Los que huyen de la guerra

Ago 26 • Escenarios, Miradas • 4143 Views • No hay comentarios en Los que huyen de la guerra

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Sin oficio ni beneficio, obra de Narenta Compañía Escénica, apela a los lenguajes de la danza, el teatro, la mímica, el diseño y las nuevas tecnologías para la escena para narrar episodios traumáticos en la historia de la humanidad sin recurrir al dramatismo

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POR JUAN HERNÁNDEZ

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En esta época de espectáculos de grandes dimensiones, productos de consumo para el entretenimiento del público masivo, resulta altamente reconfortante encontrarse con una pieza interdisciplinaria cuyo objetivo es invitar a la reflexión, a través de una narrativa escénica íntima, con relación a momentos cruciales de la historia de la humanidad.

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Este es el caso de la obra Sin oficio ni beneficio, creación de Narenta Compañía Escénica, fundada en 2013, con la dirección e interpretación de la actriz y bailarina Luciana Ruiz Stolowicz; una pieza de hechura fina y sofisticada, que penetra en la sensibilidad y la consciencia del público.

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Como compañía independiente, Narenta se enfoca en consolidar un discurso artístico de actualidad a partir de recursos y lenguajes provenientes de la danza, el teatro, la mímica, el diseño y las nuevas tecnologías para la escena.

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La agrupación recurre a la interdisciplina, de manera estricta, de tal forma que su aproximación al arte expresa una gran libertad, en tanto que consigue borrar las fronteras entre las disciplinas creativas y concretar la anhelada unidad narrativa, estilística y estética.

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En Sin oficio ni beneficio, estrenada en el Teatro El Galpón, en Uruguay, y actualmente presentada en la Sala Julián Carrillo de Radio UNAM, nos encontramos con un dispositivo escénico construido por un grupo de creadores de distintas áreas de la creación como la música, el diseño escenográfico, el vestuario, el manejo de la multimedia, el diseño gráfico, la animación en dos dimensiones, así como la esencial interpretación de la bailarina y actriz Luciana Ruiz.

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El quehacer de este colectivo, cristalizado en la pieza escénica, permite al espectador adentrarse en una historia entrañable, contada de manera gozosa, a pesar de tomar como punto de partida momentos dolorosos en la historia de la humanidad, en síntesis: las migraciones humanas, debido a las guerras en Europa durante el siglo XX, y las dictaduras en Sudamérica en la segunda mitad del siglo pasado.

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Luciana Ruiz es el hilo conductor de este espectáculo de pequeño formato, pero amplio en su concepción, en la medida en que permite contener al mundo en la síntesis de la escena.

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Podría pensarse esta obra como una pieza unipersonal, pero en sentido estricto no lo es si analizamos la pieza de manera más amplia: las presencias se multiplican y acompañan a la actriz-bailarina, a partir de una serie de efectos multimedia, que constituyen ese universo en el que podemos ver a una multitud como protagonista de este drama humano.

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Sin oficio ni beneficio descarta el dramatismo que pudiera sugerir el tema. Su apuesta es la creación de un universo simbólico en relación con las migraciones masivas, provocadas por la represión militar en Sudamérica y la Segunda Guerra Mundial. La obra evita todo realismo, para sumergirse en la naturaleza lúdica de una serie de viñetas animadas, que despiertan el interés del espectador, a través del atractivo visual.

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Luciana Ruiz es un mimo que se transforma en distintos personajes. Su transformación se realiza con un cambio de vestuario y un código de movimiento distinto; la identidad de su ser escénico es el de un nómada que se transforma en la aventura a través del mar y de su relación con otros personajes, quienes aparecen en escena, gracias a la magia de la multimedia y el diseño de paisajes mágicos.

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El desarrollo de la obra requiere de una coordinación puntual del equipo, que está detrás de esta puesta en escena, cuyo dominio del oficio, permite que el artificio se realice. El resultado es una pieza gozosa, con un discurso sobre el respeto a las diferencias, el rechazo al racismo y a la xenofobia.

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Sin oficio ni beneficio se permite hablar del horror, a través de un artefacto escénico luminoso, creativo, generoso y divertido. Una pieza humanitaria en un mundo agresivo e intolerante. La propuesta temática no tendría sentido sin la suma de talentos que permiten la creación, en colectivo, de un espectáculo vivo, pues si bien se vale de las nuevas tecnologías, el cuerpo humano se mantiene como elemento primordial en esta propuesta escénica contemporánea.

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FOTO: Sin oficio ni beneficio, con Narenta Compañía Escénica, con la dirección e interpretación de Luciana Ruiz Stolowicz, coordinación de producción de Rafael Gallegos Parra, composición, dirección y producción musical de Martín Núñez y Mishrael Pastrana, diseño escenográfico de Daniel Ruiz Primo, manejo multimedia de Marina España, animación 2D y diseño gráfico de Andreas Wiró y La Mandrágora Papacostas, y diseño y realización de vestuario de Xaina Andrea Novelo, se presenta en la Sala Julián Carrillo de Radio UNAM (Adolfo Prieto 133, colonia Del Valle), el 29 de agosto, a las 20 horas. / Akana Foto/Cortesía de Narenta Compañía Escénica.

 

 

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