Recuerdo
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Una muestra de la apertura que El Universal Ilustrado tuvo con los jóvenes es la publicación de este poema, escrito durante los años preparatorianos de la autora
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POR FRIDA KAHLO
Yo había sonreído. Nada más. Pero la claridad
fue en mí, y en lo hondo de mi silencio.
Él, me seguía. Como mi sombra, irreprochable
y ligera.
En la noche, sollozó un canto…
Los indios se alargaban, sinuosos, por las callejas
del pueblo. Iban envueltos en sarapes, a la
danza, después de beber mezcal. Un arpa y
una jarana eran la música, y la alegría eran las
morenas sonrientes.
En el fondo, tras del “Zócalo”, brillaba el río.
Y se iba, como los minutos de mi vida.
Él, me seguía.
Yo terminé por llorar. Arrinconada en el atrio
de la Parroquia, amparada por mi rebozo de
bolita, que se empapó de lágrimas.
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[El Universal Ilustrado, 30 de noviembre de 1922, p. 61.]
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ILUSTRACIÓN: Dibujo de David Alfaro Siqueiros, 31 de julio de 1919, p. 7.
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