Nuevo Contemporáneos

Jul 9 • destacamos, principales, Reflexiones • 2887 Views • No hay comentarios en Nuevo Contemporáneos

POR EDUARDO MEJÍA

 

En la Historia Moderna de México, Daniel Cosío Villegas hace un análisis profundo del periodismo mexicano desde la República Restaurada hasta la caída de Porfirio Díaz, con la presencia de los protagonistas: directores o dueños de las publicaciones, las plumas más populares, las más incendiarias, tanto las que defendían al régimen como quienes lo atacaban.

 

Si en tiempos de la Independencia había quienes defendían a las autoridades coloniales (La gaceta de México) y quienes proclamaban las ideas libertarias (desde El Despertador Americano hasta El Pensador Mexicano), en tiempos del Porfiriato hubo varias publicaciones en favor y en contra del régimen. Guerra de ideas, de proclamas, de diatribas; acusaciones de venalidades, de sumisiones, de verdades a medias; es curioso ver cómo defensores de don Porfirio pasaron a atacarlo en cuestiones de semanas, mostrando ansias revolucionarias que por años habían ocultado, o que de pronto despertaron en plumas célebres. Y cuando el régimen no tenía cómo desmentir ataques y acusaciones, recurría a dos métodos para acallar a los críticos: destruir imprentas, encarcelar a los escritores y a los directores y a los impresores, o por el contrario, patrocinar sus publicaciones, callar a quienes atacaban al régimen con prebendas (diputaciones, viajes, negocios). No todos se dejaban corromper, sin embargo.

 

Triunfante la Revolución maderista, la guerra de los impresos se atenuó; surgió el periodismo moderno en que, sin desterrar de sus páginas a los defensores o a los críticos de gobernantes (del país o de las entidades federativas, políticos, caudillos militares; en cada bando había plumas brillantes) los periódicos empezaron a llenar sus páginas con otros contenidos: noticias que no necesariamente hablaban de políticos, sino de negociantes, empresarios, artistas del teatro, la música, el deporte (sobre todo el toreo). De la vida cotidiana. Y el lugar que antes ocuparon defensores y detractores lo llenaron otros escritores, no menos incendiarios, no menos críticos, no menos inteligentes (a veces, mucho más), menos corruptibles, y que abarcaban otros temas.

 

El Imparcial, dirigido por Rafael Reyes Spíndola, a quien se considera el modernizador de la prensa en México, albergó en sus páginas a Salvador Díaz Mirón y a José Juan Tablada, quienes defendieron a Victoriano Huerta, y a la caída de éste, quedó como el mejor proyecto el de Félix F. Palavicini, EL UNIVERSAL. Dirigido posteriormente por Miguel Lanz Duret y María Luisa Ross en El Universal Ilustrado, dio cabida a muchos escritores, sobre todo buscó a los jóvenes. Algunos de ellos, como aún no estaban agrupados bajo el rubro de Contemporáneos, fueron catalogados como “poetas del Ateneo de la Juventud”: Carlos Pellicer Cámara, Bernardo Ortiz de Montellano, José Gorostiza Alcalá, Enrique González Rojo y Jaime Torres Bodet.

 

Tanto en las páginas de EL UNIVERSAL como en su prestigiadísimo suplemento El Universal Ilustrado (que merecería una edición facsimilar, por extensa que fuera) publicaron casi todos ellos: Gorostiza con una decena de artículos de crítica y comentarios, Owen con una novela corta, Ortiz de Montellano y Pellicer, con ensayo y poesía, más algunos cercanos al grupo, como Celestino Gorostiza, Elías Nandino y Rodolfo Usigli; al parecer, González Rojo fue el único que no publicó en estas páginas.

 

Los miembros de Contemporáneos que colaboraron con más frecuencia, y que de hecho hicieron del diario y su suplemento su vehículo preferido para sus ensayos, su poesía, sus notas autobiográficas y su narrativa fueron Jaime Torres Bodet, Jorge Cuesta, Xavier Villaurrutia y Salvador Novo.

 

La recreación hemerográfica recogida en Los Contemporáneos en El Universal (Fondo de Cultura Económica, 2016), a cargo de los investigadores Horacio Acosta Rojas y Viveka González Duncan, es exhaustiva, y lo compilado de cada uno de estos autores es una verdadera antología; aunque los poemas de Villaurrutia no pertenecen al grupo de los nocturnos que hacen supremo su Nostalgia de la muerte, son un avance de lo que haría en Reflejos y que están recogidos enPrimeros poemas”, en Poesía y teatro completos; las notas críticas muestran su rigor crítico y su generosidad como lector, que no como amigo.

 

Lo publicado por Salvador Novo coincide, tanto en prosa como en verso, con lo incluido en Ensayos, su primera compilación de ensayos y escritos periodísticos, y que se completaba con XX ensayos de poemas. La seriedad jocosa, la profunda visión sobre hechos cotidianos, o íntimos que develaba con picardía, y que siguen tan válidos como entonces; hay capítulos de algunos de sus viajes que luego serían publicados en libro, y fragmentos de Return Ticket, uno de los libros capitales de nuestra prosa, y que muestra al Novo que transfiguró nuestro idioma.

 

Jaime Torres Bodet publicó sobre todo poesía, en que la perfección oculta la emoción pero que desmienten los epítetos de que era un poeta pobre, o frío, o menos frente a sus compañeros de generación. Su prosa sobrevive a los sentimentalismos.

 

Lo más interesante es la selección de notas y ensayos de Jorge Cuesta; como se dice en el prólogo, no publicó en vida ningún volumen; algunas cuantas páginas sobre poesía o sobre poetas sobresalen entre un buen número de ensayos donde cuestiona la política de Plutarco Elías Calles, la de Lázaro Cárdenas; donde pone en duda la eficacia de la educación, y se opone a la educación socialista; el ensayo más relevante es “¿Existe una crisis en nuestra literatura de vanguardia?”, que guió la política cultural (no oficial) de las generaciones de Contemporáneos a la de Medio Siglo, y que es la tesis central de la antología que realizó Carlos Monsiváis en 1965. Otro de los blancos de Cuesta es el comunismo, con ataques a un Marx entonces entronizado entre políticos e intelectuales de México, que asombra porque en ese entonces la política oficial era, si  no promarxista, cuando menos con cierta simpatía hacia el socialismo. Se dice que alguno de los artículos de Cuesta provocó el enojo de Calles.

 

Ellos cuatro, los más frecuentes colaboradores de EL UNIVERSAL y de El Universal Ilustrado entre el grupo conocido como Contemporáneos son ejemplo de la planta de colaboradores del diario en una época clave de nuestra historia contemporánea.

 

Puede leerse como cuatro breves antologías, o como la suma del pensamiento de un grupo afín por la ética y la estética, o como la literatura prevalente entre los años veinte a treinta. Es un libro con muchas posibilidades de lectura.

 

*FOTO: Los Contemporáneos en EL UNIVERSAL. Introducción de Vicente Quirarte. Investigación y selección de Horacio Acosta Rojas y Viveka González Duncan. México, FCE, 2016, 473 pp/ Especial.

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