La muerte del superhéroe
/
The Boys, la nueva serie de Amazon Primer cuestiona la supremacía estadounidense desde el universo de los superhéroes
/
POR RODRIGO MENDOZA
En los últimos dos años, el número de productos fílmicos basados en personajes de DC y Marvel roza un promedio anual de doce películas, sin contar las emisiones televisivas y el contenido en plataformas digitales. El mundo de los superhéroes ocupa un lugar preponderante en la industria del entretenimiento. Pero, más allá del incuestionable divertimiento que representan estas franquicias ¿hace cuánto que un producto de superhéroes en realidad nos ofreció algo nuevo? ¿qué tan crítico es el mundo de los superhéroes en relación con nuestra realidad?
La respuesta a esas preguntas la tiene The Boys, serie producida por Amazon Prime, basada en el cómic escrito por Garth Ennis e ilustrado por Darick Robertson. Su premisa se basa en la pregunta ¿qué pasaría si los superhéroes tuvieran realmente los defectos de cualquier ser humano? The Boys no percibe a los superhéroes como millonarios filántropos o alienígenas bondadosos y todopoderosos. Su mayor acierto es reconstruir el concepto cuasi mitológico del superhéroe para preguntarse qué pasaría si ellos fueran tan corruptos, egoístas y violentos como cualquier líder político promedio.
Esencialmente, The Boys presenta una visión alternativa de la Liga de la Justicia, llamado aquí The Seven, que propone un mundo en el que los “súpers” buscan afianzarse legalmente como componentes legítimos de las fuerzas armadas estadounidenses. El grupo The Seven representa, en sí mismo, una feroz crítica a la política intervencionista de Estados Unidos, que tanto ha modificado la historia del mundo en el último siglo. Este grupo superheroico es la encarnación de ese discurso imperialista y paternal en el que el mundo necesita a The Seven, necesita a Estados Unidos. Ellos están aquí para ayudarnos, lo queramos o no. The Seven es esa legitimización que Estados Unidos busca de la violencia, del uso de la fuerza militar para extender su propia noción de paz alrededor del mundo.
The Seven nos es presentado en todas sus dimensiones deplorables: Homelander es un depredador sexual egocéntrico y manipulador que es capaz de dejar estrellarse un avión lleno de pasajeros inocentes sólo para legitimar su propia supremacía. A-Train es adicto al Compuesto B, una droga que potencializa sus capacidades. Queen Maeve, sumida en su propio egoísmo y ahogada por el miedo, no es capaz de hacer frente a la misoginia de sus compañeros ni de frenar las políticas erráticas de Homelander, quien pretende devolverles la grandeza perdida a los estadounidenses. Su discurso mesiánico y confrontacional lo pone al mismo nivel del dirigente político actual de Norteamérica.
No podía faltar, además, la mirada corrosiva hacia la misoginia velada que el mundo de los superhéroes lleva consigo desde siempre y que ha permeado el mundo del cine y de la publicidad. El personaje de Starlight, la nueva recluta de The Seven, es la viva imagen de la feminidad devorada por la hipersexualización de los medios y la publicidad —su traje, le dicen los encargados de la publicidad de The Seven, tiene que dejar al descubierto las piernas y mostrar un pronunciado escote— y la desigualdad de género que esta sociedad ha solapado durante años. Así, cuando Starlight llega para unirse a The Seven, es acosada sexualmente por uno de sus compañeros sin que nadie, incluso Queen Maeve, la otra mujer del equipo, haga nada por defenderla. Incluso Maeve le dice que no debe dejar que nadie se entere que el abuso del que es víctima está afectando su imagen y su integridad. Sólo queda aceptarlo, normalizarlo. Sin duda ese es un mensaje equivocado y peligroso que The Boys lanza respecto al asunto del acoso y la desigualdad de género y se le puede reprochar, sin duda. Pero lo cierto es que deja ver un entresijo oscuro y muchas veces impune de las realidades corporativas alrededor del mundo.
El contrapunto de The Seven es, precisamente, The Boys, un grupo de civiles que ha sufrido a manos de las acciones de los súpers: Butcher ha perdido a su esposa, quien desapareció después de ser violada por Homelander; Hughie vio morir a su novia frente a él cuando A-Train la destrozó con su súper velocidad bajo el efecto de las drogas; Kimiko es una joven asiática que ha sido torturada y sometida a experimentos científicos solapados por The Seven. El resto del equipo, integrado por Mother´s Milk y Frenchie revelan la conciencia de una sociedad civil que está enterada del abuso que las esferas de poder ejercen sobre el resto de la sociedad y que ha decidido hacer algo al respecto.
Esta es la manera en la que The Boys revela un universo oscuro, corrupto e indiferente en el que aquellos que detentan el poder viven en la impunidad, bajo el amparo de las esferas políticas y las grandes corporaciones. Esta serie —que se ha convertido en una de las más exitosas de Amazon Prime— utiliza a los superhéroes para disfrazar su crítica al sistema expansionista norteamericano, a sus políticas militares, a su idea de supremacía y su paternalista forma de conducir la economía global. La desigualdad, el acoso y la misoginia complementan este mosaico que redefine el concepto del superhéroe y lo acerca a los difíciles tiempos políticos que corren.
Foto: Especial / The Boys está basada en el cómic homónimo de Garth Ennis, también autor de The Preacher.
« Camille Vidal-Naquet y la sexoinmersión irreversible Mextridente: figuración coreográfica de lo mexicano »