Plural y festiva la danza mexicana

Sep 10 • Escenarios, Miradas • 3918 Views • No hay comentarios en Plural y festiva la danza mexicana

POR JUAN HERNÁNDEZ

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Ojalá no fuera producto de la coyuntura y los teatros del Centro Cultural del Bosque, así como del Sistema de Teatros de la Ciudad de México siempre estuvieran hasta el tope de público, como lo han estado en el marco del III Encuentro Nacional de Danza, organizado por la Coordinación Nacional de Danza del INBA.

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San Luis Potosí le cerro la puerta en la nariz al encuentro y se perdió del gusto de recibir a una comunidad deseosa de expresarse a la menor provocación. La Ciudad de México y los capitalinos ganaron al abrir los espacios escénicos a una gran variedad de propuestas artísticas, que nos hablan no sólo de la vitalidad de la danza que se produce en el país, también de la falsedad del prejuicio en relación con la falta de público para el arte coreográfico contemporáneo.

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Ojalá, piensa uno, no fuera la coyuntura y la demagogia la que lleve a las instancias oficiales a provocar esta sinergia a favor de un arte castigado con la falta de apoyos, de temporadas y de una auténtica promoción la mayor parte del año.

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¿No debería ser esta la labor cotidiana de una instancia como la Coordinación Nacional de Danza? Pero la realidad es muy otra, fuera de la coyuntura que significa el Encuentro Nacional de Danza, la actividad organizada por la instancia del INBA es bastante más que pobre. De la programación en el Teatro de la Danza pocos se enteran, debido a la falta de difusión. Y lo mismo ocurre con la Plaza Ángel Salas, que cotidianamente luce triste, en la penumbra, apenas iluminada por algunas lámparas, para que los transeúntes puedan regresar con bien a sus hogares.

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Pero bueno, hagamos a un lado esta reflexión, para comentar la vitalidad que se ha atestiguado alrededor de la danza estos días de encuentro, en el cual se han mezclado creadores de varias generaciones y distintas apuestas creativas.

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Desde San Luis Potosí llegó a la capital del país el coreógrafo Arturo Garrido, con su compañía Proyecto Coyote, a presentar la obra Las soledades de Susana San Juan, una pieza que concursa en el Premio Nacional de Danza “Guillermo Arriaga”, y que es una muestra de la coherencia estética del creador con los principios que lo han convertido en una figura emblemática de la danza mexicana de los últimos 40 años.

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La obra tiene esa cualidad de no dejarse seducir por el tipo de movimiento corporal de moda y exige a los intérpretes encontrar, en su propio ser, la necesidad expresiva del gesto corpóreo. En ese compromiso encontramos la potencia conmovedora de las obras de Garrido y Las soledades de Susana San Juan no es la excepción. Con una atmósfera nostálgica, en la que los personajes deambulan sin rumbo, cargados de historias y tradición, siempre solos, aún en los momentos en que llegan a interactuar, desde la sensualidad, con el otro.

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Personajes que parecen surgir de una fotografía vieja, ocre, con maleta, banco, portafolios y el santo, símbolo de una fe traicionada. La interpretación de los bailarines ofrece calidad técnica, así como compromiso con aquello que figuran en la escena. Sobresaliente es la bailarina Montserrat Chávez, pero no se quedan atrás Eréndira Rodríguez, Efraín de León, Alejandra Mendoza y Leila Roque, quienes conmueven al espectador con esa manera profunda de moverse en la escena, al ritmo de la música de Madredeus, Chopin y Chavela Vargas.

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Quizá lo que no termina de encajar en esta propuesta escénica son las proyecciones de video que resultan innecesarias, pues distraen la mirada de lo esencial: la fuerza de los cuerpos vivos que son la esencia de la danza.

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Por otra parte, La Cebra Danza Gay, dirigida por José Rivera, se volcó sobre el espacio público, primero con una intervención del vestíbulo del Teatro de la Danza, con una propuesta provocativa, sensual, discordante, para hacer visible la diferencia del deseo que no se ciñe a la normalidad y rompe con los prejuicios que marginan al diferente.

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Después, en la Sala Ángel Salas, La Cebra hizo homenaje a la memoria del cantante y compositor, recién fallecido, Juan Gabriel, festejando con los cuerpos al ritmo de canciones como “Debo hacerlo”, con la cual puso a bailar y a cantar al público nutrido que, una vez más, ratificó la influencia en la cultura diversa mexicana del divo de Juárez, entonando la estrofa: “… si en el mundo hay tanta gente diferente, una de esas tantas gentes me amará”.

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Mientras en el Teatro El Granero, Foco al aire, compañía dirigida por Marcela Sánchez Mota y Octavio Zeivy, hacían reír a más de uno con La Audición, en la que concreta la propuesta de máscara corporal llevada al delirio, para ponerle cuerpo, sudor y sangre a voces de intérpretes que ya no están y han dejado grabado el sonido de sus célebres interpretaciones, con el cual los creadores rompen cánones y géneros convencionales de la escena contemporánea.

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O la pieza Escaparates, de Lidya Romero, con la cual la directora de Cuerpo Mutable festeja 40 años de vida profesional y pone sobre la escena a bailarines de distintas generaciones, con la sobresaliente participación de Cora Flores, quien es una de las leyendas vivas de la danza mexicana.

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Esta obra sintetiza sus obsesiones y estética: la moda, el deseo consumista, el cuerpo objetualizado y la decadencia de las celebridades que viajan en automóviles de lujo, con choferes que podrían ser modelos. Romero recrea la fascinación por lo cosmopolita y establece su visión, sarcástica, con relación a la superficialidad del mundo global contemporáneo.

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El III Encuentro Nacional de Danza nos recuerda que hay danza de sobra en México; falta el apoyo y la sensibilidad política para permitir, como ha ocurrido esta semana, el encuentro dialogante de los creadores con el público, a partir del lenguaje del cuerpo: único, irrepetible y efímero.

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FOTO: El III Encuentro Nacional de Danza, convocó a artistas del arte coreográfico de todo el país, a participar con funciones, clases magistrales, conferencias y un coloquio, en escenarios del Centro Cultural del Bosque, así como del Sistema de Teatros de la Ciudad de México, del 4 al 10 de septiembre. En la imagen, aspecto de la obra La audición, de la compañía Foco al aire. / Cortesía Gabriel Morales

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