Sotto voce: ¡Mucho más que una feria!
Destacaron las personalidades literarias en la FIL Monterrey así como el pabellón del estado invitado, Coahuila, que llevó una generosa oferta cultural
POR LÁZARO AZAR
Más que la pandemia, el desprecio de este gobierno ha lacerado cuanto le huela a Cultura. Su desdén ha sido determinante para prolongar el letargo que vive dicho ámbito, y eso, por no hablar de cuán cuestionable es aquello que dicen apoyar: las noticias consignan “misteriosos contratos” que ha dado el Cenart, recién comenté el descuido en que se encuentra el INBAL y esta semana fue penoso leer la carta abierta denunciando el mal trato que recibió la prensa que cubrió un Cervantino que por cumplir 50 años debió ser memorable, pero que, dada su programación reiterativa, mediocre y complaciente, pareciera fue intencional para que nadie consigne su desorganización y falta de rumbo.
Por ello, aplaudo los esfuerzos por mantener la oferta cultural a flote, y es aquí donde las instituciones educativas han entrado al quite, ya sea públicas como la UNAM y la Universidad de Guadalajara, o privadas como el Tecnológico de Monterrey, que del 8 al 16 de este mes relanzó a lo grande su Feria Internacional del Libro (FIL). Por primera vez, aquella feria que inició ofreciendo unos cuantos libros sobre unas mesas en el estacionamiento universitario, atrajo el apoyo de las autoridades estatales y municipales quienes, al ver la magnitud del evento, se comprometieron durante la ceremonia inaugural a ser “más ambiciosos para la próxima edición y meterle más lana para tener más espacio en Cintermex, más editoriales, más autores y más grandotes”, hasta lograr que sea la feria más importante de América latina. Ojalá… por lo pronto, ya se vislumbra como el evento cultural más importante del norte de México.
Y digo ojalá, porque espacios como este no pueden ser más motivadores. Desde la primera presentación a la que asistí, del libro Jaque Mate al crimen organizado, de Rubén Moreira y Rubén Aguilar, más que el planteamiento de cómo se logró bajar la incidencia delictiva en Coahuila, me llenó de esperanza escuchar la ovación y los bravos propinados a Aguilar cuando, al terminar el evento, retomó la palabra y dijo: “A título personal, debo pedirles que, ante los vínculos entre el gobierno y el narco, no le demos ningún voto a Morena”.
Dos horas después, quien se llevó los aplausos fue Ángeles Mastretta durante la primera entrega del ciclo dedicado a homenajear a Héctor Aguilar Camín desde sus diferentes facetas; fuera de lo previsto, subió al estrado para contar cómo fueron ascendiendo “de los hoteles de 100 pesos hasta los de 400 cada vez que se veían para coger” y cómo, tras dos hijos y varias décadas juntos, acabaron casándose un 31 de diciembre en Chetumal. Oírla, con tanta frescura y desparpajo, fue una delicia.
Aunque, para delicias, las que ofreció el pabellón de Coahuila, el estado invitado: no hubo un niño que no se retratara con el gigantesco dinosaurio que presidía su área de exposición, ni adulto que no diera fe de los vinos que llevaron para degustar; eso sí, la generosidad coahuilense alcanzó su cénit con la presentación que ofreció la Orquesta Filarmónica del Desierto (OFD) en el Teatro de la Ciudad el martes 11, cuando, haciendo gala de versatilidad, acompañaron en la primera parte a las voces que conforman la Compañía de Ópera de Saltillo que dirige Alejandro Reyes-Valdés y que, más que “compañía de ópera”, es un taller. Tras el intermedio, su titular, Natanael Espinoza, tomó la batuta para mostrarnos el nivel de excelencia al que ha llevado a la OFD a escasos siete años de fundada; para ello, abordaron una de las obras más ambiciosas del repertorio: la orquestación realizada por Ravel de los Cuadros de una exposición de Mussorgski.
Que me refiera a esta orquesta como “versátil” no se limita al brillante desempeño con que transitaron musicalmente de acompañantes a protagonistas esta noche, o a que, así como la hemos escuchado enmarcar a Plácido Domingo, días después lo hagan con Mijares. En lo administrativo, su versatilidad es también admirable y no está lejano el día en que veamos generalizarse el modelo que ha logrado implementar el Maestro Espinoza para financiarla: a la nómina de la plantilla base a cargo del gobierno del estado, ha sumado numerosas alianzas y patrocinios que les permiten tener una operatividad envidiable, reflejada en un mayor número de conciertos por temporada y en la calidad de los solistas invitados. Una vez más, el norte vuelve a marcar la pauta con la OFD.
Ahora que, hablando de invitados, las presencias capitales durante los días que pude estar en Monterrey fueron Ida Vitale, quien a sus 99 años tiene un ímpetu que vaya que le hace honor a su apellido —aunque se quejara de sus limitaciones auditivas, fue un gozo verla disfrutar el concierto; bueno, de la segunda parte, porque “la ópera no es lo mío”, me confió— y Cayetana Álvarez de Toledo, autora de Políticamente indeseable, texto fundamental para estos tiempos, en que el populismo pretende adjudicarse una superioridad moral que está muy lejos de merecer.
Más discreto, por ahí andaba también Raúl Padilla, el gran artífice de la FIL de Guadalajara, quien reconoció que el gran acierto de los regios al “fichar” a Consuelo Sáizar, pues su amplitud de miras, capacidad de organización, poder de convocatoria e intachable respeto internacional logró, en un tiempo récord, colocar a Monterrey en el mapa editorial. Modesta, Sáizar admitía durante la cena de bienvenida que brindó Luis Donaldo Colosio: “Ésta no es todavía la feria que tengo en mente, esa denme un par de años para lograrla.”
Quienes la conocemos, no dudamos de su capacidad y audacia al idear mucho más que una feria. Apostó por un espacio donde la reflexión y el diálogo cobijaran la originalidad intelectual, densidad académica y pertinencia comercial en torno a tres ejes transversales: la subversión de las mujeres, los Diálogos del Norte y la cultura del árbol; se aventuró con un ejercicio policéntrico y profundamente innovador con el uso de hologramas como el empleado para la conferencia de Isabel Allende, y se propuso estar a la altura de la grandeza de Nuevo León, “…bajo el cielo infinito de Alfonso Reyes y el horizonte ilimitado de los sueños grandes de Don Eugenio Garza Sada, en Monterrey, estamos construyendo una ciudad literaria”.
Y como seré campechano y muchas veces estridente, pero no me parezco a Layda, no puedo concluir sin reconocer que coincido con lo que una académica de muy alto calibre dijo de Consuelo, pero que la discreción me impide revelar quién fue, por haberlo escuchado accidentalmente: ¡qué manera de reinventarse!
FOTO: Presentación de la Orquesta Filarmónica del Desierto junto con la Compañía de Ópera de Saltillo/ Facebook Orquesta Filarmónica del Desierto
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