Tiempo y movimiento de la ciencia ficción mexicana
POR MAURICIO MATAMOROS DURÁN
Entrevista con Isaac Ezban
El estreno del filme mexicano El Incidente, finalmente este fin de semana y tras meses de espera durante su exitosa pasarela por festivales alrededor del mundo (cerca de 40 certámenes donde sumó más de 15 premios), podría significar un importante detonador en la insípida industria fílmica nacional, delimitada por dramas, melodramas y comedias.
A pesar de las restricciones de presupuesto y condiciones de producción de un filme independiente, El Incidente, ópera prima de Isaac Ezban, se aventura en terrenos prácticamente desconocidos para el cine nacional revelándose, probablemente, como el primer filme mexicano de ciencia ficción en más de 100 años de historia, que sobresale por su calidad, y no por la ausencia de ella y el inocente encanto que eso implica.
Compuesto por dos líneas narrativas, El Incidente juega con la esencia del cine: tiempo y movimiento. Un matrimonio intenta llegar a su destino en una carretera imposible, y un par de hermanos y un detective intentan avanzar en unas escaleras infinitas… el recorrido en loop, permite que el “metraje” de Möbius que compone este filme opine sobre temas trascendentes como la memoria y el paso del tiempo, en un filme que su autor ha descrito como ‘ciencia ficción psicológica’.
Al respecto, Ezban comenta en la siguiente entrevista: “No es un tipo de ciencia ficción que esté pasando en otro mundo, sino que sucede en el nuestro. Es un tipo de cine que utiliza los elementos paranormales o de este género para hablar de historias muy humanas. Suena contradictorio, pero eso es lo que me interesa. La gente está acostumbrada a ver este tipo de cine con grandes explosiones y naves espaciales, eso a mí también me gusta, pero lo que quiero desarrollar es más una metáfora de lo que vivimos y padecemos en nuestra vida diaria”.
¿Cuánto tiempo se llevó la concreción de la película? ¿Desde un principio se consideró que este fuera tu primer filme?
Para mi primer largometraje tenía otros guiones –de hecho, tenía uno que se llama El dentista, de terror y muy ambicioso para una ópera prima; luego escribí otro que se llama 97, luego Los Parecidos que es mi segundo largometraje que ahora preparo– y ya luego llegó El Incidente, al final. Y fue el proyecto que finalmente decidí hacer, porque en apariencia era sencillo, correcto para una ópera prima. Pero conforme avanzamos en su realización resultó ser muy ambicioso, y esto es algo que ya puede verse en el filme. Es ambicioso en historia, en casting, en locaciones, en todo.
El guión comencé a escribirlo en octubre de 2012, y comencé a filmarlo en octubre de 2013, lo cual me parece que es un periodo corto para cualquier película, sobre todo tratándose de una ópera prima. Luego en mayo de 2014 ya la estábamos estrenando en Cannes, y poco después de Fantastic Fest y en Sitges, que son de los festivales más importantes de género.
En el cine contemporáneo de ciencia ficción una preocupación actual y constante son los conflictos espacio-tiempo, las realidades alternas, ¿por qué crees que sea esto?
Bueno, creo que nos gusta pensar en otras posibilidades, porque nuestra realidad es aburrida. De tal manera, que nos gusta pensar en cómo sería nuestra vida en otras circunstancias. Y esa pregunta creo que es la que me mantiene despierto por las noches. Hay una frase que me gusta mucho, que dice que las grandes películas hablan de las grandes preguntas. Y yo quiero hacer películas sobre las grandes peguntas. Y, a mí me parece, que en El Incidente se habla de grandes preguntas.
¿Qué es lo que te lleva a decidir a hacer cine de ciencia ficción? ¿Cuáles fueron las razones, tus influencias?
Pues mira la Dimensión Desconocida fue una de mis grandes influencias, veía un capítulo cada noche. Y luego la lectura de las obra de autores como Phillip K. Dick, Ray Bradbury y H.G. Wells me marcaron fuertemente. Y ya recientemente, desde series como Lost hasta filmes como Inception (Christopher Nolan, 2010), Holy Motors (Léos Carax, 2012) y Los Cronocrímenes (Nacho Vigalondo, 2007).
En México, hemos tenido cine de ciencia ficción que va desde La nave de los Monstruos hasta Depositarios; pero no podemos decir que realmente haya una tradición. ¿Cuál crees que sea la razón?
Pues mira, en realidad no he visto mucho del cine de ciencia ficción mexicano. He visto los trabajos recientes, y me encanta un filme como Depositarios, de Rodrigo Ordóñez. Pero creo que hay dos problemas por los cuales no se hacen estos filmes en el país. Uno pertenece a la industria, porque se considera que este tipo de filmes son caros, y pues en un país en el que no hay una industria muy desarrollada se prefiere invertir en otros géneros, como el drama o la comedia. Y por el otro lado, encontramos que también hay un problema de público, pues la mayoría de la gente considera que un filme de ciencia ficción sólo puede ser con naves espaciales y grandes presupuestos, y entonces no se animan a ver filmes como El Incidente, en el que no hay grandes estrellas o grandes efectos especiales, pero sí hay buenos actores y buena historia. Pero por eso mismo yo apuesto por un tipo de de cine más psicológico, donde la ciencia ficción es un reflejo de diversos temas humanos.
¿Crees que este tipo de cine le hace falta a la industria mexicana?
Sin duda, le hace mucha falta. Porque se ha hecho poca ciencia ficción en el país, y prácticamente no se ha hecho de tipo psicológico. Entonces, creo que esto puede ser como una bocanada de aire fresco para un público que tal vez encuentre algo original en el filme, aunque tampoco quiero decir que yo haya encontrado el hilo negro.
El Incidente se exhibe desde el jueves pasado en varias salas comerciales del país, y el siguiente filme de Isaac Ezban, Los Parecidos, continúa en el terreno de la ciencia ficción y el suspenso, se filmó con apoyo del IMCINE y el FIDECINE, y su estreno se realizará en octubre, durante los certámenes Fantastic Fest y Sitges Film Festival.
*FOTO: La cinta, recién estrenada en el circuito comercial, cuenta con las actuaciones estelares de Raúl Méndez, Magda Brugengheim y Humberto Busto/Especial.
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