantes se concentran principalmente en el sureste del país, mientras que el huasteco o tének está presente en esta región compartida entre San Luis Potosí y Veracruz. En total, las nueve lenguas mayas originarias del actual territorio mexicano las hablan 2 millones 484 mil 790 habitantes. De todas estas lenguas llama la atención al caso del mochó, una lengua en peligro de desaparecer como sucedió con el mhikomulselteko: “está a punto de desaparecer. El censo de 2020 indica que es hablado por menos de 200 personas.”

 

La relación que las lenguas mayas han desarrollado desde la conquista con el español, B’alam Mateo Toledo la define desde la imposición, un proceso distinto al que estas lenguas vivieron durante la era prehispánic con relación al náhuatl y mixe-zoques con las que la influencia se dio en ambos sentidos. Aun así, rescata la fuerte presencia de vocablos del maya en la vida diaria en el sureste mexicano y en Guatemala.

 

¿Cuáles son las variantes de las lenguas mayas?

 

Cuando hablamos de las lenguas mayas realmente estamos hablando de una familia lingüística formada por varios idiomas que están relacionados por su historia, origen y en dónde se desarrollaron. Hablamos de un grupo de lenguas que, hasta donde sabemos, hace más o menos 5 mil años eran una sola lengua pero que se fueron diversificando. Actualmente existen alrededor de 30 lenguas mayas emparentadas unas con otras en distintos grados; es decir, distintos niveles de profundidad de diferencia y similitud.

 

¿Cuáles son las que se hablan en México y en cuáles regiones?

 

En Guatemala se hablan 20 o 21 lenguas mayas, el dato depende del investigador a quien se le consulta, porque existen algunas variaciones internas en algunas lenguas. Las lenguas mayas son las que mejor se pueden definir como lenguas distintas. Por ejemplo, sabemos que el español no se confunde con el portugués o con el francés. Lo mismo pasa en las lenguas mayas, pero hay algunas regiones en donde el número exacto de lenguas puede ser un poco problemático porque hay cierta variación interna y surgen problemas sobre si son o no lenguas. Pero resulta que en algunas regiones hay lenguas que no son claramente lenguas o son variantes de una lengua. Es decir, las fronteras entre las lenguas no son claras. En México hay un promedio de 10 lenguas mayas. Entre ellas están el huasteco; hay otra lengua maya que se hablaba, el chikomulselteko, pero ésta ya murió. Luego está el yucateco que es una de las lenguas mayas más grandes y de las más grandes en México. Le sigue el lacandón, que es un pariente muy cercano del maya yucateco; otras que se hablan en México son es el chol, el tsotsil, el tseltal, el tojolabal, el mototzintleco o mochó. Esta última es una de las lenguas mayas que está a punto de desaparecer. El censo de 2020 indica que es hablado por menos de 200 personas. Hay lenguas en el mundo que tienen mil hablantes, pero los niños, adultos y ancianos lo hablan. Entonces no están en peligro. Son lenguas que siempre han sido pequeñas y se mantienen en la vida diaria. Pero en términos de lenguas mayas, 200 hablantes es casi nada porque estas lenguas generalmente son grandes con algunos miles de hablantes. El mochó lo hablan básicamente las personas mayores. No conozco los detalles exactos del mochó, pero no creo que haya hablantes menores de 40 años, y los hablantes que tienen entre 40 y 50 años es posible que sean semihablantes, no son hablantes fluidos.

 

Para tener claro cuáles lenguas mayas se hablan en México debemos tener dos perspectivas. Una es la histórica, que nos da el panorama anterior a la mayor migración. Esas lenguas que mencioné se hablaban originalmente en México, pero últimamente, el movimiento de la población y la migración han hecho que muchas lenguas que originalmente se hablaban en Guatemala ya se hablen acá. Por ejemplo, el awakateko, q’anjob’al, el akateco, el mam, el chuj son lenguas que originalmente se hablaban en Guatemala pero ya se hablan aquí en México. Esto no ocurre en sentido inverso. La migración de las lenguas tiene la misma ruta de la migración de las
poblaciones.

 

¿Hay presencia en otros países fuera de México y Centroamérica?

 

Han migrado muchos a Estados Unidos y Canadá. En la región de Oregon hay mucha población maya, tsotsil y tseltal. En muchas partes de Estados Unidos los mismos mayas se han organizado. Los hablantes q’anjob’ales se concentran principalmente en Los Ángeles. Se calcula que ahí hay unos 10 mil hablantes. En Omaha, Nebraska, hay una fuerte presencia de q’anjob’al donde tienen todo un sistema de salud y de educación. Ya están empezando a enseñar su lengua con acreditación del gobierno de ese país. Los mam también tienen presencia en Vancouver y están muy bien organizados. Los k’iche’s también tienen presencia en Estados Unidos, pero están repartidos en muchas comunidades. Esto tiene que ver con su actividad. Desde que se tiene conocimiento, los k’iche’s siempre han sido comerciantes y se mueven por muchas comunidades. En Estados Unidos hacen lo mismo.

 

En el caso de la relación de las lenguas mayas con el español, ¿cómo ha sido la mutua influencia?

 

El contacto que ocurrió entre las lenguas mayas y el español fue abrupto. No es lo mismo lo que sucedió en otras regiones de México y Latinoamérica antes del siglo XVI. Había más relaciones de comercio, intercambio y de dominio. Pero las relaciones se daban de una manera más lenta y los procesos se daban en ambos lados. Por ejemplo, las lenguas mixe-zoques que se hablan en Oaxaca, Chiapas y en Veracruz estaban en contacto con las lenguas mayas. A su vez, las lenguas mayas estaban en contacto con el náhuatl, que era una sociedad mucho más fuerte en muchos sentidos y que tuvo presencia hasta el actual territorio de Guatemala. En este tipo de relación, con menores grados de imposición, la dirección de la influencia puede ser de ambos lados. En el caso de las lenguas mayas y el español hubo más una relación de imposición. Lo que podemos ver es que ese tipo de relación crea una influencia diferente. El español, por ser una lengua impuesta, implicó una relación asimétrica. Pero en lo que tiene que ver con aquello que se desconocía en España y en otras esferas de la vida, las lenguas mayas contribuyeron mucho. Por ejemplo, hay nombres de comida, nombres de plantas y animales que los españoles incorporaron a su idioma porque los desconocían. Las lenguas mayas tienen influencia sobre el español regional. Esto no se refleja mucho en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Un ejemplo muy claro es el español de Guatemala, que está muy marcado por las lenguas mayas. Hay varias palabras de las lenguas mayas que se usan en el español guatemalteco. Hay un tipo de hierba que se llama majk’uy en kaqchikel y se le dice majkuy en español y se pronuncia “majk’uy”. La palabra shute en el español guatemalteco tiene varias acepciones como trasero, ano, metiche o entrometido. Esa palabra viene de la palabra xut’, “ano”, de alguna de las lenguas k’iche’anas. Entonces, en Guatemala es común decir shutón o shutona a alguien que tiene un gran trasero. Estas palabras se tomaron de las lenguas mayas y se usan en el español de Guatemala. Te podrían preguntar: “¿Vas a comer un suban?” Suban es una tortilla de viaje según el diccionario de guatemaltequismos. Esta palabra viene de las lenguas k’iche’anas. También se come kakik en Guatemala, un caldo de pavo con chile rojo. Esta palabra viene de kaqik de una de las lenguas k’iche’anas. Muchas palabras que se usan en la gastronomía guatemalateca vienen de las lenguas mayas.
En San Cristóbal de las Casas, Chiapas, en el mercado venden cuesa (raíz del chayote o chinchayote). Esta palabra viene de las
lenguas tseltalanas. En el español regional hay influencia de lenguas indígenas, especialmente en los contextos donde el español no tiene palabras para expresar los conceptos que forman parte de la vida de estas regiones.

 

¿Qué representa para los hablantes sus lenguas en cuanto a su identidad?

 

En términos de identidad, desde la experiencia en el trabajo con las comunidades y en la universidad, como las lenguas están vivas y se usan a diario las personas no están preocupadas por su valor. Pero en muchas otras comunidades la gente sí sabe cuál es el valor de la lengua. Para algunos la lengua es sólo una forma de identidad y se dejan guiar sólo por lo bonito que suena y como algo que los representa. Pero para muchos la lengua es mucho más que eso. Muchos hablantes entienden que su lengua tiene que ver con la cultura, la percepción del mundo. Representa su historia. Por ejemplo, las direcciones para llegar a un lugar no son las mismas en todas las lenguas. Si preguntas: “¿En dónde se encuentra San Cristóbal?” en español te pueden decir que queda hacia el norte o hacia el sur. Uno se guía por los puntos cardinales. En muchas lenguas mayas la orientación no se relaciona con puntos cardinales. Lo pueden hacer en función de “Río arriba”, “Río abajo”, “Hacia la derecha”, “Hacia la salida del sol”. Todo esto tiene que ver con cómo conceptualizas y cómo ves el mundo. Entonces hay distintos sistemas de orientación espacial. Esto también representa un valor importante de la lengua para los hablantes. En la cultura maya hay un registro grandísimo del tiempo en las escrituras jeroglíficas. Había una obsesión por entender el tiempo en la cultura. Sin embargo, en la gramática de estas lenguas no se marca si un hecho pertenece al pasado, al presente o al futuro. Se indica si un evento o una situación está completada o terminada, está en desarrollo o progreso, o es una situación potencial o posibilidad. La lengua es mucho más que identidad. Para muchas comunidades y hablantes que empiezan entender estos aspectos, la lengua empieza a tener más valor y la discusión toma otra perspectiva.

 

De entre las comunidades hablantes de las distintas lenguas, ¿quiénes han trabajado más en la reflexión de su lengua?

 

La reflexión sobre la lengua es un proceso que resulta de una combinación de varios factores como el número de hablantes, prestigio, acceso a recursos, etc. Las lenguas que tienen mayor número de hablantes conforman sociedades más grandes. Esto permite mayor acceso a educación formal, recursos de investigación, proyectos educativos, artísticos, etc. Entre las lenguas mayas, el maya yucateco, el k’iche’, el tsotsil, el tseltal han recibido mucha atención. El chol y el maya yucateco también han recibido más atención por sus usos en las escrituras jeroglíficas. Las lenguas mayas en América Latina son quizá las que mejor se entienden a nivel de su gramática y de las que mejor han sido investigadas. Las lenguas más pequeñas normalmente están en regiones más aisladas y reciben poca atención. Por lo tanto, la reflexión sobre sus aspectos gramaticales también es menos frecuente.

 

FOTO: Reproducción del Códice de Dresde, uno de los documentos más valiosos que dan muestra de la riqueza lingüística de las lenguas mayas antes de la presencia hispánica en Mesoamérica/ Especial

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