Réquiem por el chavismo

Jul 30 • destacamos, Lecturas, Miradas, principales • 3490 Views • No hay comentarios en Réquiem por el chavismo

POR LEONARDO TARIFEÑO

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Por alguna extraña razón, parecería que para criticar a la izquierda política hay que pedir permiso. No alcanza con vivir o haber vivido bajo la tutela de una administración con aspiraciones socialistas para que a la crítica se le reconozca legitimidad. Tampoco sirve aclarar, como si hiciera falta, que las observaciones y sugerencias no tienen por qué incluir un interés destituyente o difamatorio, y que muchas de ellas parten de una sensibilidad política afín. Como se ha visto hasta hace muy poco en Brasil y Argentina, nadie que detectara contradicciones entre la realidad social y el discurso del gobierno saliente se salvó de ser acusado de ingenuo, en el mejor de los casos, y de conspirador o “vendepatria”, en el peor. El inocultable legado de ineficiencia, clientelismo y corrupción que deja cierta izquierda latinoamericana tras su paso por el poder es tan grande como el tabú con el que levanta barreras ante la urgente tarea de analizar su monumental y tristísimo fracaso.

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En Venezuela, origen y cúspide del “eje bolivariano”, el tabú adoptó distintas formas y permanece hasta hoy, a pesar de que la actual carencia de insumos básicos habla por sí sola de una situación ingobernable. Durante más de 15 años, la combinación de épica discursiva, devoción religiosa y ceguera militante incentivada por el chavismo propuso una única manera de pensar, y sólo el estrepitoso resquebrajamiento de un régimen insostenible permitió que el disenso y la crítica afloraran como parte del caos con el que el sistema anticipa su caída. A esta altura de la autodestrucción gubernamental, con el caudillo convertido en mito y sus herederos más preocupados por limitar el uso del secador de pelo que por brindar soluciones urgentes a una población desesperada, entender las razones del estallido supone el inmenso desafío de desarticular el tabú. Creado, narrado y autodefinido por la voz del propio Comandante, el proceso que Hugo Chávez inauguró con su presidencia en 1999 exige una nueva aproximación, coral y a ras del suelo, donde los personajes de la calle y la vida cotidiana sumen sus voces al diálogo que la Revolución jamás aceptó. Ese proyecto, que reivindica a la literatura como laboratorio de lo real, constituye el principal objetivo de la brillante Patria o muerte, novela con la que el caraqueño Alberto Barrera Tyszka piensa el presente venezolano como un laberinto cuyas salidas no son tales, dignos ecos de “un derrumbe que ni siquiera llegaba a ser país”.

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Ganadora de la más reciente edición del premio Tusquets de Novela, Patria o muerte presenta distintas historias a la manera de una carambola en la que la causa que moviliza a un personaje se convierte en el efecto que impulsa a otro, en un movimiento incesante que termina por atrapar al lector. En un extremo de la historia se encuentra el teléfono que contendría un video con las últimas palabras del Comandante; en el otro habita una madre aterrada por la violencia callejera, que obliga a su hija a abandonar el colegio hasta que los muertos y las balas perdidas dejen de rondarlas. Entre ambos extremos, la novela se construye sobre el paisaje más reconocible de la América bolivariana, aquel donde los hermanos ya no se hablan, la ideología se transforma en un negocio, la violencia destruye las familias y la multiplicación del odio envenena una capacidad de discernimiento que nadie echa de menos. Una melodía hipnótica escrita por el abrumador culto a sí mismo de un líder omnipresente, que aprovechó su enfermedad para lograr “lo que tanto deseaba y casi siempre obtenía. Ser el centro absoluto de atención. Quería ser el eje de todo. De la nación, de la historia, de la vida pública y privada de los ciudadanos. Y lo estaba consiguiendo. Desde el comienzo, se había convertido en el paciente de todos. Su enfermedad era un enigma que contagiaba a todo el país”.

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A su manera, Patria o muerte indaga en las consecuencias sociales, psicológicas y morales de ese enigma, ausculta el corazón de una Venezuela tan enferma como el líder moribundo y ofrece el diagnóstico que a ningún paciente le gustaría escuchar. El periodista que traiciona a su familia por una exclusiva imposible, la cubana que engaña en defensa propia, la burguesa que se salta la ley para cumplir la ley y la niña shockeada que sólo quiere huir son náufragos del mismo barco que se hundió “lentamente, poco a poco, sin que nadie se diera demasiada cuenta”. En una literatura como la latinoamericana, donde no abunda el valioso ejemplo de quienes interpelan el aquí y ahora, Patria o muerte expresa y conjura las contradicciones de su tiempo con una dosis de ironía, desolación y lucidez que a la política siempre le es ajena. De hecho, la insólita trayectoria venezolana de la palabra “escuálido” podría entenderse como una prueba de los verdaderos propósitos de esa política mesiánica y fundamentalista. Tal como cuenta la novela, “la historia de las palabras no registra aún el momento en que comenzó a usarse el término escuálido para designar a cualquier venezolano que se opusiera al presidente Chávez y su proyecto (…) Desde que ganó la presidencia, Chávez se dedicó a atacar cualquier tipo de disidencia. Un adversario era un enemigo. Podía despreciarlo con rudeza pero también con sorna o ironía. Convirtió la descalificación política en un acto humorístico. Cuando dijo escuálidos, el eco fue inmediato”. El uso antojadizo e insultante, además de incorrecto, de un término reinventado como agravio exclusivo, revela que la expansiva oralidad chavista se creía capaz de gobernar, también, sobre el lenguaje. Hoy queda claro que su caída es, sobre todo, la de una manera de monologar, de autoelogiarse y de nunca dejar de mirarse en el espejo. Ante esa “temperatura verbal” que “estaba por encima de la realidad”, Patria o muerte cumple con la misión de la mejor literatura: le arrebata al poder su intento de unificar el pensamiento y restituye la libertad de crear, soñar e imaginar. Como si fuera la única salida del laberinto, la bomba de tiempo que tarde o temprano hará estallar el tabú.

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FOTO: Patria o muerte, Alberto Barrera Tyszka. Barcelona, Tusquets, 2015, 246 pp. Premio Tusquets Editores de Novela 2015. /ESPECIAL. 

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