Lo que el Batman de Nolan nos dejó
ALEJANDRA HERNÁNDEZ OJENDI
Desde la aparición de Batman en el número 27 de Detective Comics, fechado en mayo de 1939, el mítico Hombre Murciélago ha sido llevado a la pantalla grande, con desigual fortuna, por tres directores: Tim Burton (Batman, 1989, y Batman regresa, 1992), Joel Schumacher (Batman forever, 1995, y Batman y Robin, 1997) y Christopher Nolan (Batman inicia, 2005; Batman, el caballero de la noche, 2008, y Batman, el caballero de la noche asciende, 2012). De cara al cumpleaños 75 del oscuro personaje, dos críticos de cine, Rebeca Jiménez Calero y Mauricio González Lara, hablan, en entrevistas separadas, de los aciertos y deficiencias de esta última saga, elogiada en general por la crítica y cuyo recaudo en taquilla fue de más de 2 mil millones de dólares.
¿Por qué, a sus 75 años, Batman sigue siendo un personaje actual?
RJC: Es muy actual porque no deja de ser interesante. Desde su aparición [en la historieta] fue concebido como un personaje oscuro, un superhéroe que no tiene poderes, que se vale de su disfraz, de herramientas, que se puede ir modificando, lo que le ha permitido volverse atractivo para varias generaciones y no ser obsoleto.
MGL: Ha permanecido en el imaginario colectivo, en diferentes tonos, presentaciones y versiones, porque no es un superhéroe tradicional. Es una persona obsesionada con una misión: vengar a sus padres. Siempre ha tenido esta vena, este subtexto de psicosis, de estar obsesionado y probablemente no ser mentalmente sano. Tiene una oscuridad que es muy atractiva para todas las generaciones, es un universo muy rico en posibilidades y contrastes y eso ha hecho que hoy tenga más fuerza incluso que cuando se creó.
¿Consideras que la saga de Nolan aporta algo al personaje?
RJC: Nolan hizo algo muy interesante. Él ya se había vuelto un director reconocido, con cierto estilo, con temáticas oscuras, psicológicamente complicadas. De hecho, su elección como el director que trajera a Batman de regreso al cine fue considerada extraña. Se decía que cómo alguien que hacía películas serias, thrillers psicológicos, se iba a meter al cine de superhéroes. Entonces Nolan hizo trajo al cine de superhéroes, al personaje de Batman, las cosas que le gustan: pasados tormentosos, cuestiones que los tienen atormentados y de las que buscan una salida. Lo que hizo fue regresarse a los orígenes de Batman, a contar por qué decidió volverse superhéroe, de dónde vienen sus motivaciones para vengarse. Al meterse en la psicología de Batman, Nolan construyó muy bien el personaje, cosa que no se había hecho antes. Lo único que sabíamos era que a sus papás los habían matado y que años después decidió volverse una especie de vengador. Nolan dice: sí le pasó eso traumático, pero cómo pasó de ahí a volverse un enmascarado. Otra aportación, también debido al carácter de Nolan, es la exclusión de los elementos cómicos que venían desde la serie televisiva y las cosas satíricas de las películas de Burton. Nolan decide hacer una versión completamente seria, oscura, no festiva, dirigida a un público adulto. Técnicamente, sus películas no son perfectas. Las secuencias de acción tienen inconsistencias. Pero en las otras partes, donde hay diálogos, no tantas batallas, Nolan se maneja mejor, en la dirección de actores, por ejemplo.
MGL: Lo que hace Nolan es dar explicaciones plausibles: Batman estudió con ninjas, por eso sabe de las técnicas de las sombras. Y sitúa al personaje fuera del mundo gótico, fantástico, de Burton, en un universo más cercano al que uno ve en un thriller policiaco: su Ciudad Gótica está más cercana a Chicago o a Boston, y sus personajes tienen génesis más plausibles, se toman muy en serio, tanto para bien como para mal.
¿Cuál es la diferencia entre el Batman de Nolan y los de Schumacher y Burton?
RJC: El primer recuerdo que yo tengo de Batman es el de la serie de televisión, donde Batman era este Adam West que hacía chistecitos. Cuando se eligió a Michael Keaton para protagonizar las películas de Burton, las primeras reacciones fueron de rechazo. Pero Keaton lo hizo bastante bien, disipó las dudas, sobre todo cuando encarnaba a Bruce Wayne. Después, cuando quitan a Burton para hacer la tercera película y traen a Schumacher y Keaton decide no seguir, contratan a un Val Kilmer como Batman que hace su trabajo bien, pero a secas. La tragedia vino a la siguiente película, cuando George Clooney, que es muy buen actor, llegó a un proyecto sin pies ni cabeza, con un director [Schumacher] al que se le ve completamente desconectado de las dos películas, no le interesaban: los villanos eran risibles, el personaje de Robin metía ruido a Batman. Clooney lo hace muy mal. Si el Batman de Kilmer fue cero memorable, el de él fue desastroso. No sólo por él mismo, sino por todo: fue una película con la que parecía que se iba a enterrar a Batman en el cine para no regresar jamás. Afortunadamente, viene el Batman de Nolan unos años después y aunque también la elección de Christian Bale parecía un poco rara porque no tenía un gran nombre en Hollywood a pesar de que llevaba toda la vida trabajando, ser desconocido le sirvió porque nadie tenía expectativas de él, lo que dejó abierta la posibilidad de que pudiera hacerlo bien o no. Al final lo hace bien. Bale, un excelente actor, se mete en el papel, se la cree, crea incluso esta cuestión gutural en la voz cuando habla como Batman; se transforma en el personaje, le crees ambas partes, que es Bruce Wayne y que es Batman.
MGL: La saga de Burton retrata la oscuridad del personaje en el universo de Burton, un universo casi circense, gótico, fantástico, que tiene la marca del director en los personajes, los cuales están más cercanos a los freaks o a las películas de monstruos de James Whale que alguna clase de thriller urbano adulto. Esto le molesta a muchos fans del cómic que querían ver algo menos fantástico y más real, lo que es un poco ridículo porque es tomarse al personaje demasiado en serio y ser muy puristas con esos personajes que se prestan a varias reinterpretaciones dependiendo del autor. Eso es lo que hace Nolan. Sus temas intentan ser más adultos. No son simplemente confrontaciones simbólicas entre el bien y el mal, sino que tratan de desarrollar cuestiones más complejas, a veces de manera inentendible: sus películas no son muy sólidas en cuanto a explicar los motivos de los personajes. Es muy difícil entender qué quiere hacer el villano en la primera película [Ra’s Al Ghul] y es completamente inentendible lo que quiere hacer el villano [Miranda Tate y Bane] en la tercera película, pero tienen esta capa de solemnidad que hace que la gente crea que son serias, que no son para niños. Técnicamente sus películas están muy en la vena de lo que se tiende a denominar “continuidad intensificada”: cortes rápidos, constantes, sin necesidad de hacer muchas tomas que permitan ver los espacios y tomar conciencia de ellos. De lo que se trata es de estar editando constantemente con el fin de que el espectador se sumerja en una especie de vértigo. Se le va dando cierta información y se busca que a la mitad de la película haya una vuelta de tuerca que sea sorprendente y le dé suspenso a la narrativa, lo que hace repensar la película y crea el efecto de estar viendo un trabajo muy inteligente sin que necesariamente lo sea porque, ya cuando lo analizas, te das cuenta de que fuiste manipulado por esa técnica vertiginosa y que realmente el trabajo no se sostiene en términos narrativos, aunque sean experiencias muy entretenidas. La mejor película de las tres es El caballero de la noche porque tiene un gran villano [el Guasón, interpretado por Heath Ledger]. También está mucho mejor trabajada en cuanto a la trama. Tiene un tema: la necesidad de tener un mito fundacional para que la sociedad exista, para sustentar un contrato social, independientemente de que ese mito esté basado en la verdad o en la mentira, un tema que está en el cine de John Ford en El hombre que mató a Liberty Balance; El caballero de la noche es casi un remake. Además, esta película está mejor planteada narrativamente que las otras dos, funciona muy bien hasta el tercio final, donde Nolan demuestra que como artesano cinematográfico todavía tiene muchas carencias. No es un buen director de acción; siempre hay mucha confusión en sus películas, llega un momento en el que no sabes qué es lo que está pasando, no porque su intención sea desorientarte, simplemente porque no lo sabe contar.
¿Qué pasa con los villanos, con el Guasón de Burton y con el de Nolan, por ejemplo?
RJC: El Guasón es posiblemente el villano más memorable de la serie de Batman porque también es psicológicamente complejo. El de la televisión era literal: un guasón, un personaje que todo el tiempo se estaba riendo, que hacía travesuras; más que cosas malas, hacía travesuras. El de Burton [encarnado por Jack Nicholson] da un salto y se vuelve una especie de híbrido; este personaje oscuro que sí hace cosas malas no deja su lado gracioso, bromista. Sin embargo, cuando llega el Guasón de Ledger, no podría decir que opaca a Nicholson, pero se desmarca. El Guasón de Nicholson era tan memorable que la gente pensaba que no se iba a poder igualar; también había dudas de por qué rescatar a ese villano habiendo tantos. Y otra vez Nolan nos dijo: esto es aparte; es el Guasón pero va a ser diferente, y hace un villano tétrico, realmente atemorizante, oscuro, que ya no hace bromas para molestar a la gente. Es un anarquista que quiere ver el mundo arder. Incluso comete robos y después quema el dinero porque no le interesa; lo que le interesa es el caos. Aun así, eso lo vuelve más peligroso porque alguien a quien le interesa algo sabes por dónde pegarle, pero cómo destruyes a alguien a quien no le interesa nada. Al haberle quitado esas cuestiones cómicas, ligeras al Guasón, Nolan lo vuelve uno de los villanos más impresionantes que se ha visto últimamente en el cine de superhéroes. Cuando él y Batman están juntos en la pantalla, el Guasón se apodera de todo; la interpretación de Ledger es tan grande que opaca a todos los demás.
MGL: Ledger hace realmente un buen trabajo como el Guasón, es una gran creación. A diferencia del de Nicholson, que funcionaba muy bien para la clase de películas de Burton pero que no ofrecía ninguna sorpresa, el de él se sentía verdaderamente intenso. Y si el Guasón de Burton cae en una alberca de químicos donde la piel se le pone blanca y el pelo verde, algo completamente insólito, el de Nolan tiene que estar basado en la realidad, así que se pinta de blanco, como si fuera pintura de guerra, para generar un efecto psicológico en las personas a las que aterra.
¿La saga de Nolan hace alguna aportación al cine de superhéroes?
RJC: Batman es un personaje mucho más interesante y atractivo que otros superhéroes. Eso mismo le ha permitido que las películas basadas en él sean más elaboradas; tienen más instrumentos para volverse más complejas. Spider-Man no deja de ser un adolescente; a partir de ahí sus tramas no pueden ser tan oscuras o tan tétricas. Superman no es tan intrincado como Batman ni tan ligero como Spider-Man, sino un extraterrestre que ya tiene súperpoderes.
MGL: En las películas de superhéroes, hay dos casas: Marvel, con superhéroes que no se toman tan en serio, no son tan solemnes: tienen cierto humor, en sus vidas humanas enfrentan problemas tan pedestres como podrían ser los que enfrenta un adolescente en la escuela, como Spider-Man. Y las películas basadas en los cómics de DC, y en especial Batman, son personajes más serios, muy solemnes. En el universo que creó Nolan todo tiene que estar basado en cosas que sean plausibles, y esto pareciera que les da una dimensión psicológica más profunda a los personajes, cosa que yo cuestionaría. Batman sí tiene esta vena psicótica y le puedes meter muchos subtextos, pero no le puedes meter la misma cantidad de subtextos a Superman.
Tanto Rebeca Jiménez Calero como Mauricio González Lara esperan el estreno, planeado para mediados de 2016, de la nueva película en la que aparecerá Batman: Batman vs. Superman, dirigida por Zack Snyder y protagonizada por Ben Affleck, cuya elección para encarnar al Hombre Murciélago ha sido fuertemente cuestionada.
*Fotografía: Heath Ledger en una actuación memorable como el Guasón./ “STILLS” DE LA SAGA DE CHRISTOPHER NOLAN.