Sotto voce: el primer concierto del año
Dirigida por Gustavo Rivero Weber, la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata inauguró su primera temporada 2023 con un prodigioso repertorio
POR LÁZARO AZAR
Aunque ya pasaron las cabañuelas al derecho y al revés, como todavía no concluye el mes de enero considero que aún estoy a tiempo para desearles un feliz año, pleno de buena música y, por ello, hoy voy a comentarles el primer concierto al que asistí en este incipiente 2023.
En mis planes estaba asistir al primer concierto sinfónico que se realizaría este año en la Ciudad de México, la apertura de temporada de la OFUNAM, que ofrecía como gran atractivo la presencia de Shlomo Mintz, quien, tras una fulgurante carrera como joven prodigio del violín, optó por ensanchar sus horizontes musicales y, actualmente, también se desempeña como violista, director de orquesta y pedagogo, funciones que han mermado la fama y destreza técnica que alguna vez tuviera. Reseñas recientes dejan entrever que ampliar su campo de acción le cobró factura: al dedicarle menos tiempo a su instrumento original, la infalibilidad mecánica que lo encumbró durante su juventud ha menguado; ya ven que “el que mucho abarca, poco aprieta”. Por ello, que regresara a México tocando el Concierto de Beethoven parecía una elección inteligente: es una obra que más que pirotecnia, demanda madurez y musicalidad.
Lamentablemente, Cronos no perdona, y tras un largo y maravilloso viaje de fin de año, el agotamiento mermó mis defensas y, al regresar a casa, caí en cama con un resfrío que valió por todo lo que no me enfermé durante la pandemia y, lo que más me pesó, fue no poder asistir a escuchar al Maestro Mintz. Afortunadamente, a la semana siguiente pude llegar a la Neza para oír a otra gran violinista, Erika Dobosiewicz, quien este domingo 22 fungió como solista del Concierto Op. 26 de Bruch con la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata (OJUEM) que dirige Gustavo Rivero Weber.
El programa inició con la obertura Karelia, de Sibelius, tras la cual vino el momento más esperado por los melómanos en la sala: volver a escuchar a la muy querida Maestra Dobosiewicz, quien ha regresado a los escenarios en óptimo nivel tras un grave impasse de salud. Musicalmente, su interpretación fue impecable y el acompañamiento que le brindó la OJUEM fue cuidadoso y equilibrado. Tanto, como los contrastes logrados por la solista entre la pasión que desplegó desde el preludio del Allegro moderato, con las conmovedoras frases del Adagio y el electrizante virtuosismo que vertió al movimiento final. La ovación no pudo ser más nutrida, sin embargo, tras salir en tres ocasiones a agradecer los aplausos, nos dejó con ganas de escucharle un encore. Esperemos que cuando repita esta obra con la Filarmónica de la Ciudad de México los próximos 11 y 12 de marzo –entonces, bajo la dirección de Scott Yoo-, no se haga tanto de rogar.
Tras el intermedio fue un privilegio escuchar una de esas perlas del repertorio sinfónico mexicano que permanecen injustamente olvidadas, la Segunda Sinfonía de Alfonso de Elías. Gracias al empeño del Maestro Rivero Weber, quien ha tomado su exhumación como un apostolado, hemos podido conocer a través de la OJUEM la Tercera Sinfonía, el Concertino para violín y orquesta, las Piezas para orquesta de cuerdas, las suites orquestales El jardín encantado y Tlalmanalco y el poema sinfónico Cacahuamilpa de este compositor cuyo lenguaje posromántico fue considerado “demodé” en su tiempo, sin reparar en la belleza de su discurso.
Esta Segunda Sinfonía consta de tres movimientos, de los cuales los dos primeros (Allegro y Adagietto) son muy superiores en riqueza temática al Allegro con spirito conclusivo, que es un rondó mucho menos inspirado y, me atrevería a decir, bastante ramploncito. Qué bueno sería que, tras la exitosa grabación que realizaron esta orquesta y su titular para el sello Naxos, y considerando que el Maestro Rivero Weber tiene contemplado programar este año la Primera Sinfonía y la Leyenda mística del callejón del Ave María para coro y orquesta, su próxima adición al mercado discográfico esté dedicado a este autor, cuyas decantadas orquestaciones son una cátedra para sus colegas actuales.
Esto último puedo afirmarlo tras chutarme cerca de una docena de estrenos mundiales, nacionales y reestrenos de música mexicana durante la temporada pasada de la OSEM que, en su mayoría, parecían competir por cual era más feo o elemental que el otro. Recuerdo particularmente el programa del 23 de septiembre, conformado íntegramente con compositores nacionales, tres vivos en la primera parte y, en la segunda, la versión larga de Redes, de Revueltas. Bastó escuchar su primer compás para que aquello fuera la mayor bofetada para los autores que le precedieron esa noche, y eso que un par de ellos son relativamente conocidos en los inhóspitos parajes de la vanguardia. Bueno, “conocidos de nombre” al menos, porque ¡dudo que haya quien pueda tararear alguna de sus piezas!
Volviendo al programa inaugural de la Primera Temporada de la OJUEM, tal vez por ello Rivero Weber decidió coronarlo con el popularísimo Huapango de Moncayo, prodigio de orquestación y crisol de entrañables melodías que, por algo, ha sido considerado nuestro segundo himno nacional. El júbilo de la concurrencia no pudo ser mayor y quedamos convidados para volver el 5 de febrero a la próxima presentación de esta agrupación estudiantil que, no me cansaré de repetirlo, suena mejor que muchas profesionales.
Finalmente, y a diferencia de la tibieza por la que en estos días se le reprocha al Doctor Graue, debo felicitar al departamento de Música de la UNAM el haber hecho suyo aquello de que “quien pega primero, pega dos veces”: fue el primero en iniciar actividades y se ha esmerado con su programación. Dentro de las once fechas que conforman esta temporada de la OFUNAM, tendremos oportunidad de escuchar cuatro programas dirigidos por Sylvain Gasançon, su nuevo titular, quien ha invitado a colegas suyos que será grato volver a ver en el podio universitario, como Diemecke y Macías, así como a solistas del calibre de Jorge Federico Osorio, la extraordinaria dupla que conforman Pierre-Laurent Aimard y Tamara Stefanovich y el debut en México de Judith Jáuregui.
La Filarmónica de la Ciudad de México y hasta el Festival PAAX GNP –que tendrá lugar hasta junio- ya también hicieron pública su programación, ¿será que en algún momento haga lo propio la Chafónica? Por lo pronto, nos vemos en la Neza.
FOTO: Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata/ UNAM Global
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