“Siento que José Revueltas sigue preso”
POR VICENTE ALFONSO
Entrevista con Sonia Peña sobre Los errores y los aciertos
Por muy diversas razones, en muchos momentos, ha sido complicado leer a José Revueltas. Lo era en 1949, cuando tras la publicación de Los días terrenales el autor recibió tal lluvia de insultos y acusaciones que optó por retirar la novela de las librerías e incluso suspendió la temporada de su pieza teatral El cuadrante de la soledad, que estaba por cumplir cien representaciones. Tampoco fue sencillo leerlo en 1964, cuando la crítica tildaba a su sexta novela Los errores de ser “inobjetablemente monstruosa, bárbara y sangrienta”.
A medio siglo de la publicación de esa novela, Sonia Peña, doctora en letras por la UNAM, aficionada a los thriller y estudiosa de la obra revueltiana, se propuso hacerle justicia a la más oscura y pesimista de las ficciones del autor duranguense, que contiene todos los elementos del género policial: un plan de robo, un asesinato, una huida, la complicidad y la falsa identidad. Publicado por el Fondo de Cultura Económica, Los errores y los aciertos es un proyecto que consta de dos tomos. El primero contiene la novela. En el segundo destacan nombres como Philippe Cheron, Eugenia Revueltas, José Manuel Mateo, Rodrigo Pereyra y Jorge Rufinelli, pues se trata de un volumen de casi trescientas páginas con catorce ensayos que contribuyen a hacer un balance de este libro incomprendido. Sobre los hallazgos derivados del proyecto, conversamos con Sonia Peña.
¿Cómo llegas a José Revueltas?
Mi primer encuentro fue con la novela de 1964, Los errores, con la más difícil, mientras hacía la maestría en letras. El doctor Armando Pereira daba la materia sobre la Generación de Medio Siglo e incluyó Los errores. Yo ya había oído hablar de Revueltas, pero no lo había leído; llevaba un año en México y mi proyecto de maestría era sobre Rulfo. Me llamó mucho la atención la novela y cuando la leí busqué otras, me fui de Los errores hacia atrás. Llegué hasta Los muros de agua y después las entrevistas que compilaron Andrea Revueltas y Philippe Cheron y empecé a conocer su vida y me enamoró su congruencia, su militancia. A partir de esa novela llegué al resto de su obra. Pero mi encuentro fue en la maestría haciendo una tesis sobre la esperanza.
Entonces es un golpe de timón, pues no podemos hablar de mucha esperanza en Los errores…
No, ni en ninguna de las obras de Revueltas. Ayer precisamente releía El coronel no tiene quien le escriba y me vino a la cabeza un cuento de Revueltas, de Dios en la tierra que se llama “Verde es el color de la esperanza”, de ese hombre que espera y espera la carta y que nunca llega, y que, a diferencia del coronel sí tiene dos niños que alimentar. Revueltas nos muestra terrible esa situación, además de que se burla de la esperanza, es muy distinto el tratamiento. No tenían nada que ver, mi tesis de maestría fue sobre esperanza y desesperanza en Rulfo, pero me impresionó tanto Revueltas que dije “yo quiero hacer algo con él, en el doctorado” e hice una tesis sobre Los errores como novela negra y me dirigió quien me lo había presentado, el doctor Armando Pereira, un magnífico maestro.
¿Cómo surge el proyecto Los errores y los aciertos?
Yo tenía pensado proponérselo a Andrea [Revueltas, hija del escritor fallecida en 2010] pero la alcancé a ver una semana antes de que muriera, no hablamos de nada de esto porque estaba muy cansada, muy enferma ya. Y a la siguiente semana Philippe Cheron me escribió que ya había fallecido y ya la habían sepultado. Me dolió mucho su muerte. Unos tres meses antes había fallecido mi papá, así es que este libro surge por el lado personal como terapia de trabajo ante el dolor y por el lado académico puedo decir que es un homenaje para Andrea, a quien tuve el privilegio de tratar y de no haber sido por su generosidad y la de su compañero Philippe nada podría yo haber hecho, ni mi tesis de doctorado ni mucho menos llegar a este volumen. Como mi tesis había sido sobre Los errores, creí que había muchas cosas que se me habían quedado en el tintero, mucho que decir, porque cada vez que buscaba material sobre la novela o venia de gente de Ciencias Políticas o de Comunicación, pero no de letras, de letras encontrabas El apando, Dios en la tierra o Los días terrenales, pero de Los errores había (en 2006) como dos o tres tesis y quedaba mucho por explorar. Le planteé la idea a Philippe y me dijo que le parecía muy buena, que adelante, yo pensaba en el centenario, esto era en 2010 y faltaba muchísimo aún. Y así fui contactando a la gente poco a poco.
Hay muchos estudios sobre la literatura de José Revueltas y, sin embargo, su obra no es tan difundida, ¿qué falta para que se divulgue?
Yo creo que lectura. Hay que leerlo más, incluirlo en los programas de estudio. Muchos profesores, a veces por prejuicio, no lo permiten, o dicen “no doy a Revueltas porque es comunista, porque es literatura negra o decadente que a ningún joven le va interesar”. Nosotros, los mismos docentes lo estamos sepultando a lo mejor sólo estamos rescatando la leyenda de que estuvo preso, el contestatario, el que echaron del partido, etc. Cada que vez que me pongo a escribir un texto sobre Revueltas me viene a la mente ese cuento de Monterroso que se llama La oveja negra, que cada tanto pasaban una por las armas para que las futuras generaciones de ovejas tuvieran a que dedicarse o a quien rendirle un homenaje o hacerle una estatua ecuestre. Siento que yo soy una de esas futuras generaciones de ovejas hablando de esa oveja negra que fue al sacrificio. Así me siento cada vez que me pongo a escribir sobre Revueltas y también siento que nosotros mismos, los críticos, los profesores lo estamos boicoteando, y creo que no está bien que sólo nosotros lo estemos explotando, hay que darlo a conocer a los muchachos, que ellos mismos juzguen.
Otra cuestión: yo hice mi licenciatura en Argentina y jamás me lo mencionaron, allá jamás encontré un libro de Revueltas. Ahora llevo 13 años en México, he ido como unas 10 veces a Argentina y sigo sin encontrar libros de Revueltas en Buenos Aires, ni hablar de la Patagonia. El doctor Mario Eraso, de Colombia, tampoco encontró nada, yo le tuve que mandar libros. No sé por qué no llega, no sale. Siento como si Revueltas aún estuviera preso.
Hablemos de los errores alrededor de Los errores. ¿Será que el destino del Revueltas escritor está marcado por el Revueltas activista, que no quedaba bien con la derecha ni con la izquierda?
A eso agrégale que tuvo mala suerte con sus ediciones, pues eran editoriales muy poco conocidas o ediciones de autor que él mismo pagaba, desde la primera novela. Los errores llega al Fondo de Cultura que en ese momento tenía mucho prestigio (con la colección) Letras mexicanas, había salido Pedro Páramo, La región más transparente… parecía que por fin una editorial de renombre editaba a Revueltas. Pero la primera edición tuvo un poco de descuido y vinieron los ataques amparándose en eso, pero en realidad atacaban el planteamiento político que es tremendo.
Me platicabas que de tantas fallas no le llamaban Los errores, sino Las erratas.
Las erratas de Revueltas, y alguien dijo que Revueltas escribía borracho, un crítico anónimo. Ataques de ese tipo. Yo no llegué a investigar quién se podría haber escondido detrás de esas criticas, sólo hice un análisis de los dos años posteriores a la primera edición, de los cuales la recepción fue en un setenta por ciento muy mala y la mayoría amparándose en esas erratas. Martín Dozal tiene Los errores marcado por Revueltas en rojo y si vas dando vuelta a la página encuentras rojo, rojo, rojo. Entonces yo le preguntaba ¿Y qué decía Revueltas de eso? cuando estuvieron en Lecumberri. “Mira las tarugadas que me hicieron”, pero nada más, o sea exteriorizarlo o hacerlo público. Nada. Muy pocas erratas eran de él, otras se debían a cambios de último momento en el mecanuscrito, otras (la gran mayoría) eran errores de dedo.
Esa mala suerte tuvo Los errores, que la primera vez que una casa editorial de renombre la publicaba los ataques la opacan, no le dieron su lugar “literario” y se basaron en descuidos editoriales, que si existieron o no es lo de menos, pero atacando definitivamente el planteamiento político, la hicieron de lado, la taparon y la prueba está en que cuando yo fui a pedirle el manuscrito a Andrea, Philippe me dijo que yo era la segunda persona después de él que revisaba esa caja. Que habían tocado a la puerta por El apando, Los días terrenales, El luto humano, pero no por Los errores. Imagínate, nosotros los investigadores también la olvidamos.
Y sin embargo, otras obras más frágiles ya se hubieran fragmentado, desaparecido. ¿A qué se debe que aunque no sea tan leído y aunque haya sido ninguneado por la critica, RevueltaS siga vivo y siga vigente?
Creo que Revueltas hacía muchas cosas que estaban en boga en el grupo del llamado boom latinoamericano. Eso de tratar la historia como un guión cinematográfico, porque vas leyendo y te vas imaginando una película. Esas dos tramas paralelas que se unen al final y se anudan, todo ese juego con los personajes de los bajos fondos, esa recreación del padrote, que para mí arrastra desde Los Motivos de Caín, del viejo usurero que viene de En algún valle de lágrimas, ensayos previos como El proletariado sin cabeza, que termina de acomodar aquí. Esa Ciudad de México que se te hace verosímil, que dices es La Merced que yo conozco, es el centro que yo conozco. Revueltas vivió ahí, conoció al merolico, a la prostituta, al padrote, al cirquero. Todo eso hace que la novela mantenga su fuerza y su vigencia, a tal punto que 15 personas se reúnen a escribir sobre una novela y tienes 15 miradas que dialogan y discuten sin agotarla, al contrario, te quedas con la idea de que aún falta mucho por decir.
¿Algo que quieras agregar sobre esta edición de Los errores y los aciertos?
El nombre es por una reseña, de las primeras, de Juan García Ponce, se nos hizo, al Fondo de Cultura y a mí, muy bueno porque ahí no hay complacencias, hay crítica sobre lo bueno y lo malo que puedas apreciar en la novela, y eso es lo que ves en los ensayos. Esta reunión de ensayistas fue pensanda fundamentalmente para abrirle espacio a los jóvenes investigadores y decirles “esta es una muestra de lo mucho que queda por hacer”. Tanto el argumento, las dos tramas, la configuración de los personajes y las imágenes que presenta la novela son muy atractivas. A mí me impresiona muchísimo una imagen que es la discusión del usurero y el indígena. El usurero lo saca a patadas y el indio cae en un charco de agua sucia entonces se levanta y el narrador dice “Tenía el pantalón de manta lleno de remiendos, un remiendo arriba de otro lo cual demostraba que ese hombre no estaba solo en el mundo, que había alguien a quien le importaba”. Pon tú la madre, la esposa, la hija, la hermana, quien sea, pero había alguien a quién le importaba, lo dice a partir de algo tan simple como un remiendo en un pantalón y no necesita extenderse. Esas imágenes son de un escritor que sabe observar, y observar al marginado, al que nadie voltea a ver, al desgraciado, y eso se valora en un narrador. Definitivamente, Revueltas es un escritor para escritores.
Y sólo agregar que sin el interés del Fondo de Cultura, que con esto le rinde homenaje puesto que ahí se publicó por primera vez, sin el interés de su director, José Carreño, de Tomás Granados, de las gentes que cuidaron detalle por detalle, Adriana Romero y Eduardo Matías, principalmente, dos personas muy muy jóvenes y muy trabajadoras y responsables, esto no hubiera sido posible, aún anduviera yo buscando editorial porque como bien dices, Revueltas es un “territorio incómodo” en las letras mexicanas. Sin la paciencia de los 14 ensayistas tampoco hubiera sido posible, sólo agradecerles a todos el privilegio de que mi nombre aparezca en la portada, porque el trabajo fue parejo entre todos los que colaboramos para que este volumen fuera posible, tanto editores como investigadores.
*FOTO: El escritor José Revueltas fichado durante una de sus múltiples detenciones/AGN.
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