Respuesta a Antonio Martínez Velázquez: “Cultura 4T: continuidad con cambio”

Sep 23 • destacamos, principales, Reflexiones • 2822 Views • No hay comentarios en Respuesta a Antonio Martínez Velázquez: “Cultura 4T: continuidad con cambio”

 

El titular de Cultura de Tlaxcala desconoce los principios de política cultural, señala el autor

 

POR ARTURO SAUCEDO
El Sr. Antonio Martínez se contradice término a término: lo que él propone es la promesa de transformación, que en el Sector Cultura ha sido desastrosa. El secretario cómodo nos dice que hay una distribución más amplia de los recursos. Tan “amplia” ha sido la distribución de los recursos que el 25% del presupuesto de los últimos años se ha invertido en un proyecto centralista: Chapultepec, y como consecuencia, las aportaciones a las entidades federativas han quedado en cero. En su artículo habla de la necesidad de anclar las políticas culturales a un marco legal, el cual es evidente que desconoce, ya que es incapaz de referir lo ya logrado: el marco legal vigente, sobre el cual debieran anclar sus inaprensibles ocurrencias. Es evidente que es una forma de repetir la fórmula que repite el Presidente a cada paso: “No me salgan conque la ley es la ley”.

 

Al conjunto de ocurrencias, sin objetivos, sin principios de política pública ni criterios de evaluación les llama política cultural. ¿Como podrían tener una política cultural cuando sus propios programas estrella, como el de cultura comunitaria, los han abandonado o dejado sin recursos? ¿Cómo pueden apelar a la continuidad de programas como el de los “semilleros creativos” cuando el dato que él mismo da de los beneficiados es de sólo 13 mil niños? ¿En un país de 130 millones de ciudadanos? ¿Es eso un enorme resultado? ¿Cómo justifican el enorme dispendio y posible corrupción de un proyecto como el de Chapultepec por 10 mil 850 millones de pesos? Tuvieron la enorme oportunidad de lograr el cambio, la prometida transformación, pero decidieron hacerlo peor.

 

Quieren ocultar o justificar el enorme fracaso, que el mismo Martínez Velázquez ha reconocido, al proponer la disolución de la Secretaría de Cultura “porque no funciona”. A confesión de parte, relevo de pruebas.

 

Lee el artículo de Antonio Martínez Velázquez

 

Es curioso que el secretario cite el fallo de la Suprema Corte sobre los fideicomisos del cine, pero no entienda el fondo de la sentencia: la disolución de los fideicomisos fue ilegal porque el Presidente se basó en una sospecha, sin comprobar ni diferenciar en cuáles de los fideicomisos había corrupción y en cuáles no, desapareció todos, sin apego a ninguna ley, sin más fundamento que el “Yo digo, yo dispongo”. A lo largo de este sexenio, ni el crítico involuntario de la 4T, el secretario de cultura de Tlaxcala, ni la egresada de derecho, la licenciada sin tesis, Alejandra Frausto, han anclado sus decisiones en el marco normativo vigente: toman decisiones sobre los institutos federales sin importar las leyes orgánicas del INBAL y el INAH; menos han bajado la Ley General de Cultura y Derechos Culturales para leerla y conocer sus principios de política pública en materia de cultura. Ni el cómodo secretario, ni la camarilla 4T entienden los principios de política cultural contenidos en la ley, ni cómo se desprenden de la Constitución, del artículo 4, párrafo 12. ¿A qué reformas legales se refiere quien en su texto muestra una profunda ignorancia de la construcción legal e institucional de la propia Secretaría de Cultura y de las leyes por las que se crean los institutos federales: INBAL e INAH? Trata de justificar que el Fondo de Cultura Económica, una empresa paraestatal, una empresa creativa, que completa su presupuesto con la venta de libros, servicios y regalías, sea la institución responsable del Programa de Fomento al Libro y la Lectura, cuando por ley no tiene esta función.

 

Cuando se refiere, de oídas, de la batalla política que se emprendió desde la izquierda, omite que la transformación democrática del país es el resultado de luchas sociales, huelgas, conflictos sangrientos como el de 1968 y que no puede adjudicarse a un partido, mucho menos a un grupo o a una persona. La transformación democrática de México fue producto de luchas sociales y del trabajo parlamentario en acuerdo con las fuerzas políticas del país. Se lograron las diferentes propuestas en las diferentes iniciativas y proyecto de reforma política del Estado. Con el acuerdo de los partidos políticos, de académicos, activistas, luchadores sociales, se reformaron los artículos 1 y 4 de la Constitución para enriquecer y precisar el catálogo de derechos humanos, y sus leyes secundarias. De esos acuerdos se logra el fundamento constitucional para la Cultura, en el que el Estado mexicano tutela el derecho al acceso a la cultura, el libre ejercicio de los derechos culturales, el respeto por la libertad creativa y la participación de los sectores sociales y privado en la evaluación y propuestas de programas y políticas culturales. ¿Lo sabían, lo han considerado en algún momento, forma parte del fundamento de alguna de sus ocurrencias?

 

El gobierno de la 4T ha sido el principal agresor de la transformación democrática del país, de los derechos culturales y laborales de los trabajadores, curadores, museógrafos, músicos, escritores, públicos en el sector Cultura. Con esto, en los hechos, han consumado su derrota, aunque se quieren sostener con una retórica que apela a la polarización, a la simulación y a la mentira.

 

Ya que en el texto se cita a Carlos Monsiváis de memoria y fuera de contexto, recupero una cita que nos muestra que la crítica a la política austericida, centralista y patrimonialista de la 4T, que es lo opuesto de la lucha cultural de Carlos; aún menos, la suposición de que él enarbolara el pragmatismo clientelar, la política anticultural y las promesas de la transformación extraviada que defiende Martínez:

 

Tú simplemente aplaude nuestro realismo económico; acepta resignado la austeridad y confórmate. Sobre todo, confórmate y espera. Al fin que México ha sido, es y será siempre el país del mañana.¹

 

Los voceros de la continuidad de la promesa de “transformación” tienen que pensarlo dos veces, para advertir lo que viene en el proceso electoral: no van a poder ocultar el hartazgo de las comunidades de artistas, públicos, especialistas y agrupaciones gremiales del sector Cultura; lo que tienen que enfrentar es la contundencia del fracaso, los efectos de su corrupción, de su ineptitud y el hartazgo del electorado. Apuestan a la continuidad de un “cambio” que ha conservado lo peor de la burocracia cultural; insisten en la transformación extraviada en los laberintos de la simulación; quieren que apostemos por un proyecto, que pretende consumar la destrucción del sector Cultura.

 

El artículo que abrió el debate sobre Cultura

 

 

1. Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska y José Emilio Pacheco, El derecho a la lectura, FCE et. Alt., 1984, p. 14.

 

 

 

FOTO: Performance artístico en protesta de las acciones de Alejandra Frausto al frente de la Secretaría de Cultura. Crédito de imagen: Archivo El Universal

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