Un callejón lleno de niebla
En Kim Ji-young, nacida en 1982, Cho Nam-joo narra las prácticas que normalizan la violencia contra las mujeres; obra que influyó para modificar leyes en Corea del sur
POR BENJAMÍN BARAJAS
El feminismo es un movimiento político, una doctrina social y una teoría filosófica que reivindica la igualdad de derechos y oportunidades entre los hombres y mujeres. El término se acuñó en Francia a finales del siglo XIX, aunque las manifestaciones contra la dominación patriarcal son más añejas.
Hiparquía, en la Grecia clásica, fue la primera filósofa que desafío el poder de los varones al incorporarse a la escuela de los cínicos y asumir su manera de vivir, pues, a pesar de su ascendencia noble, se vistió de andrajos, durmió e hizo el amor en la vía pública, a la manera de los perros, para combatir las costumbres antinaturales de la comunidad ateniense.
Asimismo, Sor Juana Inés de la Cruz, a partir de su Respuesta a sor Filotea, se convirtió en una referencia obligada en la defensa de los derechos de las jóvenes al estudio y a la libertad de opinión sobre los temas reservados a los hombres. La monja jerónima consideró que san Pablo, en la famosa frase Mulieres in ecclesia taceant, se refería a que las madres, para no interrumpir el sermón, debían callar a los niños llorones que cargaban, lo cual no suponía que fueran indignas de la exégesis bíblica.
El movimiento ilustrado del siglo XVIII pregonó las libertades del “hombre” y el “ciudadano” con una clara inclinación masculina avalada por pensadores insignes como Rousseau y Kant, para quienes a la mujer le estaba reservada la esfera privada y la crianza de los hijos. Para remediar el problema, la escritora Olympe de Gouges propuso la Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana, pero terminó guillotinada en 1793.
Las etapas del pensamiento feminista se han dividido en tres olas. La primera se refiere a los actos de rebeldía suscitados en Inglaterra y Estados Unidos a comienzos del siglo XX; la segunda se ubica entre los años 40 y 50, y la tercera va de 1990 a nuestros días, con la suma de otras disidencias agrupadas en la comunidad LGBTIQ+.
Los derechos de las mujeres en el plano jurídico parecen inobjetables, pero el cambio de las mentalidades es otra cosa. Para que la sociedad altere sus reglas no escritas, que son todos aquellos usos y costumbres que subsisten por debajo de la punta del iceberg, deben sucederse al menos tres generaciones, o sea, tres periodos de 33 años cada uno, dicho esto, según la concepción egipcia del tiempo.
Ahora bien, cuando se piensa en la posición de las mujeres en los países árabes, africanos, islámicos o asiáticos, el escenario se vuelve más turbio, como se puede observar en la novela Kim Ji-young, nacida en 1982 (Alfaguara, 2019) de la surcoreana Cho Nam-joo, en cuyo texto se inscribe el conjunto de prácticas androcéntricas que normalizan la violencia contra las féminas, milenariamente subordinadas a los intereses del varón.
Esta obra se convirtió en un éxito de ventas y un manifiesto social que avivó las conciencias e influyó en algunas modificaciones a las leyes coreanas en la materia. Su peculiaridad radica en el juego entre ficción y realidad, a la manera Émile Zola y el naturalismo francés. La narradora cita informes y datos estadísticos para documentar la discriminación que padecen las jóvenes como Kim Ji-young.
Corea del Sur es uno los tigres de Asia, un país con un desarrollo tecnológico de vanguardia, pero fuertemente arraigado a la tradición de sus ancestros, por eso al final de la novela el lector pareciera caminar por un callejón lleno de niebla.
FOTO: Cho Nam-joo nació en Seúl en 1978. Ha publicado Cuando escuchas con atención (2011) y Para Comaneci (2016). /EFE
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