“Lo único que tenemos es el arte”
Conversación con Jan Švankmajer
POR MAURICIO MATAMOROS DURÁN
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Cuando el arte y el entretenimiento han llegado a un punto en el que en mayor medida la línea divisoria parece que se perdió para mal, resulta más que fascinante –necesaria– la aparición y rescate de voces disidentes. Desde hace medio siglo, Jan Švankmajer (Praga, 1934) ha sido un recordatorio áspero e indisoluble de la fuerza creativa en medio de un mundo lisiado con talento domesticado y uniformado.
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Hace unas semanas, en el sitio indiegogo.com se desarrolló de manera exitosa una campaña para recaudar fondos para Insects, el que se anuncia como el último filme de este autor, y el cual estará listo en 2018. A través de poco más de cuarenta días se convocó a los seguidores de este cineasta –creador de varios de los largometrajes más originales e importantes de animación en los últimos 30 años– para apoyar el proyecto a través de donaciones (a cambio de ediciones especiales de sus filmes en Blu-ray, un libro de la próxima filmación de Insects, pósters autografiados, entre otros objetos).
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Durante este tiempo, a la campaña se unieron autores como Guillermo del Toro, Neil Gaiman, los hermanos Quay, Henry Selick (director de The Nightmare Before Christmas y Coraline) y, entre otros, Peter Lord (co-creador de Wallace & Gromit), quienes apoyaron en especie (donando parte de su obra, como recompensa para quienes apoyaran monetariamente) y en efectivo. La campaña tenía cuatro objetivos: arranque de la producción, reuniendo 150 mil dólares; animación de las metamorfosis de los primeros tres actores, llegando a 200 mil; animación del resto de actores, con 250 mil; con 300 mil se podría filmar en cine, de manera clásica; y llegando a 400 mil se podría completar la producción en su totalidad.
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Se lograron completar los primeros tres objetivos, y casi el cuarto, con la ayuda de más de 2 mil 500 donadores; y aunque está pendiente el muy importante y último, la batalla está casi ganada (aunque la campaña terminó, la página de esta aún se encuentra activa, recibiendo todavía apoyo por parte de la gente). La filmación se realizará durante el último cuarto de este año, y la posproducción se llevará alrededor de 150 días, para entregar el testamento de un director de 81 años, que no tenía pensado filmar más ante las inclemencias de la industria fílmica.
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En los años 50, Švankmajer creó el Teatro de Máscaras y formó parte del Teatro Negro de Praga. Ahí, con su experiencia y curiosidad creativa comenzó a realizar cortometraje de animación con las herramientas más inesperadas: marionetas, animales muertos, piedras, collage, aguafuertes, seres humanos y, sobre todo, una originalidad sin precedente. Se le encasilla como cineasta, pero Švankmajer cita a Giuseppe Arcimboldo, a Max Ernst, a El Bosco y a Giorgio de Chirico como sus influencias, y tal vez habría que agregar a Freud.
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Desde mediados de los 60 y hasta poco antes de la Revolución de Terciopelo, a este artista el gobierno comunista le prohibió continuar con su peligroso mensaje audiovisual, marcándole un cerco que pudo evadir de tiempo en tiempo a través de extraordinarios cortometrajes, dedicando buena parte de su tiempo a la experimentación con objetos táctiles e involucrándose de manera muy activa en la Escuela Surrealista de dicha comarca. En 1988, finalmente, con Alice (Něco z Alenky), con la adaptación de clásicos como una forma de evadir la censura y continuar la crítica al sistema de manera figurada, logra retomar su trabajo fílmico por completo y que su obra salga al resto del mundo, revolucionando el concepto de la animación en largometraje y siempre representando y defendiendo la independencia en medio de los conglomerados.
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Švankmajer ha dicho estar convencido de que el surrealismo no lo escoge uno, sino que el surrealismo lo elige a uno, y en toda su carrera su obra ha estado apegado a ese precepto: Alice, Fausto (Lekce Faust, 1994), Conspiradores del placer (Spiklenci slasti, 1996), El pequeño Otik (Otesánek, 2000), Lunacy (Šílení, 2005) y Sobreviviendo a la vida (Přežít svůj život, 2010) son los largometrajes que ha realizado hasta el momento, un cine en el que la transmutación es una manera de dialogar con los sueños.
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Con 81 años, Švankmajer está por comenzar la filmación de Insects, inspirada en La obra del Insecto de los Hermanos Čapek (autores checos de principios de siglo que crearon el concepto de robot), con obvias referencias a Kafka. Una alquimia fílmica que permitirá a cientos de personas ser parte de la magia, gracias a las posibilidades de la cooperativa. La siguiente es una breve entrevista que Švankmajer contestó desde la República Checa a propósito de este proyecto.
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Hace 6 años, cuando se estrenó Sobreviviendo a la vida, usted comentó que seguramente sería su último filme, ante la dificultad para realizar cine independiente en la actualidad. Pero ahora trabaja en Insects, ¿qué fue lo que lo llevó a cambiar de parecer?
El hecho más importante es que sigo vivo tras ese filme. También fue que encontré un antiguo guion que no pude filmar cuando lo escribí en 1970, debido a la censura. Y ahora resolví que sería una lástima no intentarlo, sobre todo cuando el crowdfunding parecía un camino viable para hacerlo realidad.
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¿Qué opina de esta forma de hacer cine con el apoyo de la gente, de la misma gente que se convierte en público asegurado? Supongo que esto es como el epítome del cine como un arte de y para la gente, y no de las industrias. ¿Esto cambia o transforma la conceptualización de la historia, del proceso en el que usted piensa su película?
Debo decir que, en realidad, nunca tomo en cuenta a la audiencia. La creación artística necesita ser auténtica en todo momento; de otra manera, sería como estar mintiéndole a la audiencia. No busco ni quiero oponerme deliberadamente a alguien o algo, no pienso en qué es lo que puede “funcionar”. Estoy muy enfocado en mi proceso de creación. Siento que el crowdfunding encaja perfectamente en este esquema, como una de las maneras para financiar filmes verdaderamente independientes.
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Creo que es un poco temprano para hablar de temas en Insects, pero ¿hubo alguna razón especial para que el tema fueran los insectos, cuando no se había dado una presencia especial de ellos en su filmografía?
No es que esté interesado precisamente en los insectos, más que en el tópico de la obra de los hermanos Čapek: comparar la compleja situación humana con la vida de los insectos. Nunca comienzo a pensar en un filme basándome en qué técnicas pretendo usar. Siempre comienzo con un tema y luego entonces comienzo a hacer la investigación para encontrar el medio más apropiado de realización.
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Hoy día, cuando buena parte de las películas están generadas por computadora, ¿qué importancia retoma el cine de animación en su forma más pura? ¿Cómo encuentra la importancia del cine de animación en el siglo XXI?
Yo no creo que el CGI (Imágenes generadas en computadora, por sus siglas en inglés) cambie de ninguna manera el estado de la animación tradicional. El CGI es un medio de expresión como cualquier otro, y ya dependerá de cada persona el uso que le dé. Lo encuentro falto de la dimensión táctil. La animación por computadora funciona con la realidad virtual, la cual se encuentra ausente del tacto y, por tanto, pierde uno de los cinco sentidos. Por esa razón es que yo no la utilizo.
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¿Es el arte, aún en el siglo XXI, la forma apropiada para hablar acerca de las adversidades de la vida? Nuestro mundo fallido aparentemente nos dice que la cultura no ha sido de mucha ayuda en todo este tiempo. Ahora tenemos el fondeo como una posibilidad, pero igualmente tenemos un mundo totalmente manipulado por marcas registradas y conglomerados…
¿Conoces otra manera de expresarnos? Lo único que tenemos es el arte, y no me refiero al entretenimiento.
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Cuando usted podría estar haciendo teatro, pintura, escultura o sólo escribiendo, prefiere realizar filmes independientes –una forma que reúne todos los anteriores, finalmente–, eso me parece una declaración de principios totalmente subversiva, incluso algo más que surrealista. ¿Por qué?
Los surrealistas siempre han defendido la unidad de la poesía y la abundancia de los medios para encontrar la manera de sostenerla. Yo soy un surrealista.
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Este año se cumplen 20 años de Conspiradores del placer y casi 30 de Alice, momento en el que su obra finalmente pudo comenzar a verse fuera de la ex Checoslovaquia. ¿Qué puede decirme del momento cuando su obra finalmente es proyectada en el resto del mundo?
La audiencia no ha tenido influencia en mi obra, sin importar si su recepción ha sido positiva o negativa. Y eso es tanto para mi audiencia aquí en la República Checa como fuera de ella.
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¿Usted ve películas de animación? ¿Le han gustado algunas? ¿Cómo encuentra la industria del cine animado?
Lo siento, pero no las veo. No estoy interesado en la industria del cine.
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*Un agradecimiento especial a Marek Loskot, por el apoyo para la realización de esta entrevista.
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FOTO: Švankmajer ha dirigido películas clásicas en el mundo de la animación, como Alicia, Faust y El pequeño Otik, entre otras./ESPECIAL