Mindhunter: Confesiones feminicidas

Dic 23 • Miradas, Pantallas • 4083 Views • No hay comentarios en Mindhunter: Confesiones feminicidas

El trabajo de tres agentes federales que en los años 70 cambiaron los estudios criminales en Estados Unidos es un suculento catálogo de perversiones homicidas, aún vigentes, que contrasta con sus propias limitaciones afectivas, personales y familiares

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POR RODRIGO MENDOZA


A lo largo de su prolífica carrera, David Fincher se ha erigido como un estudioso del comportamiento humano, como un atento observador de los procesos mentales. Ahí está la anárquica y pro violencia El club de la pelea (1999) y Red social (2010), un poderoso drama moderno que retrató el aislamiento, la avaricia y las relaciones interpersonales que definen a las nuevas generaciones.


Pero en sus constantes incursiones en distintos géneros, hay uno en particular en el que el director norteamericano se ha desenvuelto naturalmente: el policiaco. No es casualidad que sus filmes más emblemáticos sean aquellos en donde convergen crímenes, desapariciones, asesinos seriales y violencia. Ahí está el caso del filme de culto Se7en (1995), un parteaguas para el cine de asesinos seriales y la estilizada y vertiginosa Perdida (2014), adaptación del best seller de Gillian Flynn, que implicó toques de thriller psicológico a lo Hitchcock y una carga de violencia en niveles más allá de lo físico, a diferencia de las contemplativas Zodiaco (2007) y La chica del dragón tatuado (2011), cuya violencia resultaba más bien explícita y sobrecogedora. La densidad en la atmósfera visual que Fincher impregnó particularmente en este par de películas potenció la oscuridad que residía en el centro de sus personajes y lo consolidó como el realizador más apto para el cine de asesinos seriales.


Después de su breve incursión en 2013 como director de dos episodios de la formidable House of Cards y de expandir los límites narrativos de Netflix y de su propia carrera con esa serie, Fincher regresa a la plataforma multimedia por medio de su género predilecto con Mindhunter basada en un libro escrito por John E. Douglas y Mark Olshaker para dirigir cuatro de los 10 episodios que componen la primera temporada. Ambientada en la década de los 70, Mindhunter resume los intereses narrativos del director: complicadas relaciones interpersonales, asesinos seriales y una meticulosa ambientación histórica. Pero por encima de eso, hay un escrupuloso estudio del comportamiento humano. Ya sea por el lado de Holden Ford (Jonathan Groff), el novato e intrépido investigador que quiere revolucionar los estudios criminales obedeciendo su instinto cada vez más salvaje; por el de Bill Tench (Holt McCallany), un agente federal que quiere entender la mente asesina pero que no puede estabilizar la relación con su esposa ni con su hijo adoptivo; o por Wendy Carr (Anna Torv), una psicóloga criminal lesbiana que tiene que encontrar su lugar en un mundo regido principalmente por varones. El conflicto dramático de estos personajes se enriquece con la aparición de asesinos reales, como Richard Speck, Edmund Kemper, Dennis Rader y Jerry Brudos, quienes asesinaron y torturaron a más de 30 personas.


Así, la obsesión fincheriana por los asesinos ya manifestada en Zodiaco y Se7en llega a su punto máximo con esta serie. En ella, al fin, el director puede darles un rostro y una voz a las mentes criminales más siniestras de la historia de Estados Unidos como no pudo hacerlo del todo con el asesino “del zodiaco”, del que nunca se supo con certeza su identidad.


La impredecible naturaleza humana que ya había sido diseccionada por Fincher en obras previas, aquí se despoja un poco de su aura ficcional y se expone como algo tangible. Ya no se trata del brillante y metódico asesino ficticio de Se7en, sino de gente real que se ve representada de una manera cercana y brutal. Mindhunter se constituye como un estudio de lo grotesco, de lo vil, de lo más malvado y terrible que ha engendrado la sociedad norteamericana.


La serie no se guarda nada: necrofilia, tortura, violación y antropofagia se conjuntan en sus episodios y, de paso, pone en perspectiva la brutalidad con la que esta sociedad perpetúa los feminicidios porque sí, casi todos los asesinos en Mindhunter son feminicidas.


En esta serie vemos depravaciones y enigmáticos recovecos de la mente criminal con un enfoque que se acerca más a lo clínico que a lo detectivesco. Y eso es, quizás, lo que la hace una serie de altos vuelos. A diferencia de la mayoría de las series policiacas, aquí no importa tanto el proceso de investigación, como el perfil psicológico de estos criminales. Mindhunter se acerca más a Freud que a Sherlock Holmes. Lo que resulta fascinante es ver cómo ese complejo viaje emocional que Holden Ford, Bill Tench y Wendy Carr emprenden para intentar comprender los monstruosos actos que llevaron a prisión a estos hombres, se convierte en un verdadero descenso a un infierno emocional. Su vida sentimental y social se ve dislocada tras convivir con el lado más siniestro de la humanidad porque atrapar a un criminal deja cicatrices en las conciencias de todos los involucrados. El guión de Joe Penhall arroja luz sobre este tipo de secuelas en una sociedad que ya se ha acostumbrado a estos sucesos sin siquiera llegar a comprenderlos, ni mucho menos evitarlos, todavía.


El ojo del director se fija en las llagasque la violencia ha dejado una nación. Al igual que Gus van Sant con Elefante (2003) y Martin Scorsese con Taxi Driver (1976), Fincher también alza la voz desde su lejana pero imponente trinchera. Sin tersura y sin mesurarse, Mindhunter mira a través de los ojos asesinos de una Norteamérica que ha entrado y salido del inframundo constantemente en los últimos años a través, entre otras cosas, del feminicidio.

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Mindhunter es incómoda, pausada y brutal en tanto que está basada en hechos reales. Es un desfile de rabia, descomposición y odio. Y quedamos tan fascinados como noqueados al observarlo.

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FOTO: Mindhunters, basada en el best seller de John E. Douglas, está protagonizada por los detectives Holden Ford, a la izquierda de la imagen entrevistando a un asesino serial,  y Bill Tench. Su especialidad: escuchar a asesinos. /Especial

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