Los amores caníbales de Enrique Serna

Jul 7 • Lecturas, Miradas, principales • 9304 Views • No hay comentarios en Los amores caníbales de Enrique Serna

POR: ALEJANDRA HERNÁNDEZ

 

 

Enrique Serna (ciudad de México, 1959) ha cultivado con éxito diversos géneros literarios. Lo mismo ha escrito cuento y novela que ensayo. Pero es en el terreno del primero donde ha legado grandes piezas a las letras mexicanas contemporáneas. Recuerdo especialmente “Hombre con minotauro en el pecho”, “La noche ajena”, “Borges y el ultraísmo” y “El matadito”; estos dos últimos, de finales excelentes. (Los tres primeros pueden leerse en Amores de segunda mano; el cuarto, en El orgasmógrafo).

 

En su más reciente libro, La ternura caníbal (Páginas de espuma, 2013), Serna regresa a este género con 10 cuentos ágiles. El eje temático de cinco de ellos es la lucha por el poder dentro de la pareja; de ahí el apropiado título del libro. “Entierro maya” es la historia de un militar jubilado y desahuciado que desea consolidar su idilio en la otra vida, aunque ello implique el sacrificio de su amada. Harta de las infidelidades de su esposo, la protagonista de “Drama de honor” acepta participar en el encuentro swinger que él le propone y el cual, lejos de ser la clave para conservar su matrimonio, ahonda sus diferencias, lo que no impide que se convierta en una experiencia liberadora para ella. En “Material de lectura”, el deseo de una mujer madura halla nuevos bríos durante un viaje al Amazonas, donde conoce a un atractivo guía de turistas y se deshace de su esposo, un político autoritario y alcohólico. La protagonista de “La incondicional” hace una serie de confesiones y reclamos a su marido moribundo; la esposa antes abnegada se revela entonces como una mujer calculadora.

 

De los cuentos que abordan conflictos entre amantes, el que mantiene más expectante al lector y el que más sorprende por el curso que toma el conflicto es “Los reyes desnudos”, que es la historia de un matrimonio de artistas contemporáneos, un músico y una escultora, enfrentado por su rivalidad profesional. Además, este relato es una crítica al arte conceptual, al fraude de algunos supuestos artistas, y a esas personas de alto nivel socioeconómico que “buscan en el arte un adorno prestigioso” o que “lo convierten en una frívola ostentación del ocio”, una situación que Serna ha evidenciado ya en otros trabajos y sobre la que sigue hallando nuevos matices y formas para abordarla.}

 

Los personajes de estos cuentos son egoístas, neuróticos, autoritarios, vengativos, inseguros… Pero varios también amaron a su pareja en algún momento de su vida, aunque ahora ya sólo sea el sexo o la comodidad económica lo que los une. Así, lejos de optar por la separación, protagonizan no una lucha entre víctima y victimario, sino una pelea en la que cada uno busca imponerse.

 

En La ternura caníbal hay un cuento, quizás el mejor del libro, cuyo protagonista no enfrenta un problema conyugal, sino de honor. Se titula “La vanagloria” y es la historia de un poeta de Torreón empeñado en demostrar a sus colegas que Octavio Paz lo elogió en una carta destruida por su hija. En este relato, Serna logra que el lector se solidarice a tal punto con el personaje principal que ansía tanto como él su reivindicación ante los demás poetas, quienes ven en la historia de la carta una tomadura de pelo, aunque al final ambos descubren lo irrelevante de ese cometido. El lector también se vuelve testigo de los vicios existentes en la burocracia cultural de la provincia, donde, según se deja ver en el cuento, sólo se valora una obra cuando hay un respaldo de autoridad de por medio. Si en la novela negra El miedo a los animales Serna hace una retrato desenfadado de la envidia y la hipocresía existentes en el medio intelectual a nivel nacional, en este cuento vuelve al tema pero en un ámbito local.

 

En contraste con la redondez de “La vanagloria” y de “Los reyes desnudos” están “Soledad coronada”, “Cine cosmos” y “El manco Rodríguez”, cuyos finales carecen de fuerza, pues no ocurre gran cosa y si bien no son predecibles, tampoco son sorprendentes. Pese a lo flojo de sus desenlaces, hay en estos cuentos, y en los demás que integran el libro, una narración ágil y un conflicto verosímil. Sobre todo, en ellos queda manifiesta la gran capacidad de Serna para ahondar en lo complicado de las relaciones humanas, en particular de las de pareja.

 

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