Tres discos para terminar el año
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El 2020 llega a su fin, un año sin precedentes donde el mundo de la música no se paralizó del todo. Esta es nuestra selección de los tres lanzamientos musicales más relevantes de la música de cámara
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POR IVÁN MARTÍNEZ
Twitter: @i_martz
Mirga dirige Britten
Como dije hace unas semanas al hablar del documental sobre ella que está disponible en la plataforma DG-premium (Going for the impossible, 2017), del sello Deutsche Grammophon, la trayectoria de la directora Mirga Grazynte-Tyla (1986) es todavía corta en terrenos discográficos, siendo por ahora digna de comentarse cada adición a su catálogo.
No sólo se trata de hablar de la directora de orquesta de quien más se habla hoy por sus cualidades musicales o los efectos artísticos que logra cuando se para en el podio, sino que en el apartado discográfico de su carrera, hablamos de una artista que en cada inciso deja una marca extra al elegir su repertorio (Weinberg, por ejemplo, en su aparición debutante) que indiscutiblemente la coloca como referencial. Un intérprete no es solamente cómo elige tocar cierta música, sino también qué elige hacer, ambas decisiones y cómo se defienden a través del sonido son parte del testamento artístico que se va labrando.
La novedad hacia este final de año no es una “total rareza” como lo es todavía para muchos el nombre de Mieczyslaw Weinberg, pues es cierto que Benjamin Britten es un compositor mucho más conocido, pero dentro de su literatura, la Sinfonia da Requiem no figura en “terreno seguro” como otras obras mejor establecidas (el Réquiem de Guerra, los interludios orquestales de Peter Grimes, su obra para orquesta de cuerdas o la Guía para jóvenes). Esta grabación, que sólo está disponible como álbum digital y sólo incluye esta obra (aunque aparece como parte de “The Britten Project” que irá nutriéndose a futuro), fue tomada de una ejecución en vivo con Mirga al frente de la orquesta de la que es titular, la Sinfónica de la Ciudad de Birmingham.
Se trata de una obra juvenil, de una etapa de desarrollo en la formación de Britten, aunque ya establecido en Nueva York (1939) y cuya génesis viene de una comisión del gobierno japonés, con muchos efectos llamando a ciertas influencias mahlerianas en mi opinión, llena de un poder ambiguo que, en manos de Mirga, exalta en su elasticidad emotiva.
Grieg: Sonatas para violín
Una de las producciones que más he disfrutado en este último tramo del 2020, ha sido el de la violinista Elena Urioste junto al pianista Tom Poster con las tres sonatas para violín y piano de Edvard Grieg: To the Spring (Orchid, 2020). Son también, al igual que la obra anteriormente mencionada, un apartado no tan conocido de su compositor; aunque él, como Britten, también el más conocido de su patria.
De Grieg suele decirse, simplonamente, que su oficio se desarrollaba mejor cuando no se trata de formas grandes, como la sonata o la sinfonía, sino que, más allá de su Concierto para piano, es en las miniaturas o en la música incidental donde mejor se le oye. Estas tres sonatas (y otras obras del apartado camerístico en las que vale la pena hurgar), a las que él mismo definía como tres de las obras más sólidas en su catálogo, son joyas escondidas en esa injusticia. Tres obras que, en sus propias palabras, definen las tres etapas de su carrera: “la primera, ingenua y rica en ideas; la segunda, nacionalista; y la tercera, con una perspectiva amplia”.
El disco también incluye dos miniaturas (en transcripciones de ambos artistas), pero es en las sonatas donde Urioste y Poster (y a pesar de mi opinión de que ella es de esas artistas a quien se les escucha mejor en vivo que en disco; y para prueba el reciente recital de hace unas semanas que todavía puede verse en la web del Wigmore Hall), cuando la delicadeza de su toque, la intensidad de su lectura y el lirismo justo de su musicalidad les brinda el mayor acto de justicia, como quizá no suceda en otro álbum donde se incluyan las tres sonatas juntas. El pianismo de Poster, el aura que construye, el centro que marca y la claridad de sus dedos, deja especialmente dudas a aquellos que menosprecian los logros camerísticos de su escritura, brindándoles redondez intensa.
Los Capuçon tocan Beethoven
Esta última entrega de recomendaciones discográficas en el año 2020 no podía quedarse en la insistencia de redescubrir obras como las sonatas de Grieg o la Sinfonia da Requiem de Britten, sino que, para variar, el tema tenía que cerrar con el festejado del año, Beethoven. Y esto gracias a uno de los proyectos más solventes de su homenaje universal, el de los hermanos Renaud y Gautier Capuçon junto al pianista Frank Braley: Piano Trios, Beethoven (Erato, 2020), en el que se ofrecen los dos incisos más “seguros” y constantes en cuestión de programación, pero también los más amplios y por ello, los más ambiciosos de entre sus tríos para violín, violonchelo y piano: el no. 5, no. 1 del op. 70, “Geister” (Fantasma), y el no. 7, op. 97, “Archiduque”.
Quizá sobren los comentarios de cajón sobre estas dos obras; o aquellos sobre la claridad o precisión de la ejecución de cada uno de los integrantes de este trío, pero no los de la sofisticada elegancia de su lectura en conjunto, no ensombrecida con la energía sonora firme y sólida, y bien balanceada con la coherencia orgánica de su conversación. A algunos críticos hará falta una suerte de fuerza y carácter, ahí donde a mí me ha parecido una de las versiones más elocuentes y congruentes de las que suelen escucharse.
FOTO: The Britten Project, Mirga Grazinyte-Tyla. Deutsche Grammophon, 2020./ To the spring, Elena Urioste y Tom Poster. Orchid Classics, 2020./ Especiales