Ted Chiang, el último guardián de la ciencia ficción

Mar 27 • destacamos, Lecturas, Miradas, principales • 4552 Views • No hay comentarios en Ted Chiang, el último guardián de la ciencia ficción

/

El escritor neoyorkino se ha convertido en la voz más relevante dentro del panorama cienciaficcional gracias a su impecable manejo de las estructuras cuentísticas

/

POR RODRIGO MENDOZA
Era cuestión de tiempo para que el segundo libro del escurridizo Ted Chiang fuera traducido al español. Editorial Sexto Piso anunció con bombo y platillo la adición de Exhalación a su catálogo con una campaña publicitaria que incluyó preventas, conversatorios y un cintillo que no resistió la tentación de hacer alusión a la ahora película de culto La llegada —basada en “La historia de tu vida”, incluido en la primera colección de cuentos de Chiang—. Además, el bullet chocante que anunciaba la salida de Exhalación y que circuló en la página web de la casa editorial y sus redes sociales rezaba “Y tú que creías que no te gustaba la ciencia ficción…” subrayando así el triste lugar que ocupa la narrativa cienciaficcional en el imaginario del lector mexicano y, por qué no, en la industria editorial.

 

Pero lo cierto es que Exhalación tiene absolutamente todas las armas para defenderse por sí mismo. Y es que Ted Chiang es un cuentista nato, poseedor de una prosa limpia y vertiginosa que no se preocupa por encontrar resquicios poéticos en los cuales regodearse, como sí lo hacía magníficamente Ray Bradbury, otro enorme cuentista. La preocupación de Chiang, más bien, es maquinar historias complejas que exploren distintos niveles diegéticos mientras abordan temas espinosos como la teología, la arquitectura imposible, la física cuántica y la realidad virtual.

 

A pesar de que Chiang es un tipo que domina a la perfección las estructuras cuentísticas, no es un escritor prolífico. En tres décadas, menos de una veintena de cuentos han salido de su pluma y, aun así, le han bastado para ganar prácticamente todos los premios existentes para la narrativa de ciencia ficción. Y es que sus cuentos son minuciosos, enrevesados hasta lo exhaustivo y, no obstante, jamás pierden la claridad expositiva necesaria para comunicar las complejas ideas que los sustentan. Igual que sucede con Jorge Luis Borges, Chiang entiende cada cuento como un intrincado artefacto en el que se estimula la imaginación, se desentrañan las posibilidades de nuestra existencia y que ofrece al lector una experiencia laberíntica construida a partir de las ideas del juego y del enigma.

 

Exhalación consta de nueve cuentos escritos a lo largo de quince años, algunos muy cercanos a esa zona gris de la novela corta. El mejor ejemplo de ellos es “El ciclo de vida de los elementos de software”. Sus más de cien páginas analizan los posibles alcances de la realidad virtual dentro de nuestra vida social. Chiang nos muestra cómo sería una relación afectiva entre un humano y una IA y cómo ese vínculo podría oscilar entre lo amistoso, lo paternal y lo incestuoso. El lector se halla ante una densa y apasionante historia que aborda la pedagogía, la responsabilidad afectiva, la crianza y el desarrollo personal con una fluidez endemoniada.

 

Por otro lado, “El comerciante y la puerta del alquimista” tiene hermosas reminiscencias de Las mil y una noches gracias a su guiño a las historias dentro de otras historias y a esa mágica atmósfera que sólo Medio Oriente puede conjurar. Chiang utiliza ese gran tema de la ciencia ficción que es el viaje en el tiempo y lo hace con sabiduría porque no se concentra en las formas en que el curso de las cosas puede ser alterado, sino que pone especial atención en las bifurcaciones inevitables de nuestro destino y, por lo tanto, dialoga con la inevitabilidad de los acontecimientos que configuran nuestra existencia.

 

La maestría de “Ónfalo” hace pensar que el mundo de la narrativa cienciaficcional resguarda todas las inquietudes y las perplejidades del pensamiento humano. Chiang articula un diálogo crítico entre la devoción religiosa y el pensamiento científico a través de una historia de descubrimientos alucinantes y profanos que, por momentos, recuerda a esas atmósferas inimitables de Algernon Blackwood en donde los personajes se hallan atenazados por la incertidumbre y el terror de ver su pequeñez ante el gran esquema universal, ante entidades que van más allá de su comprensión.

 

Quizás sea “La verdad del hecho, la verdad del sentimiento” el cuento más desconcertante de todos. Sabemos bien que nuestra memoria almacena los hechos no como fueron, sino como queremos recordarlos. Chiang pone sobre la mesa una pregunta que hace que retiemblen los cimientos de nuestra conciencia: ¿qué sucedería si tuviéramos las herramientas para ver nuestra vida en retrospectiva tal como sucedió y no como la recordamos? Descubriríamos, probablemente, que la persona que creemos ser no tiene nada que ver con aquella que realmente somos y eso pondría nuestro mundo patas arriba, así como sucede con los perturbados personajes de esta historia.

 

“La ansiedad es el vértigo de la libertad” es la otra pieza extensa que cierra el libro. Chiang fija su atención en el tema del libre albedrío a partir de la mecánica cuántica y la multiplicidad de mundos que se derivan de cada una de nuestras posibles decisiones. Aquí, el escritor nacido en Nueva York muestra su enorme capacidad para transitar entre capas diegéticas y exponer complejas cuestiones teóricas dentro de una historia vertiginosa que se mueve en la ciencia ficción, desde luego, pero también dentro del terreno de lo policiaco y lo metafísico.

 

Así, Exhalación muestra que Ted Chiang es una voz relevante que incomoda, cuestiona, propone y reinventa desde formas cuentísticas diversas que resultan sutiles en su brevedad o que señalan la maestría de su autor en formatos más extensos. A estas alturas, su obra sobresale no solo en el panorama de la ciencia ficción, sino en la narrativa de nuestro siglo.

 

FOTO: Exhalación, Ted Chiang, México, Sexto Piso, 2020, 348 pp.

« »