Por los otros caminos del sur: “A la orilla de la carretera”, de Vicente Alfonso
A la orilla de la carretera, obra periodística del escritor Vicente Alfonso, habla sobre la situación convulsa que padece la sociedad guerrerense, azotada por la violencia en diversas formas y asolada por las desapariciones forzadas y la corrupción
POR RAFAEL G. VARGAS PASAYE
Parece recurrente que con cada nuevo volumen de Vicente Alfonso el lector desee tener el siguiente en sus manos. Periodista y escritor, Alfonso (Torreón, 1977) tiene en su haber material que se sabe no decepcionará.
Desde Partitura para mujer muerta (Premio Nacional de Novela Policíaca 2008), que atrapa y seduce, hasta Huesos de San Lorenzo (Premio Internacional de Novela Sor Juana Inés de la Cruz 2015), su obra con más traducciones hasta el momento y de obligada lectura; sin embargo, su narrativa, así como incluye esas novelas, tiene cuentos memorables: El síndrome de Esquilo (Ficticia, 2007) es una carta a jugar.
Ahora, A la orilla de la carretera (UANL, 2021), galardonado con el Premio Bellas Artes de Crónica Literaria Carlos Montemayor es el pretexto perfecto para volver a las letras de Vicente Alfonso, lagunero a quien la vida lo llevó con todo y familia a una de las ciudades con mayores índices de violencia en el país, pero, también, un punto donde la historia merece ser contada, pues allí se han fraguado tantas injusticias que algunas no caben en la tierra y tiene que salir a la luz.
El eje que guía a Vicente es la novela de Carlos Montemayor Guerra en el paraíso, publicada en 1991, y que nuestro autor decide hacer una extensión de lo que el chihuahuense trazó originalmente, y para ello echa mano de sus dotes periodísticos, de la observación y la entrevista, del contraste de datos, del olfato de sabueso que no lo abandona pese a cada vez más llevar su nariz a absorber la sangre y la pobreza de una región mexicana que ya no le es ajena:
“Imposible no sentirme identificado: como norteño que hoy ve el mundo desde Chilpo, muchas prácticas del ambiente literario parecen afectadas, viciadas, atoradas en debates estériles. Tormentas en un dedal”. Las herramientas de las novelas ayudan a la crónica, pues se sabe tan real la violencia que se siente: “como estarás acá las cosas que hay quienes se fueron de jornaleros a Sinaloa buscando un sitio más seguro”.
Este explosivo volumen de crónicas es también el testimonio de un sobreviviente, de quien sabe que la siguiente entrevista puede no tener entrevistado porque lo o la desaparecieron, pero también de alguien inteligente que sabe trazar nuevos vasos comunicantes con personajes clave.
Es el retrato de un cronista que escucha balazos en su casa, que se preocupa por su mujer y su hija pues la incertidumbre ya es una habitante permanente cuando las historias forman parte de uno. Es el hallazgo del escritor que mira y no calla.
Al final del volumen el lector siente que llegó del otro lado, a la otra orilla de la carretera junto con el autor, y que no deja de palpitar el corazón de manera fuerte al sentir que debemos detener muchas injusticias no sólo allí, sino en todo el país, y que el trabajo de Vicente Alfonso está hecho, describirlo de manera ejemplar, en una obra que atrapa, que duele, que es ya una referencia.
FOTO: Portada del libro A la orilla de la carretera/ Crédito: UANL
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