Palpar lo invisible a cuatro manos
En 165 páginas y 17 capítulos-sesiones, Novelista de lo invisible (Grijalbo, 2023) nos permite atestiguar los momentos clave en cuarenta años de conversaciones entre dos grandes exploradores del pensamiento contemporáneo
POR VICENTE ALFONSO
En su célebre ensayo sobre la nueva novela hispanoamericana, Carlos Fuentes desestima el larguísimo debate que contrapone dos conceptos que ya no pueden utilizarse sin comillas: “civilización” contra “barbarie”. Para el autor de Cristóbal nonato, el debate inaugurado por Sarmiento ignora que existe una tercera posibilidad que se abre en especial para América Latina: el lenguaje de la imaginación, entendido el término como un estado que nos permite comprender, en toda su amplitud, las causas y los alcances de la realidad en que habitamos. Veo un magnífico ejemplo de esta idea en Novelista de lo invisible (Grijalbo, 2023) de José Gordon e Ignacio Solares.
En 165 páginas y 17 capítulos-sesiones, el libro nos permite atestiguar los momentos clave en cuarenta años de conversaciones entre dos grandes exploradores del pensamiento contemporáneo. A cuatro manos, Solares y Gordon desmenuzan temas como la muerte y lo sagrado, la existencia del mal, los fantasmas y demonios del alcoholismo, el peso de la historia familiar, los traumas de la infancia, así como la importancia del silencio y de la duda como elementos que permiten una mayor comprensión del mundo y de la vida.
Nacido en Ciudad Juárez, Chihuahua, en 1945, Solares es autor de libros ya considerados clásicos en nuestra literatura, entre ellos las novelas No hay tal lugar (2003), La noche de Ángeles (1989), La invasión (2005) y El sitio (1999), así como las obras de teatro El jefe máximo (1992) y El gran elector (1993). Entre muchas otras distinciones, obtuvo en 2010 el Premio Nacional de Ciencias y Artes, máximo galardón que el Estado mexicano otorga a creadores y científicos.
A lo largo de casi cinco décadas como periodista cultural, Solares ha entrevistado a personajes tan distintos entre sí como Mario Vargas Llosa, Erich Fromm, José Revueltas y Gabriel García Márquez. No es casualidad que Vicente Leñero haya titulado “Entrevistarás a tu prójimo” al prólogo que dedica a Palabras reencontradas (2010) volumen que compendia varias de estas entrevistas. Pero Solares no sólo está interesado en dialogar con figuras destacadas: uno de sus libros más célebres, Delirium tremens (1979), es una crónica extensa armada a partir de desgarradores testimonios recolectados por el autor entre los integrantes de un grupo de Alcohólicos Anónimos. Los lectores de Solares sabemos también que no es por azar que, además de su afición al género entrevista, haya dedicado buena parte de sus esfuerzos a otras dos prácticas que entrañan el arte del diálogo: el psicoanálisis y el sacramento de la confesión.
Gordon, por su parte, nació en 1953 en la Ciudad de México. Sus iniciativas como divulgador de la ciencia y la cultura le han colocado en un sitio central en la esfera del pensamiento en nuestro país y más allá. Es autor, entre otros libros, de El cuaderno verde (2008), El inconcebible universo: sueños de unidad (2017) y El libro del destino (2023). Dirige La oveja eléctrica, revista de ciencia y pensamiento de Canal 22. Ha conversado con no pocas de las mentes más brillantes de nuestros tiempos. Ha entrevistado, entre muchos otros personajes, a figuras de la talla de Amos Oz y Elie Wiesel. A juicio de Augusto Monterroso, sus entrevistas son dignificantes de los programas culturales de televisión.
Llama la atención la capacidad de los protagonistas para entrar en materia. De inmediato la conversación se enfoca en una necesidad muy humana: los intentos de trascender la muerte y de encontrar el sentido de la vida. ¿Para qué estamos aquí? ¿Tiene la vida un propósito? A sabiendas de que frente a esta interrogante no existen respuestas rápidas ni salidas de emergencia, Gordon y Solares criban con paciencia de gambusino en tres fuentes: la Historia, sus lecturas y sus propias vidas.
Asistimos a la charla entre dos grandes escritores que son, al mismo tiempo, ávidos lectores: a medida que avanzan las páginas encontramos citas de Aldous Huxley, de William Blake, de Elie Wiesel, de Gutierre Tibón, de Arthur Conan Doyle… También se evocan y se discuten, por supuesto, fragmentos de la obra de Solares, en especial los de la ya mencionada No hay tal lugar, así como El juramento (2019) y Serafín (1985, ampliada y reeditada en 2022).
A pesar de la fluidez con que está redactado, es aconsejable dedicar varios días a la lectura de Novelista de lo invisible, pues los intercambios entre Solares y Gordon dislocan al lector y proponen nuevas perspectivas sobre antiguos debates. Una de las conclusiones es la posibilidad/necesidad de cambiar la noción que tenemos de la muerte, pues ésta se convierte en un problema que nos perturba como un goteo constante en la razón. ¿Qué pasaría si de manera orgánica tuviéramos otra percepción de esa frontera vida-muerte que usualmente asumimos infranqueable?
Volvemos así a una de las premisas de este libro redondo: la realidad, nuestra realidad, es una construcción que depende de nosotros mismos y de los límites que trazamos. Así lo expresa Solares, para quien “el cerebro forma su propia realidad incluso antes de recibir estímulos de los sentidos”. No vemos el mundo como es, vemos el mundo como somos. Se trata de una idea que corresponde con la imaginación comprensiva postulada por Fuentes y con aquello que Pepe Gordon ha llamado Imaginantes: novelistas, creadores, cineastas y artistas plásticos que “ven lo que no se puede ver. Saltan los límites del pensamiento y despiertan nuestra capacidad de asombro”.
Como señalé en alguna otra ocasión en este mismo espacio, Solares se ha preocupado por escribir novelas que amplían nuestra concepción del mundo, pues sus historias amalgaman con fortuna los hechos verificables y el torrente de fantasmas que pesan en la Historia (miedos, rumores, creencias, mitos). Autor de una vasta obra que abreva de la filosofía, del psicoanálisis, de la literatura y de la Historia, Solares sabe que no por intangibles resultan menos reales la esperanza, el miedo, el odio. De allí que el título del libro, Novelista de lo invisible, sea tan certero: en estas 17 conversaciones, José Gordon ha sabido trazar una certera y entrañable cartografía de aquello que es intangible pero esencial. Eso que Solares ha usado para construir sus novelas, y que constituye, en no pocos casos, el eje con que dotamos de sentido a nuestras vidas.
FOTO: El trabajo de José Gordón fue calificado por Monterroso como “dignificante de los programas culturales de la televisión”. Crédito de imagen: CulturaUNAM.com
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