Miscelánea de la nueva normalidad
/
Algunas instituciones y conjuntos musicales comienzan a retomar actividades, aún apoyadas por recursos digitales
/
POR IVÁN MARTÍNEZ
Como decía hace un par de semanas, comenzamos a avanzar. Aunque más instituciones hubieran anunciado estos días sus cierres hasta 2021, sobre todo compañías de ópera y ballet en Estados Unidos, donde la pandemia ha pegado más fuerte y en espectáculos donde los protocolos requieren mayor prudencia, cada vez son más las que, principalmente en Europa, van retomando su actividad: la nueva normalidad ha dejado de ser novedosa.
Sea a través de las pantallas pero ya reunidos o con públicos reducidos pero ya presenciales: la Filarmónica de Viena toca ya completa y no sólo en sus formaciones de cámara, con público como ya lo hacen también en Praga y Copenhague; y algunas compañías de ópera comenzaron adecuando sus producciones: entre lo más simpático se ha anunciado en Helsinki una “Covid fan tutte” con Karita Mattila y Esa-Pekka Salonen dirigiendo, que se podrá ver en agosto, y entre lo más destacado, hace unos días Daniel Harding concertó un Don Giovanni (ambas de Mozart) desde Estocolmo, que está todavía disponible en streaming.
No deja de ser curioso que mientras muchos creían que ésta sería la oportunidad para conocer nuevos repertorios o autores (The New York Times incluso publicó dos guías de obras que podrían ser redescubiertas, con la apropiada distancia, tanto para ensambles instrumentales como de óperas cortas y con pocos requerimientos escénicos), la realidad es que las programaciones siguen centrándose en el canon más tradicional.
La Orquesta del Concertgebouw finalizó su temporada con los mismos sinfonía y director que lo hubiera hecho de no haberla interrumpido (Quinta de Tchaikovsky, en poderosísima lectura llevada por Seimon Bychkov) y surgieron otros nuevos ciclos, como el del legendario auditorio de cámara londinense Wigmore Hall, que ha brindado recitales diarios con algunos de los solistas más destacados de la escena musical británica.
Entre lo que he escuchado ahí, me maravillé especialmente con la Elegía para corno inglés y piano de Liszt, una pieza bastante desconocida que tocó en su recital el oboísta Nicholas Daniel, en un programa simpáticamente ecléctico que comenzó con Schumann, pasó por Finzi y terminó con Jobim, Lennon y Kern.
Se han presentado también el violonchelista Steven Isserlis, quien ofreció con mucha seriedad sonatas de Beethoven y Fauré; el flautista Adam Walker, quien debutó en México apenas hace dos años, y que resultó muy preciso en su lectura de la Sonatina de Dutilleux; o el clarinetista Michael Collins, en un programa muy tradicional de sonatas de Saint-Saëns, Weber y Poulenc, que, con un pianista mejor preparado, corrió con mejor suerte que aquel de penoso recuerdo brindado años atrás en el Palacio de Bellas Artes.
Estrenos
La Filarmónica de Berlín ha continuado su serie semanal. Su sitio propio de streaming ofrece la tecnología más avanzada, todos los programas quedan ahí guardados y en uno de sus recitales más recientes, al que me conecté para escuchar la que resultó una versión muy tradicional del Octeto, para quinteto de cuerdas, clarinete, fagot y corno, de Schubert, estrenaron la pieza “Texture”, para la misma dotación, del compositor Toshio Hosokawa. Obra de diez minutos que hubiera sido estrenada estos mismos días en su gira japonesa, es una construcción sofisticada, de ocho líneas elaboradas con delicadeza que en su conjunto fungen como hilos de un amplio manto circular que, contextos y sensibilidades aparte, resulta de significados emocionales harto inspiradores.
México no se ha quedado atrás. Mientras la Filarmónica del Estado de Chihuahua se ha encargado de alentar los ánimos de su público con fotografías de sus músicos ya ensayando en su sede para lo que será una temporada de verano, dos figuras disímbolas pero igualmente representativas estrenaron producciones discográficas: el tenor Rolando Villazón lanzó un sencillo con quien quizá sea el mejor arpista de la actualidad, Xavier de Maistre: “En estos días”, la canción de Silvio Rodríguez.
No deja de parecerme fascinante cómo la sensibilidad de un intérprete/artista eleva al llevar a su terreno una creación que podía, o no, contar con la sofisticación que parece tener ahora. No menosprecio a Silvio Rodríguez (o sí, pero no importa): esto puede pasar también con el significado que le da, por decir otro ejemplo, un violinista como Augustin Hadelich a los Caprichos de Paganini: piezas aparentemente de sólo virtuosismo superficial, convertidas en pequeños incisos de arte.
Se estrenó también el disco “Mujeres”, de la Banda Filarmónica Regional “Mujeres del Viento Florido”, de Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca. Provenientes de contextos doblemente machistas que durante mucho tiempo las han invisibilizado, la letra de la cumbia que surgió como primer sencillo dice más de lo que yo pudiera explicar aquí.
Nos dijeron que no podemos
Y demostramos que sí
Agradecemos a las que abrieron el paso
Y a las que vendrán después
Que nada ni nadie apague
Los sueños que tienes hoy
¿Qué hacemos en una banda?
Tocamos entre amigas
Tocamos con mucho amor
Con todo el corazón
FOTO: Portada del disco Mujeres, de la Banda Femenil Regional “Mujeres del Viento Florido”./ Especial